Cena de Pobres

Después del agotador paseo por todo Stare Miasto y de disfrutar de algún que otro espectáculo underground por allí con los autóctonos perroflautas polacos (que también los hay, no vayáis a pensar como dicen los estereotipos los polacos sólo son enormes moles de dos por dos rapadas y con mala leche). Algún espectáculo de perroflautas como el que ilustra el post también vimos en la Plaza del Castillo antes de llegar a la Sirena de Varsovia. Que si bailoteo para arriba y bailoteo para abajo.

La vuelta se hizo más rápida que la ida. Tal vez por la urgencia que llevábamos de encontrar un sitio donde comprar comida. Que finalmente sería la famosa rana. ¿Zapka? No lo recuerdo, pero si alguien se acuerda seguramente me lo podrá dejar en los comentarios.

Pero vamos que es el típico mercado pequeñajo, como un consum o un mercadona de segunda división, pequeñajo pero con un poquito de todo. Y claro, situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. Así que allí mismo compramos lo imprescindible para cenar casi veinte personas (o mejor dicho: casi veinte estudiantes Erasmus de viaje). A saber:

• Patatas fritas altas en grasas saturadas: llenan y engañan el estómago en pequeñas cantidades. Su efecto es mayor si lo mezclamos con una cena normal a modo de aperitivo. Más asequibles si además añadimos zumito de cebada en la mesa. Oséase, cerveza. 
• Ensalada: podemos comprarla ya preparada y cortar unas rodajas de tomas frescos o hacerla máselaborada y casera comprando por separado: lechuga, cebolla, tomate, maíz, atún, queso o lo que se le quiera añadir al gusto. Se corta todo en taquitos asequibles y se mezcla bien. Aderezar con aceite, sal y vinagre a placer. Se recomienda no echar más sal que aceite, ni más vinagre que sal. Aconsejable mayor nivel de aceite que de vinagre, también.
• Pan bimbo: nivel pro si además se hace tostado en plan rebanadas crujientes. Muy efectivo para comidas o cenas en las que participa un gran número de personas por la posibilidad de hacer divisiones cómodas y sin problema. Además pueden hacerse sándwiches a placer.
• Jamón de york o embutido: vamos, sustancia para los sándwiches de turno. Se dividen en platos de queso, jamón de york y lo que haya más por allí a buen precio, como salchichón o sucedáneos (salami para las más golosas). Y tenemos el conjunto low-cost perfecto para cenas multitudinarias.
• Cerveza: no pueden faltar buenas latas de Tyskie. A falta de Kasztelan, buenas son las Tyskies. Cervezas polacas de buen sabor, textura cremosa y solidez en la fermentación. Por decir algo.
• Papel de cocina: las servilletas son para los esnobs. En todo piso de estudiantes que se precie se come con un "cuadrito" del papel de cocina de toda la vida doblado por la mitad. Las servilletas de los pobres. Pero a largo plazo el papel de cocina será tu mejor amigo, ya lo verás. Yo siempre lo he dicho: ni los perros, ni los gatos ni los libros. El mejor amigo del hombre y de los estudiantes es el papel de cocina. ¿Que no?

Si juntamos todos los elementos de manera efectiva y damos a los comensales las indicaciones correctas, tendremos una velada magnífica.

Y tal que así fue que llenamos una de las habitaciones del Hostal, muy majos por cierto los de la recepción que no nos pusieron muchas pegas, salvo que bajáramos el volumen a partir de horas nocturnas. Pero vamos que estábamos ahí con el chiringuito montado en medio de la habitación de ocho camas. Para muestra un botón. Vamos que os dejo la instantánea para que veáis cómo nos apañamos al más puro estilo japonés (sentados en el suelo, vaya). 

Así que ahí nos pusimos ciegos a sándwiches y alguna que otra Tyskie calló también, of course. Y después de eso, ¿dónde? Pues al sitio que ya triunfó la noche anterior y que por qué no, podíamos repetir. Vámonos a Mirage a ver qué se cuece por allí. Esta vez tuvimos más suerte, había incluso una cantante allí en directo super folclórico todo. Ahí os la dejo en la imagen para que hagáis un ejercicio de imaginación y os pongáis en situación.

Y pese al aparente ambientazo que había en Mirage, de nuevo algunos fueron baja, consecuencia sin duda de la ingesta masiva de sándwiches, ensalada y patatas fritas de dudosa calidad para la salud interna del organismo.

"Pero que nos quiten lo bailao" decían otros, bailando alegremente. 

Y así pasamos la noche, entre humo, cantantes amateurs de una calidad aceptable (yendo ebrio) y luces de colores que animaben el suelo ese de un extraño material semiduro opaco pero de alguna forma translúcido. Mientras bailábamos me puse a pensar lo cool que sería que fuera cristal transparente, como hay en algunos museos. Y que debajo hubiera otra sala de baile, así los de abajo podrían mirar al techo y ver a los de arriba bailar. Más de uno acabaría con tortícolis severa intentando verle las virtudes a alguna moza polaca de estas frescas que incluso en octubre llevan minifaldas (y las hay, créanme). 

Pero salí de mi enmimismamiento cuando cesó el "miniconcierto" y el pésimo DJ empezóa destrozar temas de Nirvana, de los Red Hot Chili Peppers y de algunos otros cracks del rock. No todo podía ser tan bonito como las luces...

En fin, que el día siguiente había que dejar, supuestamente, el Hostel, así que preparativos nocturnos a la vuelta y planificación de la mañana siguiente (esta vez sin contar con nuestra genial "guía" polaca). 

Y casi que nos fue mejor. Pero eso ya es otra historia... hasta entonces

seguiremos informando,

Powodzenia!

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