Entrevista a Tomás Sánchez, embajador Erasmus de España en 2012

“Me ha cogido por sorpresa, y todavía no sé cómo tomármelo”. Esta es la respuesta de Tomás Sánchez cuando se le pregunta por su cargo como embajador Erasmus de España en 2012. “Cuando represente a España –dice- lo haré pensando que somos todos y no solo yo”. La humildad y modestia de Sánchez aparecen pronto: “Creo que hay mucha otra gente en España que tienen historias tan buenas o mejores que la mía y que simplemente no tuvieron la oportunidad de presentarse como candidatos”.

Ingeniero Superior Informático por la Universidad Politécnica de Valencia, cursó su último año de carrera en la Metropolia University of Applied Sciences de Espoo (Finlandia). Formación que continuó con un Doctorado en Informática, especialidad en sistemas empotrados y de tiempo real (Real-time and Embedded Systems) por el Korean Advanced Institute of Science and Technology (KAIST por sus siglas en inglés) en Corea del Sur.

Foto: Tomás Sánchez, embjador Erasmus, en la Muralla China. /T. SÁNCHEZ

“[En el] tercer año o así atendí una presentación de un alumno que había ido a Finlandia de Erasmus, y la verdad me inspiró bastante”. Su experiencia Erasmus llegó en cuarto curso, a mediados de 2002. “Casi parece que fue ayer... ”, recuerda.

“Creo que la gente en general piensa dos cosas cuando se plantean irse de Erasmus: o que se van de fiesta a pasárselo bien o lo ven como una oportunidad para aprender cosas nuevas y mejorar el currículo. Por supuesto no son dos cosas excluyentes”, explica Sánchez. A él la experiencia Erasmus, como a otros muchos, también le cambió la vida. “Permíteme que te siga contando lo que pasó en mi vida después de irme de Erasmus”.

“En Finlandia conocí, entre muchos otras nacionalidades, gente de Corea del Sur. Y también resulta que supe de una beca del gobierno de Corea para estudiar un curso de postgrado totalmente financiado. Por aquel entonces tenía asegurada una beca PROMOE para ir a cursar el proyecto final de carrera a Australia, pero lo del doctorado me llamó más y mandé una solicitud. Al año siguiente estaba empezando un doctorado en Corea”.

Pero su experiencia Erasmus no finalizó en Finlandia. En 2012 volverá a estrechar lazos con este conocido programa de intercambio. “Estaba en contacto con mi antigua escuela por motivos de trabajo. En una de mis visitas, me contaron brevemente el programa de embajador. Me dijeron que habían pensado en mi para la candidatura de la escuela. Acepté encantado y rellené una solicitud contando un poco mi historia. Después hubo una pre-selección a nivel de universidad y luego pasó a nivel nacional. Lo próximo que supe fue que me habían seleccionado como embajador para España”. Lo siguiente que hace Tomás Sánchez es lanzar una exclamación: ¡Imagínate mi sorpresa!

Todavía no tiene idea de qué hará durante su año como embajador. “Habrá algún evento a nivel Europeo al que tendré que atender”. Cuando se le pregunta por medidas que él pondría en materia educativa recuerda “la falta de estandarización de los programas educativos universitarios” en su etapa de estudiante. “Fuera de España todo el mundo hablaba de Bachelor, Masters y Ph. D independientes, pero aquí era ingeniería técnica, superior y doctorado, y se podían hacer cosas como empezar una ingeniería superior desde 0 y acabarla en 5 años. Pero todavía hay cosas muy raras: En Reino Unido se puede hacer un Bachelor de tres años y empezar un doctorado todo seguido; me costó 5 años de ingeniería superior y 4 años y medio de doctorado. Deberían homogeneizar todo bien”.

Su apuesta educativa recurre a dos palabras: Becas e investigación. Respecto al primer concepto hace hincapié en aquellas que “recompensen a los alumnos excepcionales y se aseguren que reciben todo el apoyo para crear riqueza educacional en Europa”.

En correspondencia con el segundo término, Sánchez cree necesario “promocionar la investigación como es debido, y evitar eso que se oye tanto ahora sobre las fugas de cerebros”. Sus palabras muestran cómo la Unión Europea está actuando erróneamente en esta cuestión. “Gasta una cantidad considerable de dinero en la investigación, como los programas marco, pero muchos investigadores pero muchos investigadores españoles ni si quieran tienen la oportunidad de encontrar puestos decentes de trabajo en los que puedan solicitar este dinero.

La solución pasa, según el embajador Erasmus, por que la UE, y sobre todo España, pongan en marcha “programas efectivos mediante los cuales se creen puestos de trabajo para investigadores, tanto en universidad como en empresas, para que después estos puedan optar a otras maneras de financiación que ya existen”.


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