Descubriendo Caracas desde la perspectiva universitaria, descubriéndome a mi

Toda mi vida, hasta los 16 años, había estado encerrada en una burbuja, viendo la vida de la misma manera, en una ciudad pequeña para mis sueños, al oriente del país. Siempre quise ver lo que no tenía enfrente de mí, siempre quise cruzar fronteras, para dejar huella y queriendo vivir cada experiencia, que la vida y que yo misma, me diera la oportunidad de experimentar. Por eso, cuando me gradué de Bachiller, di el pequeño gran paso que necesitaba, decidí estudiar en Caracas, ciudad capital de mi país, ciudad que ví más grande para mi siguiente paso, donde todo es posible, donde considero sólo el inicio de una nueva realidad.

Escojí la Universidad Santa María, porque, desde la primera vez que la visité, en unas vacaciones, pocos meses antes de graduarme, me asombró, lo que podía ser una universidad en Caracas, nada comparada con la sensación sin emoción y sin entusiasmo que me daba alguna otra universidad, de la ciudad de la que venía; sentí una conexión, no tenía motivos en ese entonces para escogerla, pero simplemente sabía que yo debía estudiar allí, por lo cual, investigué más a fondo lo que podía ofrecerme, como sus carreras y  programas de estudio. 

Luego de graduarme de la secundaria, meses después, estuve un tiempo de vacaciones en Caracas, donde, quise ir a visitar la universidad un día; día en el que, casualmente, estaban abiertas las inscripciones a nuevo ingreso; sin tanto que pensar, supe, que esa era la vista que quería ver día a día al llegar a la universidad. Sin más, me inscribí en Estudios Internacionales, carrera cuyo pensum de estudio me encantó.

Han pasado dos años después de ese día, y al subir todos los días las escaleras de la entrada, que van a la plaza central de la universidad, donde me encuentro con este cuadro, aunque este cansada, esa vista no ha dejado de darme paz y calma, me recuerda que fué la más loca, por ser apresurada, y primera decisión importante, que tomé por mí misma, y que fué la correcta.

Pude alegrarme de perderme en las calles de Caracas, disfrutaba caminar sin destino por la ciudad, sólo para conocer, sóla o con amigos. Se puede comer todos los días, en un lugar distinto, y hacer algo diferente y nuevo cada fin de semana o en tu tiempo libre, desde lo simple como, pasear en un centro comercial; como el subir la montaña para hacer ejercicio o acampar, subir en teleférico, patinar en hielo, jugar paintball, ir a alguna discoteca, o escaparte un fin de semana a la playa, no hay límites para las actividades que encontrarás, no te aburrirás, en esta ciudad universitaria, siempre encontrarás que hacer para divertirte y pasarla bien.

Caracas es la unión perfecta de la ciudad con la naturaleza, el clima es fresco, nunca es ni demasiado frío, ni demasiado caluroso. Los días de lluvia, puede ser abrumador, pero no por eso deja de ser sorprendente.

En la universidad me he dado el gusto de conocer a una gran cantidad de personas maravillosas, de diferentes personalidades, sueños, y diferentes puntos de vista, lo cual logró, que pudiese ver una idea en más de una perspectiva, pero todos, aún así, con el mismo propósito, pues, independientemente de su travesía, todos querían alcanzar sus sueños y metas, ser escuchados, dejar huella, y dejar en alto, el nombre de Venezuela.

La Universidad Santa María tiene lugares mágicos, cada uno diferente y especial, escondidos, que no son promocionados como deberían, que si tienes la oportunidad, no vayas a dejar pasar el conocerlos, pregunta por ellos.

La universidad, cuenta con línea de taxis y una línea de autobuses privados, que te llevan del campus, hasta la estación de metro más cercana de la ciudad, que queda a unos 15 minutos. Sin embargo, dentro de la universidad encontrarás servicios básicos que puedas llegar a necesitar, sin necesidad de salir del campus, como feria variada de comida, bancos, cyber, tiendas, y hasta te podrás encontrar con una agencia de viaje. Los servicios de emergencia y de seguridad (policía, bomberos, enfermería) funcionan bien, y hacen todo lo que está en sus manos, por los estudiantes de la universidad, como todos los que trabajan en ella.

Tampoco te aburrirás dentro de la universidad sólo viendo clases, también hay muchas actividades extracurriculares de las cuales puedes formar parte, independientemente del grado que curses, como el coro o algún deporte. También hay diferentes eventos dentro de la universidad, a los cuales puedes asistir, como obras, foros, expo-ferias, sólo debes estar pendiente de lo que tiene para ofrecerte.

Muchos creerán que dada la situación que atraviesa mi país, es difícil verla como la pongo en esta experiencia, y es verdad, no todos los días son perfectos, no soy extraña a todo lo que sucede; sin embargo, a pesar de todo, hay días que vale la pena compartir, porque no dejamos de soñar, ni de ver las cosas bonitas que tiene para ofrecernos.

En los últimos años, mi experiencia puede llegar a ser más que extensa, algo indescriptible y difícil de entender, ya que es ajena, pero, esforzándome, puedo llegar a resumir que, gracias a que me escuché a mi misma, pude ver otra realidad, totalmente diferente a la que estaba acostumbrada a ver; y que es sólo el primero de muchos lugares que tengo por conocer y enamorarme de ellos, como es el inicio de las nuevas experiencias que tengo en mente vivir.

Mudarme sola a una gran ciudad, abrumadora como es de increíble, que no conocía como yo creía, a 8 horas en autobús, lejos de mi familia, a los 17 años; es un cambio que, sumándole la transición, de la secundaria a la universidad, puede llegar a ser agobiante, si, pero fué el cambio, en forma de un fuerte golpe, que tanto necesitaba; para abrir mis ojos y darme cuenta aún más, de que hay mucho más que ver y conocer; que me hizo ver que, no estamos obligados a quedarnos donde llegamos en un principio, sino para ir a donde sintamos que nos llaman; y, que lo que más miedo da, es lo que más vale la pena hacer, porque, pude descubrir lo que la Universidad Santa María y Caracas tenían para mostrarme, y pude descubrirme a mi.