La Universidad Pablo de Olavide: deporte, natación ventajas
Sigo hablando del tema de la natación, ya que da para más de un artículo y hay que dejar claro que no todo iba a ser malo con respecto a lo dicho en el anterior post. Por supuesto que las limitaciones te hacen replantearte el asunto sin vacilaciones; pero por ello hablaré de lo bueno que te ofrece esta piscina perdida en el recóndito barrio de Montequinto (para añadirle sal al asunto):
1º- No suele estar muy llena: y cuando digo soler, es porque hay días que maldices a todo lo que te rodea de lo ultramegahiperpetada que puede llegar a estar una piscina. Y no por el hecho en sí de número de personas total; sino que si llegas como siempre a la hora mítica de las 12.30, y te encuentras con que las dos últimas calles son dominadas por niños de los colegios que claramente hacen sus prácticas en la mítica semana al año para ello; y por otro lado te cogen hasta tres calles los ancianos a los que se les da clase de natación; pues apaga y vámonos; y te das cuenta de que las últimas tres opciones que te quedan todas tienen cuatro personas, pero con el hándicap en contra de que en todas ellas hay personas que podemos llamar “maderas”.
¿Qué son las personas “madera”?
Pues son aquellas que en vez de nadar, avanzan por la inercia del flote, al más puro estilo de una madera en el mar gracias a las mareas y corrientes. Estas personas irán con la cabeza siempre arriba, y encima que molestarán por el hecho de ir lentísimas; tendrás que tener hasta piedad por no mojarlas cada vez que pasas por su lado. Y desde aquí digo que no son pocas las veces que pasarás y repasarás a estas personas “madera”, que sigo sin entender por qué van para hacer lo que hacen; o mejor dicho desde una perspectiva más respetuosa, cómo no se ponen todos juntos en la primera calle que es la más ancha y permiten a los que vamos a nada, que nademos tranquilamente.
¿De cuántas personas hablo cuando digo que no está muy llena?
Pues hablo de que sin contar con esos días en los que muchas calles te la quitan las clases de ancianos o niños; lo normal es encontrarte alguna calle vacía para ti solo o como mucho con una persona; pero que habiendo solo una persona en multitud de calle, la cosa es tan simple como escoger la que más te convenga con “maderas” si eres una de ellas; o con nadadores consagrados si vas a la piscina a nadar y no pasearte.
Si eres de los que va con algún otro compañero, la consigna es muy clara y es que juntos tendréis un poder mucho mayor que separados; y puesto que la gente se suele parar más de la cuenta, aquí la estrategia cambia por completo, y os tendréis que ir con una de esas personas que suele pararse más tiempo que lo que gasta en nadar; y por ello al ver que venís juntos y que os vais a meter ambos en su calle; si esta persona es un poco racional, pues se cambiará a la calle de al lado para equilibrar las matemáticas que vosotros queriendo habéis trastocado. Todo sea por estar lo mejor posible en el rato en el que haces natación (que la verdad es que se prefiere mil veces antes a estar con más gente).
¿Qué pasa si te das cuenta de que estás solo y que habiendo muchas calles con dos personas, tienes papeletas de que se meta esa persona que caliente amenazadoramente en tu calle?
Pues que de nuevo la consigna es clara; y dejas de lado tu buen hacer en cuanto a técnica de nado y te vas al hecho más efectivo de echar agua a raudales, preferiblemente al estilo mariposa, con el que atrapando toda la calle, harás rápidamente cambiar de opinión al que calienta al otro lado, y en su lugar comenzará a andar lo más alejado posible de tu calle. Todo habrá funcionado y por si acaso, lo mejor es coger toda la calle nadando de espalda para ir observando a la víctima que no se lo replantea.
Continuará....
Vamos, vamos, vamos, vamos, vamos, vamoooss, vamooooooossssssssssssss gente seguimos aprendiendo, seguimos mejorando.
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