Nuestro semestre en la UFV
Estaba pensando en dónde hacer mi intercambio de Erasmus, y tras meditarlo mucho, elegí pasar los cinco meses en la UFV, la Universidad Francisco de Vitoria, en un programa de farmacia. Como todas las universidades, esta también tiene sus ventajas y desventajas. Durante mi estancia allí, me gustó mucho la universidad, pero lo que realmente marcó mi Erasmus, fue el lugar, Madrid. En primer lugar, me gustaría presentaros algunos datos de la universidad.
Logotipo de la universidad:
Es una universidad católica privada, lo que significa que la gente que estudia allí, tiene que pagar muchísimo para acceder. En mi caso, como estudiante de la Universidad de Liubliana, no tenía que pagar por mi educación. Había también otros estudiantes Erasmus durante mi estancia, que eran ateos o de otra religión y eso no les hizo sentir incómodos, ya que las actividades relacionadas con la religión se realizaban principalmente durante las horas extraescolares.
Hay tres edificios principales en los que se imparten las clases: Edificio E, H y el central. Todo el campus es nuevo desde que lo construyeron hace 20 años y en sus alrededores se realizan muchas actividades deportivas y de otros tipos. Hay un comedor donde puedes comer, comprar un bocadillo o (como yo hice muchas veces porque me parecía un poco caro pagar 6 euros para comer) puedes traer la comida y calentarla en el microondas. También hay una residencia de estudiantes, la cual puede ser muy cara, y creo que no es la mejor opción porque está bastante lejos del centro, no hay nada más que la UFV por aquí y me pareció que no había nada que hacer por allí, hasta donde yo pude ver.
La universidad está ubicada en Pozuelo de Alarcón, una zona rica de la ciudad con muchas casas pequeñas construidas con un estilo similar. Está al suroeste del centro de la ciudad. Hay autobuses privados que van allí desde Moncloa y la Plaza de Castilla, que te llevarán allí en unos 20 minutos. El mejor sitio está arriba en el asiento delantero, ya que desde allí, podrás disfrutar de una agradable vista del exterior. Pero los autobuses privados tienen su propio horario y a lo mejor no se ajustan a tus necesidades, por lo que hay otra opción para llegar allí: coger el autobús público número 657 desde Moncloa, que te llevará por todos los alrededores de la zona y tardará unos 45 minutos en llegar a la universidad.
Campus:
Estar de Erasmus
Antes de que comenzaran nuestras clases, todos los estudiantes de intercambio tenían que asistir a una semana de orientación. No fue exactamente una semana, sino dos días. Primero, nos llevaron a la universidad, nos dieron una visita guiada por el campus y también nos ofrecieron comida gratis, una paella. Además, recibimos material escolar, como bolígrafos y libretas. Al día siguiente, cogimos el autobús público para llegar allí y después teníamos que apuntar nuestros horarios. Nos dieron los horarios de todo el curso y de todos los programas. Nosotros teníamos que buscar las asignaturas que habíamos elegido. La mayoría teníamos huecos libres entre las clases, pero era lógico, ya que no siempre estábamos en la misma clase.
Al final del primer semestre, teníamos una ceremonia de clausura en la que todos recibíamos los diplomas de asistencia. Además, nos hicieron una pequeña fiesta y nos sacaron una foto juntos. Creo que los estudiantes que venían como Erasmus, únicamente tenían la opción de quedarse un semestre. Más tarde, me enteré de que un grupo grande de alemanes tenía sus propias clases de inglés. Ya se conocían antes de venir y tenían que pagar los estudios. Y lo mismo pasaba con los estudiantes que venían de fuera de Europa, como México y Venezuela. En el caso de los estudiantes de Erasmus, no teníamos que pagar por nuestros estudios allí.
La universidad también tenía un programa llamado Buddy, por lo que todo aquel que quisiera tenía su propio buddy (estudiante de la UFV al que puedes acudir para resolver cualquier duda que tengas). La universidad nos asignó a nuestros buddies un poco tarde, porque las clases ya habían empezado, así que creo que sería más útil si nos asignaran a nuestros buddies antes de que llegáramos allí. Pero aún así, fue una buena idea y me asignaron a un gran compañero. Un sábado, fui a Aranjuez, una ciudad que queda cerca, con mi buddy y su amiga, y nos lo pasamos muy bien. Aparte de eso, había un grupo de Whatsapp, y a veces hacían encuentros a los que podíamos asistir. Una vez, hicimos un viaje a las montañas y otro día, cenamos hamburguesas en un restaurante australiano. Estas quedadas eran una buena oportunidad para hablar con otros estudiantes de intercambio y hacer nuevas amistades.
