Descubriendo Alemania
Desde que empecé mi Erasmus en Saarbrücken no nos habíamos decidido a viajar a ninguna otra ciudad. Cuando por fin decidimos empezar a viajar fuimos a Trier.
Trier es una ciudad pequeña, realmente la vimos en menos de un día. A pesar de ello podría decir que es la segunda ciudad con mas monumentos por metro cuadrado, por detrás de Roma. A cada paso que dabas por la ciudad te encontrabas un monumento, las esquinas de las casas tenían adornos dignos de ver, la plaza principal era arte en estado puro.
Lo primero que vimos cuando llegamos fue la "Porta Nigra" ya que es lo que más cerca se encuentra de la estación de autobuses. Desde bien lejos podíamos verla. Justo al lado de este monumento se encuentra el centro de información por lo que cogimos unos mapas y empezamos nuestra extensa visita a Trier. Solamente pudimos ver los monumentos desde fuera ya que visitarlos por dentro era de pago, y visitar 10 monumentos y que en cada uno de ellos te estén cobrando creo que no se lleva bien con un bolsillo Erasmus.
Solamente teníamos que seguir andando aunque fuese sin rumbo y encontraríamos más monumentos: La Basílica de Constantino de Tréveris, la Catedral de San Pedro, la Iglesia de Nuestra Señora, y una infinidad de monumentos que te encontrabas solo paseando por la calle en las esquinas de las casas y en los numerosos arcos que había por la calle y por los que había que cruzar. También dimos un agradable paseo por un caminito que hay siguiendo el río y desde el cual hay unas vistas maravillosas de la otra orilla con unas casas preciosas y dignas de ver.
Una de las cosas que más llamó mi atención fue un inmenso jardín a las puertas de una lo que dedujimos que era el ayuntamiento de la ciudad. Estaba lleno de esculturas, de árboles,... Todo inducía a relajarse, es más, allí decidimos parar a coger fuerzas para continuar.
Otro de los monumentos que más llamó mi atención fue la Plaza del Mercado. Miraras donde miraras te encontrabas casas preciosas (una de las fotos es de una de estas casas) y monumentos por todos lados, ¡ era tan acogedora aquella plaza! Es más, cuando acabamos nuestra visita decidimos sentarnos un rato allí para descansar y poder despedirnos como se merece de esta magnífica ciudad.
Algo que me llamó demasiado la atención fue la gentileza de la gente de Trier. Estábamos perdidos, buscando uno de los puentes que cruzaba el río y al cual no sabíamos llegar. Una señora que iba en bicicleta y a quien no conocíamos de nada se paró solo para ayudarnos sin ni tan siquiera nosotros pedirle ayuda. Todos nos quedamos sorprendido porque esto en España no es lo normal...
Lo que ninguno sabíamos es que en esta ciudad se encuentra la casa en la que nació y vivió Karl Max, por lo que decidimos ir a visitarla. En la puerta (escrito en alemán, por supuesto) creímos leer que era gratis para estudiantes así que ilusionados decidimos entrar. Para nuestra sorpresa, cuando entramos nos querían cobrar entrada así que nos quedamos con las ganas.
No sabemos muy bien porqué,quizá era el aniversario de algún momento histórico en Trier, pero por todas las calles y los monumentos había banderolas y estandartes conmemorativos de un emperador romano del que ahora mismo no recuerdo el nombre.
En cuanto a lo económico, el billete de tren nos costó 11 euros por lo que fue barato y tardamos como dos horas. Con respecto a los souvenirs, solo compramos postales y la verdad que nos costaron como 40 céntimos en la oficina de turismo, aunque luego vi que en la plaza del mercado las había más baratas. Decidimos comer en un restaurante de Kebabs y comimos por unos 6 euros cada uno, por lo que un bolsillo erasmus se lo puede permitir (también había Mc Donalds, Subway...en la plaza del mercado pero nosotros decidimos comer algo diferente).
Totalmente recomendaría esta ciudad a cualquier persona que quiera visitarla. Aunque, si como nosotros no quieres entrar en los monumentos porque hay que pagar en cada uno de ellos, te recomiendo solo dedicarle un día a esta ciudad. Si empiezas bien temprano a patearte la ciudad, en un día puedes visitarla entera. Económicamente, si no vas a entrar en los monumentos, es relativamente barata. Nosotros en todo el día gastamos los 11 euros del tren, más los 6/7 de Kebab, más unos cuantos euros en las postales de recuerdo. Si hacemos cuentas el día nos salió por unos 20 euros, y decir eso en Alemania donde casi todo es caro es muy difícil. Si a todo esto le añadimos la gentileza de su gente, creo que hacen de Trier la ciudad perfecta.
Lás imágenes que adjunto son de La Porta Nigra, del jadín que tanto me llamó la atención, de una de las casas en la Plaza del Mercado y de las alcantarillas de Trier ya que me llamó la atención su decoración. Todas son originales.
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