Hace una semana viajé a Toulouse y, como es normal, no pude dejar de entrar al Capitolio.
El Capitolio se encuentra en la Plaza del Capitolio de Toulouse, una gran plaza rectangular que tiene al propio ayuntamiento rodeado de casas con soportales y restaurantes. Es una plaza muy viva, parecida a la Plaza Mayor de Madrid por la cantidad de locales y el ambiente (siempre hay gente).
Además, es curioso cómo el techo de los soportales se ha convertido en una galería de arte al aire librey hay unas pinturas modernas muy bonitas, por lo tanto, no os sorprendáis si veis a la gente mirando hacia arriba sin motivo aparente.
En mitad de la plaza hay una cruz occitana en el suelo (una especie de estrella) y en cada una de sus puntas está el signo de cada uno de los símbolos del zodiaco, también aparecen los puntos cardinales, las horas del día y los meses del año. Es bastante curioso de ver.
La fachada del edificio es muy bonita, es muy alargado (ocupa toda la plaza) y está todo hecho y decorado con ladrillo y piedra, algunas zonas están incluso a rayas de ambos materiales. Para poder hacerle una foto y que entre el edificio entero tendréis que ir hasta la otra punta y aún así será difícil. Además, si queréis que aparezca poca gente, lo mejor es ir muy pronto ya que es el centro del casco histórico y suele estar muy concurrido (cuando lo visité había incluso una manifestación).
Para entrar al edificio hay que hacerlo por la puerta principal, allí hay varios policías para controlar lo que llevas, están muy concienciados con el tema de la seguridad por el tema de los atentados. Pero después de pasar por el arco de seguridad, estarás ya dentro del edificio.
Lo primero que verás es un patio interior, el patio de Enrique IV, con muchas puertas alrededor, pero todas cerradas, no permiten el acceso más que a unas pocas salas, el resto son privadas. Es todo del siglo XVII, así que es bastante clásico, renacentista.
En el fondo hay una pequeña escultura policromada (en lo alto de la imagen) que representa al rey Enrique IV con una armadura. Me llamó la atención que hubiesen pintado su vestimenta, esto no es tan común en España, pero sí en Francia, ya que vi bastantes esculturas más pintadas de colores
Para poder entrar en el edificio hay que legar hasta el fondo del patio y a la izquierda se encuentra una entrada con unas escaleras enormes y unos techos muy altos. Cuando subes las escaleras te encuentras unos frescos preciosos por el techo y las paredes. Uno de ellos, a la izquierda de la puerta, me llamó la atención porque había una mujer que parecía estar observando los frescos del otro lado de la sala.
La primera sala a la que llegas en la primera planta, la sala Gervais (nombre del autor de las obras), está llena de espejos y pinturas, parece como si en ella hicieran conferencias y banquetes y para las visitas recogieran todo a un lado, al fondo de la sala. En su momento la sala se utilizaba (y se sigue utilizando esporádicamente) para celebrar bodas, es por eso por lo que todos los cuadros tienen temas amorosos.
Allí hay una persona de ayuda junto con una mesa llena de folletos en varios idiomas. Os recomiendo que cojáis uno, porque os explica bastante lo que estáis viendo.
La siguiente sala me llamó la atención por lo curiosa que era, es la sala Henri-Martin. Aquí los cuadros cambian de temática y muestran sobre todo la vida en el campo y en la ciudad, cada uno en un lado de la sala y ambos están inspirados en la ciudad de Toulouse. Pero lo más curioso es que los cuadros tienen pinceladas gruesas, prácticamente con la técnica del puntillismo. No estoy acostumbrada a ver este tipo de cuadros en edificios así, suelen ser todos mucho más clásicos y realistas y esta técnica aquí me impresionó.
Es una sala estrecha y alargada, no muy grande y que da a la sala principal, la más grande e impresionante de todas.
La última sala es la sala de los ilustres. Aquí destacan tanto las pinturas como la propia arquitectura, con un techo abovedado y unas columnas de mármol negro. También hay esculturas de figuras femeninas por todas partes.
En cada una de las dos paredes laterales se cuentan momentos históricos de la ciudad. Uno de ellos es un gran incendio y toda la pintura tiene colores anaranjados y rojizos que poco tienen que ver con el resto de la sala, no me gustó mucho esa pintura, no parecía que fuera su sitio.
El resto de la estancia está decorada con doce lienzos, que siguen teniendo por temática la ciudad, como el tema artístico o la defensa de la patria.
Un cuadro que me gustó mucho fue La Belle Paule, la historia contaba que era una conocida en toda la ciudad, era la musa de los artistas y por eso aparece en un balcón, mostrándose al pueblo.
La visita termina en esta sala, no hay nada más dentro del edificio que se pueda visitar. Para salir hay que volver a hacerlo por donde se ha entrado, por lo que hay que volver a recorrer las salas y el patio principal.
Parte del Capitolio, aunque fuera de él es el Torreón, que se encuentra justo detrás de la plaza principal, en una pequeña plaza con unos jardines y un parque infantil. En la parte alta se guardaban los archivos de la ciudad y en la parte baja se celebraban consejos y actos públicos.
Hoy en día es la oficina de turismo de la ciudad y está remodelada por dentro, sin embargo, el exterior es muy bonito, de cuento de princesas.
Una cosa importante a tener en cuenta es que no se puede visitar los sábados, por lo que tenéis que organizaros el viaje de manera que no coincida ese día o no podréis entrar a conocerlo.
Es un lugar muy importante de la ciudad de Toulouse y si tenéis la oportunidad de conocer la ciudad rosa, no deberíais olvidaros de pasar a este lugar.