Requisitos previos: trámites y burocracia
Hace tiempo que decidí que quería vivir esta experiencia. Siempre he pensado que era una oportunidad que no podía rechazar y, como estudiante de idiomas, es la mejor opción para aprender a un ritmo acelerado, no solo la lengua en sí, sino también la cultura.
Es por eso que fui a una primera reunión informativa en la universidad, en la que nos explicaron cuáles eran los pasos que había que seguir, las condiciones, las posibilidades, etc. La verdad es que en ese momento solo sentía ilusión y no me hacía una idea del largo camino que me esperaba de firmas, plazos, decisiones y todo lujo de papeles y lecturas de documentos, para tratar de entender conceptos como "Learning Agreement" o "certificado digital", así como las funciones que estos cumplirían durante mi estancia.
Por supuesto, el primer requisito para obtener la beca era ser estudiante de la Universidad Pablo de Olavide durante el curso anterior 2014/15. En principio para solicitarla exigen haber superado 48 créditos de la titulación, pero de este requisito están exentos los estudiantes de Traducción e Interpretación, quienes teníamos una ventaja: no era necesario certificar ningún nivel, si bien las distintas universidades eran recomendadas en una tabla en función del curso académico del solicitante.
Otra ventaja de ser estudiante de esta carrera era que se podía pedir una beca erasmus para el segundo curso, presentando las calificaciones obtenidas en la Prueba de Acceso a la Universidad (selectividad). Catorce de los treinta compañeros de clase optaron por aprovechar esto, ya que la nota de corte de mi carrera es alta y la mayoría contaban con muy buenas calificaciones.
En uno de los primeros documentos que tuvimos que leer se repetía la palabra «responsabilidad» hasta el punto de sembrar el miedo entre todos los que nos habíamos decidido a vivir esta aventura. Responsables de procurarnos un «seguro a efectos de enfermedad, accidentes y repatriación»; responsables de nuestro alojamiento en la ciudad de destino; responsables de los cursos de idiomas, de los trámites de inscripción en la universidad de destino... Responsabilidad, eso es lo primero que un erasmus tiene que aprender si quiere vivir satisfactoriamente su experiencia.
La universidad colgó en su página web entonces un largo listado de universidades europeas, con la duración de las estancias, los niveles de idioma requeridos y los perfiles específicos.
Entonces, llegó el primer plazo de muchos: 19 de diciembre de 2014. En plena época de exámenes y trabajos, tuvimos que solicitar universidades, tuvimos que elegir un listado de destinos posibles para pasar un año, para estudiar un año... en otro idioma. Todo era caos al principio. Para empezar, había que decidirse por un país de habla inglesa o alemana (o, como hacían algunos, ir a otro país, como Polonia o República Checa, a conocer la cultura del lugar). Una vez decidido esto, el abanico de posibilidades disminuía, pero se me seguía antojando demasiado amplio.
Las prioridades variaban de un estudiante a otro: algunos se dejaban llevar por el prestigio de la universidad, otros por el nivel de vida y los precios y los últimos por la compañía de un amigo que vino de erasmus a Sevilla el año pasado. Teníamos un máximo de diez destinos para solicitar por orden de preferencia.
Sin embargo, Hildesheim fue una de las más solicitadas, por la amplia oferta de asignaturas de traducción. En muchas otras ciudades no existía una carrera de traducción e interpretación como tal, sino de lenguas modernas o algo similar.
El día 2 de marzo de 2015 recibimos la noticia: la resolución de la 1ª adjudicación de seleccionados ya estaba disponible. Fui a la biblioteca y al ver los resultados no pude hacer otra cosa que echarme a llorar, ya que no era mi primera opción, sino la segunda. Como yo, muchos compañeros sufrieron este primer golpe de realidad y poco a poco fuimos aceptando y viendo el lado positivo de la universidad que nos habían concedido al final. Yo me acostumbré rápido: miré imágenes, vídeos, investigué en la página web de la universidad más a fondo... Pensé que era demasiado moderna para mi gusto, pero que seguramente tendría sus ventajas por ese hecho.
El 25 de marzo todo fue oficial: ya éramos estudiantes erasmus de una universidad. Entonces subieron un documento que nos acompañó, nos acompaña y nos acompañará hasta el final de la experiencia. En él rezaba: «Instrucciones Erasmus 2015/16. Trámites a realizar-Documentación a presentar». Tras este título que anunciaba tiempo invertido en burocracia, aparecían un par de tablas.
En la primera, se leían los papeles y plazos que debía realizar en mi universidad de origen (ver foto adjunta con la tabla de "Con mi universidad de origen").
(Fuente: https://www.upo.es/aric/export/sites/rrii/estudiantes_upo/estancias_academicas/erasmus/convocatoria_2015-16/Instrucciones_Erasmus_seleccionados_15-16.pdf)
Lo primero fue crearme un certificado digital, para poder firmar lo necesario a través de Internet. Me parecía todo mágico al principio, muy moderno. Luego me daría cuenta de que en realidad sigo prefiriendo firmar con un bolígrafo sobre papel.
