Danza persa alrededor del árbol de Navidad

El primer reto que encontré al mudarme a Vancouver fue la danza persa. Cada vez que estaba en una fiesta, los persas me sacaban a bailar. ¿Cómo podía yo, una chica holandesa, hacer esos movimientos tan elegantes?

Vengo de los Países Bajos, el país de la sinceridad, pero también de la timidez. Mi abuelo siempre decía "compórtate normal y serás lo suficientemente rara" y parece que este era el lema de gran parte de la generación más mayor. El único momento en el que se soltaban un poco era dos veces al año en alguna fiesta de cumpleaños donde bailaban con sus zapatitos de madera.

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La mayoría dejaban de bailar justo después de su baile de bodas, para el que iban incluso a clases. Cuando los ves bailando en las discotecas, verás que no tienen nada de ritmo y que en cuanto oyen música, empiezan a bailar como robots agarrando muy bien sus cervezas. Básicamente hay dos tipos de movimientos: de arriba a abajo y paso a la derecha, paso a la izquierda.

Las chicas son incluso peores: intentan imitar los movimientos de culo de Nicki Minaj, pero como buenas holandesas están tan rígidas que terminan pareciendo trabajadoras sexuales confundidas. No es que a mí se me de muy bien, pero venga ya, eso no es bailar.

Imagínate lo sorprendida que me quedé al ver cómo bailaban mis amigos persas. En el momento en que empieza la música, gritan de alegría y corren a la pista con los brazos en el aire haciendo movimientos elegantes. Yo no había visto un baile tan increíble en mi vida.

Las navidades pasadas, vinieron a visitarnos los padres de mi novio. Después de la cena de Navidad, todos nos sentamos en el sofá. Hablamos un poco y empezamos a sentir el típico sueño que te da después de comer mucho. Me dio la sensación de que todos estaban aburridos y no entendía muy bien por qué. Mi novio Soroush también se dio cuenta y corrió hacia la televisión. Busco rápidamente un canal persa y puso canciones antiguas de danza persa. La habitación se llenó del ritmo y toda la familia empezó a saltar y a bailar alrededor del árbol de Navidad. Los hombros se movían, los culos hacían movimientos circulares y todos levantaban las manos con ímpetu. Mi padre empezó a hacer danza del vientre y todos bailamos alrededor de la mesa mientras el sonido persa llenaba mi sala de estar.

Como no podía ser de otra manera, yo me uní con el entusiasmo con el que hago todo pero que vergüenza cuando todos quieren que bailes algo que desconoces. Empecé a hacer unos movimientos de Nicki Minaj, pero todos se rieron como si estuviera vacilando.

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Entonces decidí dejar de mover la parte baja de mi cuerpo y centrarme en mis hombros. Pero, ¿por qué no se movían? Cuanto más intentaba mover los hombros, más me parecía a una lavadora centrifugando la ropa. Así que me centré en mis manos y mi familia empezó a aplaudir como si se tratara de un mono haciendo su truco más difícil. En realidad no me hacía ni con los movimientos más sencillos, así que empecé a saltar felizmente, a lo que mis padres, con mirada entrañable, llamaron "el baile holandés".

Todo esto era muy diferente de las fiestas de cumpleaños o reuniones familiares en Holanda. Los holandeses más mayores casi no bailan, a no ser que estén muy borrachos. Sin embargo, los persas bailan cada vez que están juntos. Ya sea en el jardín o en un avión, cuando suena la música, ellos empiezan a moverse.

Ahora ya estoy acostumbrada. Soy la "falsa persa" caucásica que intenta bailar con ellos. Mis amigos todavía me animan a que baile, así que supongo que o les gusta partirse el culo de mí o estoy mejorando mis movimientos. Sea como sea, la danza persa me hace feliz y me encanta que el baile esté tan presente en su cultura. Estas cosas deberían valorarse mucho más.

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