La otra cosa que me impactó del transporte público

Publicado por flag-es sofia s — hace 7 años

Blog: Emociones polacas
Etiquetas: flag-pl Blog Erasmus Varsovia, Varsovia, Polonia

¡Buenos días por la mañana temprano para tratarse de un domingo!

Siguiendo con el tema del transporte público voy a relataros otra cosa que sucede por Varsovia, Polonia.

Cuando llegué a Warszawa, la mentora que nos recogió a mi colega y a mí y que ya os mencioné en mi post anterior en el cual os cuento todas las virtudes del transporte público de Varsovia, también nos advirtió sobre el personal que viaja alcoholizado en transporte público, lo cual no es raro en el país de la cerveza y el vodka.

Nos dijo que a parte de ser algo frecuente hay una serie de "reglas" como no mirarlos demasiado para no hacerles sentir incomodos o no preguntarles cosas ni llamarles la atención.

La verdad es que gran parte de esa gente son personas que no quieren  malear ni molestar y en un sitio como Varsovia el disponer de un paseito en transporte público con el frío que hace sobre todo en invierno, se agradece seas quien seas.

A pesar de que no está permitido beber en metro, tram y buses y tampoco debes subirte sin pagar, muchas veces se hace una excepción o no "ven" que están en el bus, pero la verdad es que si la lían mucho, comienzan a decir cosas desagradables (supongo, porque no me entero si hablan polaco) a la gente, gritan o similares; el conductor para el vehículo y hecha a la persona que la está liando. Esto en 6 meses lo he visto sólo 2 ó 3 veces.

Lo que de verdad me pareció diferente y me lo sigue pareciendo todas las veces que me encuentro en una situación así (pese al riesgo de parecer una cabrona desalmada y sinvergüenza os seré sincera), es el olor. El mal olor que hay a veces alrededor de una persona es indescriptible, sobre todo porque es un olor que sólo he percibido aquí a pesar de no ser ninguna princesa (soy de Granada donde el bus se coge con 40° y comerse un alerón sudado durante 30 minutos es fácil, todos conocemos el difunto botellodromo de la misma ciudad donde el pestacillo a pipí era el sello de la casa y mil cosas más). A veces cuabdo entras al tranvía o bus ves gente extrañamente cubierta por su bufanda y suele ser por esto.

A pesar de todo yo nunca he tenido ningún tipo de problema, salvo que me han mandado callar en un bus nocturno mientras echaban una cabezada. 

Sin duda Varsovia nunca dejará de sorprenderte.


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