Tras esto, me dispuse a investigar la oferta académica de mi universidad de destino para configurar un primer acuerdo académico. Este nada se parece al que hoy sigo, pese a la larga tarea de intentar convalidar mis asignaturas. En este sentido me vi muy perdida, ya que no conocía a ningún erasmus que se hubiese ido a Hildesheim y que estudiase mi doble grado. Mi profesora me facilitó el correo de estudiantes de otros años y todo lo que me contaban por correo me parecía una aventura. Una vez decididas las materias, tuve que subir mi acuerdo académico a una plataforma: RAPMI (Reconocimiento Académico en Programas de Movilidad Internacional). Aquí tuvimos que introducir las asignaturas de nuestra universidad de origen y de la de destino, el número identificativo de cada una de ellas, y también hubimos de firmar el documento con nuestro certificado digital, así como habilitar la firma de nuestro tutor erasmus. Fue cuestión de una semana al menos entre una cosa y otra, pero por fin estaba mi acuerdo formalizado.
Realizar la matrícula en mi universidad (en julio, en lugar de en septiembre) no fue nada difícil, puesto que ya había resuelto cuáles tenía que elegir al haber firmado mi acuerdo académico. Poco a poco, durante el verano, fui recibiendo correos de la universidad, recordándome todos los documentos que debía entregar y tener preparados antes de irme a Alemania, como la Tarjeta Sanitaria Europea o el Seguro de accidentes y repatriación.
También hicimos una prueba en línea en la página de la OLS (Online Linguistic Support), en la que se nos dio un nivel determinado. Este no era decisivo en nada, simplemente orientativo y para controlar el avance del alumno en la lengua, puesto que al final del curso tendremos que volver a realizar esta misma prueba de nivel. Además, la página ofrecía la posibilidad de seguir un curso en línea con vocabulario, gramática y ejercicios para practicar tu idioma.
Una vez en Alemania, recibí la amarga noticia de que el día 15 de octubre acababa el plazo para subir nuestro acuerdo académico a la RAPMI, en caso de cambios. Las clases en la universidad de Hildesheim empezaron el día 12, solo tres días antes de que cerrase dicho plazo. Enviamos correos para que desde el Área de Relaciones Internacionales respondiesen a nuestro problema y nos dijeron que no podían hacer nada. Lo hicimos como pudimos y ya a principios de noviembre recibimos un correo desde dicha área diciendo que se nos abría un plazo extraordinario a los alumnos de Alemania.
Del contrato de aprovechamiento la verdad es que ni me acuerdo. No sé en qué momento lo firmé ni si lo hice.
Cuando termina el curso académico, hay que realizar un cuestionario que se recibe tras enviar el certificado de estancia. Esta encuesta la lleva a cabo la Unión Europea y es un poco larga. En ella simplemente se perguntan datos sobre tu estancia, para que evalúes tu experiencia.
Además, hay que realizar un reconocimiento de las asignaturas, presentando en la universidad de origen un certificado de calificaciones de las materias cursadas que se llama "Transcript of Records" (aunque este certificado puede que sea enviado por correo por parte de la universidad de Hildesheim a la Pablo de Olavide).
A través de la plataforma RAPMI, se suben estos datos y se lleva a cabo un informe de reconocimiento académico, de manera que en tu expediente ya aparecen tus notas atendiendo a la tabla de equivalencias de la Universidad Pablo de Olavide (ver foto adjunta).
(Fuente:https://www.upo.es/aric/export/sites/rrii/estudiantes_upo/estancias_academicas/TABLA_EQUIVALENCIAS_UPO.pdf)
Por último, hay que realizar otra prueba de nivel para constatar que nuestro año ha servido para aumentar nuestro conocimiento de la lengua en cuestión.
Además de todos estos asuntos con mi universidad, también hube de resolver otros con la Universidad de Hildesheim (ver foto adjunta con la tabla "Con mi universidad de destino").
(Fuente: https://www.upo.es/aric/export/sites/rrii/estudiantes_upo/estancias_academicas/erasmus/convocatoria_2015-16/Instrucciones_Erasmus_seleccionados_15-16.pdf)
El plazo para enviar la solicitud a la Universidad de Hildesheim para el semestre de invierno era el 1 de julio. Aquí vino la primera investigación: esa diferenciación entre semestre de invierno y de verano. En España simplemente tenemos primer y segundo semestre y ambos conforman un año o curso académico.