Además, podíamos optar por asistir a clases de español como lengua extranjera de forma gratuita en la universidad. Teníamos clases dos veces a la semana. Antes de empezar, hicimos una prueba de nivel donde podíamos evaluar nuestros conocimientos actuales de español: A1, A2, B1 o B2-C1. La prueba era solo para poder orientarnos, cada uno podía elegir las clases que quería. Yo obtuve el nivel B1 en el examen, pero preferí asistir al curso de B2-C1, porque las demás me coincidían con mis clases, así que era la única clase a la que podía asistir. Tuvimos que comprar un libro de ejercicios. El nivel de español de los demás era mejor que el mío, así que al principio tenía un poco de miedo de no poder aprobar el examen. Además, solamente podía ir a clases una vez a la semana.
El profesor de español era muy simpático con todos nosotros. El curso constaba de cuatro partes: redacción de textos sobre la cultura española (cualquier cosa que quisiéramos: corridas de toros, flamenco... ), redacción de un libro (podías elegir cual), una prueba sencilla (ejercicios, tiempos verbales) y una descripción oral de una imagen (teníamos que describir una imagen: lo que vemos, lo que pensamos que ha pasado/pasará, etc. ). Prepararme para ello me llevó más tiempo del que esperaba, pero fue una buena idea hacerlo, ya que pude leer la versión en español de Tom Sawyer y así mejorar mi español.
Teníamos que ocuparnos de todos los papeles y documentos necesarios en la oficina de International Student, donde los que trabajaban allí, fueron todos muy amables y estaban muy dispuestos a ayudar. La oficina abría algunas horas de lunes a jueves y además, también hablaban en inglés. Asimismo, tanto antes como después del intercambio, la comunicación fue buena, siempre respondían pronto y nos proporcionaban toda la información necesaria.
Programa de farmacia
Hay un nuevo programa de Farmacia. Se creó hace solo unos pocos años y únicamente tienen acuerdos de carácter bilateral firmados con nuestra uni: la Universidad de Liubliana, y dos más en Italia. Las clases se impartían en el edificio E, que es el primero que se ve desde el aparcamiento. Durante mi estancia allí, era la única estudiante de intercambio en este programa y en el edificio, así que al principio me sentía muy desorientada. Todas las clases del año se realizaron en la misma aula.
Hice mi Learning Agreement de tal manera que tenía dos clases con el segundo curso y una con el cuarto curso. Por eso, tenía algunas clases hasta las 2 de la tarde y otra después de las 4 de la tarde. A veces, tenía que esperar tres horas en la uni, ya que tardaba mucho en volver a mi casa, o incluso al centro de la ciudad. La asistencia a las clases era obligatoria en al menos un 80%. Estaba un poco asustada por los exámenes, pero me lo tomé muy en serio y empecé a estudiar lo más pronto posible para poder aprobarlos todos. Tenía las mismas exigencias que los demás estudiantes, entre ellas, escribir los exámenes en español.
Al principio, mis compañeros de clase me miraban como curiosos, pero también algo tímidos, por lo que nadie se acercaba a mí. Con el tiempo, se volvieron más simpáticos y me hacían preguntas sobre mi estadía allí. Fueron muy amables conmigo y siempre me ofrecían ayuda cuando la necesitaba, aunque ya tenían sus grupos formados y todo lo que los unía, por lo que no encajaba en ningún grupo. Venían de un lugar muy diferente al mío y yo solo podía establecer una comunicación básica en español, no podía seguir las conversaciones que ellos tenían a un ritmo rápido.
Y eso es lo que echaba en falta: que hubiese al menos otro estudiante Erasmus con el que me pudiese relacionar mejor que con ellos. Tenía 25 compañeros de clase en el segundo año y ocho en el cuarto. Hacían muchas preguntas a los profesores durante las clases, lo cual era un poco raro para mí, ya que venía de una clase con 150 estudiantes en la facultad de Farmacia; y no mostraban ningún interés en hacer preguntas.
Todas las prácticas de laboratorio que teníamos que hacer eran obligatorias. Se hacían en los laboratorios de la planta baja. Había un montón de prácticas, y al principio me costó un poco adaptarme a leer y escuchar todo en español, pero me acostumbré bastante rápido. Nos dieron unos cuadernos ya impresos para las prácticas, nos quitaron nuestras cosas y nos dieron una bata en el vestuario. Me gustaban los experimentos que hacíamos en los laboratorios, ya que eran muy diversos y muy bien explicados.
Equipo de laboratorio:
Galería de fotos
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- English: One semester on UFV
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