Un día normal en la uni de Estrasburgo

Mi día a día en Estrasburgo nunca comienza muy temprano, normalmente comienzo las clases a las diez, once, doce o incluso una de la tarde, aspecto positivo de que los estudiantes puedan crear sus propios horarios, de manera que las clases se adaptan a nosotros y no al revés, (aunque esto no siempre sea así)

Por la mañana

Nada más salir de la residencia lo primero que hago es pegarme una carrera hasta la parada del autobús, ya que siempre tengo la mala suerte de que siempre lo veo cuando justamente está a punto de pasar por la parada. Después de pegarme la carrera de mi vida, como cada mañana, tengo el tiempo suficiente de recuperar el aliento unos cinco o diez minutos que dura el recorrido  (ventajas de vivir un poco lejos, no todo iba a ser malo) hasta la Gare Centrale, donde cojo otro tranvía que me lleva hasta la universidad, 

Los martes comienzo las clases a las once de la mañana, y la primera clase que tengo se llama Civilisation espagnole de primer año de LEA (Langues étrangères appliquées). Se trata de una clase en español, con profesor español (o no), donde básicamente damos la historia y geografía de España, pero también algo de la latinoamericana. Es un poco un recordatorio de mis años de bachillerato. En principio, no debería ser una asignatura muy complicada, y no lo es, pero viene muy bien, si eres un ignorante que desconoce la historia española, como yo.

La clase es en anfiteatro y dura una hora, así que a las doce del mediodía ya estoy fuera y me dirijo al restaurante universitario para comer. Sí, a las doce aquí ya me entra hambre, estoy muy bien adaptada al horario francés de las comidas.

Normalmente los martes voy al restaurante de Esplanade, a comer en “Grillades” donde hay poulet rôti casi siempre. Es decir, pollo asado con patatas fritas. 

Después de comer

Como no vuelvo a tener clase hasta las tres de la tarde, en el tiempo que tengo libre después de comer, suelo bajar a la cafetería que queda justo debajo del restaurante, y aprovecho para avanzar las tareas que tengo atrasadas, o simplemente para relajarme y tomarme algo. En mi opinión, es la única cafetería de toda la universidad que merece la pena y en la que es agradable pasar el rato. Es bastante moderna, y tiene sillones y sofás, además de las sillas rígidas tan típicas de las universidades.

A las 15:00 empieza mi segunda clase del día que también dura una hora, y que también es en español: gramática española del segundo año de LEA. Aunque parezcan tonterías que un español debe saber ya, lo cierto es que siempre es interesante observar como se explica la lengua española a los extranjeros, y siempre se aprende algo nuevo, o al menos, algo que habías olvidado. En estos momentos, el profesor explica la sintaxis, más concretamente las oraciones subordinadas, coordinadas y yuxtapuestas. Esta clase también es un poco recordatorio de la sintaxis que se da en segundo de bachillerato en España. 

Justo al terminar la clase de español, tengo mi tercera y última clase del día, (esta vez sin descanso de por medio). La clase dura dos horas pero está dividida en dos tandas.

Se trata de alemán nivel A2 del CRAL (algo así como el servicio de idiomas). De 16:00 a 17:00 la clase es con una profesora dentro de un aula, y aprendemos vocabulario y estructuras básicas del tema que estemos dando en ese momento, por ejemplo, el tiempo meteorológico. Y después de 17:00 a 18:00 hay una hora de autonomía en los ordenadores donde tenemos varios ejercicios que hacer, donde también hay más documentos de refuerzo y además debemos hacer un pequeño examen cada semana que formará parte de la nota final. Los exámenes que se hacen en los ordenadores pueden ser de comprensión escrita o comprensión oral. Los otros aspectos del aprendizaje, es decir, producción escrita y producción oral, se evalúan de forma diferente durante el curso.  La producción escrita normalmente se evalúa con dos escritos que se hacen durante el curso sobre los dos temas que se dan en la evaluación, y la producción oral se evalúan tanto con exposiciones como con un pequeño examen oral (normalmente en parejas) al final del curso.

Lo bueno de la hora de autonomía, es que no hace falta que te quedes toda la hora. Es suficiente con que hagas el examen y firmes la hoja de presencia para dejar constancia de que has asistido. Sin embargo, todos los demás ejercicios y tareas que no hagas en esa hora, tendrás que comprometerte a hacerlos desde casa en otro momento.

Los martes son para mí uno de los días de la semana más fatigantes, aunque como habréis podido ver, tampoco es que estén muy cargados y las asignaturas son bastante relajadas. Sin embargo, es de los días que más tarde llego a casa, junto a los miércoles que termino a las siete de la tarde. 

En el camino de vuelta a casa, siempre aprovecho para ir al supermercado a comprar algo en caso de que lo necesite, y por fin llego a casa donde me relajo hasta la mañana siguiente.

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