En cuanto al alojamiento, todo fueron dudas: ¿me voy de au pair o no podré compaginarlo con los estudios? ¿Piso o residencia? Me inscribí en varias páginas para recibir ofertas, visité foros en Internet, leí blogs de otros españoles que vivieron en Hildesheim anteriormente, consulté a compañeros de la universidad de cursos superiores... Toda comparación de precios y comodidad me pareció poca. Principalmente hay 3 residencias de estudiantes en Hildesheim: Hansering (que yo diría que es la que está más lejos, aunque se puede ir andando), Blauer Kamp (junto al lago, con unas vistas preciosas, bastante cerca del Bühler Campus, donde se dan las asignaturas de traducción) y la Katholische (a 5 minutos del campus principal y la biblioteca, pero a 20 del antes mencionado Bühler Campus). Tendréis acceso a transporte gratuito (pagando el llamado Semesterticket, que es una tasa de casi 300 € con la que se puede viajar por toda la región durante un semestre, así como pagar con esta tarjeta en el comedor o las fotocopias), por lo que no hay que preocuparse demasiado por las distancias (aunque durante mi año hubo muchas huelgas de transporte de incluso semanas). Los precios que yo sepa no varían demasiado. Yo pagaba 224€ al mes más los gastos de calefacción y agua que se pagaban cada 6 meses y que suelen rondar los 150€ (como mucho) en total. Sé de que gente que en mi residencia pagaba menos, pero la verdad es que no sé la razón. En otras residencias, mis compañeros pagaban alrededor de los 250€ más o menos.
Yo al final me decidí por la residencia católica (Katholische Wohnheim), la cual está asociada a otra residencia evangélica (Evangelische Wohnheim) y a una cafetería en la que se celebrarán muchos eventos que se llama "Kolja Café." A día de hoy sigo sin estar segura de si me la concedieron porque yo lo pedí en un correo a la universidad (en la solicitud podías pedir que te asignasen una residencia) o porque el destino y la casualidad quisieron que me tocase la que yo quería.
En cualquier caso, la recomiendo sin dudarlo. Aquí se comparte un pasillo con 5 personas (seríais 6 en total) al que se entra con una llave. En este pasillo se disponen las 6 habitaciones con sus respectivos 6 cuartos de baño. Al final del pasillo hay una cocina que se comparte. Eso es todo; el problema es que no existe ninguna sala común, solo tu habitación con baño para vivir y la cocina compartida para cocinar y comer. Normalmente intentan que haya solo un erasmus por pasillo, de forma que los otros 5 son alemanes. En esta residencia había pocos españoles en comparación con Blauer Kamp, por ejemplo, donde sí que había muchos. Dicen que la católica es más aburrida, así que si lo que buscas es irte de fiesta, mejor vete a Blauer o Hansering, pero si quieres aislarte más o vivir en un ambiente más alemán, te recomiendo la Katholische.
El 16 de julio recibí la confirmación de todos mis datos, la residencia y algunos folletos e información en línea, así como la posibilidad de inscribirme en un intensivo y de abrir una cuenta bancaria en Alemania. Cuantas más ofertas recibía, más dudas tenía. Yo mandé ambos documentos firmados y escaneados y no me arrepiento de ello. En cualquier caso, creo que es posible hacerlo una vez allí, así que no te preocupes si no lo hiciste a tiempo.
En cuanto a la matriculación, tuve que hablar con todos los profesores para que me inscribiesen en las distintas asignaturas, ya que, para cuando los alumnos alemanes se inscriben en sus asignaturas a través de una plataforma en línea (LSF), el estudiante erasmus aún no ha recibido usuario y contraseña para acceder a ella.
Rápidamente llevé mi certificado de llegada a la oficina internacional para que me lo firmasen y por fin conocí a las tres mujeres con las que ya me había intercambiado más de un correo, las cabezas de la International Office: Ulrike Bädecker-Zimmermann, a quien en mi primer correo, debido a su apellido, me dirigí como si de un hombre se tratase y ahora me avergüenzo profundamente de ello, Bettina Kroppach y Steffi Albrecht. Nos reunimos con ellas varias veces en esas dos semanas de introducción para los erasmus y, con paciencia, consiguieron que todos los estudiantes de intercambio tuviésemos los papeles en regla. En esas semanas de introducción, nos dieron varias charlas: una de bienvenida (en alemán e inglés), una sobre voluntariado o cómo involucrarse en la religión allí (por la simpática pastora Uta Giesel), una de seguridad vial (en la que a todos se nos cortó el cuerpo con vídeos de gente estrellándose... pero al menos nos dieron un llaverito con linterna :D), una sobre las ventajas de sacarse una cuenta alemana (vinieron los del banco Sparkasse, que es el banco que está dentro de la universidad y en todas partes en realidad, y el cual puedes ya solicitar por correo, como mencioné anteriormente), etc. Además, en la segunda semana, al mediodía, tenían lugar los cursos intensivos, los cuales recuerdo con cansancio.
Al finalizar la estancia hay que firmar otro certificado (el certificado de estancia) y llevarlo a la universidad de origen para poder cobrar la segunda parte de la beca. Aquí tuve problemas, porque tienes que ir el último día que estés allí, ya que no pueden firmarte con fecha del 16, por ejemplo, cuando has ido a la oficina el 14 (o cualquier otro día). La fecha de la firma tiene que ser rigurosa, aunque siempre puedes ir antes y perder esos días de cobro de la beca, si no tienes más remedio o no quieres arriesgarte al último momento.
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