Valladolid y la niebla sin fin.
La primera ciudad que visité oficialmente desde que comencé a vivir en Salamanca fue Valladolid, alrededor de mediados de noviembre. La verdad es que a pesar de que es la capital de la comunidad de Castilla y León y tiene un centro comercial grande, nadie me dijo ninguna otra razón para visitar la ciudad. Al contrario, literalmente me aconsejaron no ir, porque supuestamente no había nada que pudiese interesarme (lo siento si me lee alguien de Valladolid). En realidad tuve la sensación de que hay algún tipo de competición no oficial entre los habitantes de estas dos ciudades. A pesar de todo esto, no quería escuchar a nadie, nadie podría haberme desmotivado. Ya era hora de que mi novio y yo dejásemos la casa un poco.
Las circunstancias
Planeamos la visita para un sábado pero en el último minuto cambiamos de opinión porque, al mirar por la ventana, nos dimos cuenta que el tiempo no era exactamente el mejor para una excursión de día completo -gris y con niebla. Desafortunadamente tampoco tuvimos suerte el día siguiente. Para ser más exactos, todo se puso peor fuera. Me sigue haciendo gracia como la gente en casa siempre me está tomando el pelo por estar en un país mediterráneo mientras ellos se congelan en Budapest. Para empezar, Salamanca se encuentra en el interior de la península y a 800 metros sobre el nivel de el mar, lo que no crea las condiciones propicias para que una ciudad se considere mediterránea; pero en esa mañana nublada, me llegué a olvidar por un segundo de que estaba en España. El tiempo me recordaba bastante más al de Escocia.
En Valladolid
Sin importar el tiempo, conducimos 120 kilómetros al noreste para terminar en un mundo salido de un libro de Agatha Christie. Para cuando llegamos, ya había oscurecido (sí, salimos "un poquito más tarde" de lo planeado). ¡Y todo era muy misterioso! Pero sorprendentemente, ¡nos encantó! Al final, la niebla le dio a la ciudad ese toque extra que necesitaba para ser increíble.
Dimos una agradable paseo entre los grandiosos monumentos, visitamos algunas de las panaderías y pastelerías más apetecibles y buscando un refugio de la helada paramos en una acogedora cafetería. Finalmente, no me gustaría omitir un detalle importante de nuestra visita: en conmemoración al ataque terrorista de París, hicimos un momento de silencio en el medio de la Plaza Mayor, que estaba decorada con los colores de la bandera francesa.
Ciertamente no puedo decir que llegásemos a conocer Valladolid muy bien, porque solo estuvimos 2-3 horas debido a las circunstancia, y también dudo que pudiese reconocer algunos de los lugares en los que estuvimos con un tiempo soleado, pero nunca nos arrepentiremos de dar una oportunidad a la ciudad - a pesar de las ideas preconcebidas que nuestros amigos tenían.
¡También probé mis primeras castañas asadas en Valladolid!;)
Así que para todos aquellos que estáis ahí pensando si visitar la ciudad, ¡simplemente hacedlo! ¡Ignorad a la gente que os diga algo diferente!
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- English: Valladolid and the endless fog
- Français: Valladolid et le brouillard incessant
- Polski: Valladolid i niekończąca się mgła
- Italiano: Valladolid e la nebbia infinita
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