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Seis meses en Tarragona

Publicado por flag- Paula Opazo — hace 6 años

4 Etiquetas: flag-es Experiencias Erasmus Tarragona, Tarragona, España


Tarragona, la ciudad que no tiene que ver con pollos fritos

Desde que puse un pie en el aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago, hasta que puse el otro en el aeropuerto de Barcelona-El Prat, no terminaba de estar muy enterada de lo que me podía encontrar en Tarragona. No sabía nada sobre la cultura de la zona, sus costumbres, sus atracciones… vamos, no tenía ni idea de que existía hasta que la Directora de Relaciones Internacionales de mi Universidad me la ofreció como destino. No sabía bien dónde estaba (pensaba que podía tener relación con “Tarragona”, una cadena de comida rápida que existe en Chile, que basa su menú en diversas preparaciones de pollo y… pues no).

Después de un muy breve balance costo-beneficio (se me ocurrió que al vivir en Barcelona sería más difícil ahorrar dinero… para gastarlo en viajes), acepté, y me fui directo a mi teléfono móvil a buscar en Google “Tarragona, ciudad”, enfatizando lo último, para que no me aparecieran imágenes de pollos fritos.

Tampoco indagué tanto. Leí que estaba ubicada junto al Mediterráneo en la Costa Dorada, que durante el Imperio romano fue una de las principales ciudades de Hispania y que aún conserva parte de la historia en construcciones y monumentos romanos que habían sido declarados Patrimonio de la Humanidad.

No se leía para nada mal; playa e historia viva, dos cosas que me gustan muchísimo. Tanto, que me dediqué más a buscar piso por redes sociales que información más detallada. Mi única preocupación era encontrar un piso donde vivir (y lo encontré en De Pis en Pis Tarragona, una página de Facebook: ¡recomendada!). Me imaginaba que sería una ciudad pequeña, no muy moderna, con arquitectura antigua… tranquila, quizás un poco muerta durante los fines de semana...

 

Ciudad híbrida

Desde la Plaza Imperial del Tarraco, una rotonda que es el punto de referencia que marca el centro de la ciudad, hay seis grandes calles por las que puedes comenzar a aventurarte. La primera semana las recorrí lo suficiente para darme cuenta de que estaba equivocada.

Tarragona es una mezcla entre modernidad e antigüedad.

Hacia el norte de la ciudad se alzan grandes edificios, dos centros comerciales: El Corte Inglés y Parc Central, el Hospital Universitario Sant Joan XIII y dos de los Campus de la Universitat Rovira i Virgili: C. Catalunya y C. Sescelades. Hacia el sureste, en la Parte Alta de Tarragona, desde Rambla Vella, o del otro lado del Portal del Roser, la historia vive en antiguas viviendas aún habitadas, museos, plazas, calles empedradas y construcciones romanas que son constantemente visitadas en todas las épocas del año, como por ejemplo, el Anfiteatro romano, la Muralla o el Pretori.

 

La comodidad no es un mito

Si hay algo que extrañaré de Tarragona, es que en casi cada esquina encuentras supermercados, fruterías, farmacias y bancos, bares y cafeterías. Cuando vienes de una ciudad en la que debes utilizar transporte público para ir a hacer la compra, y lo único que quieres es ahorrar, esto se aprecia. Tú tendrás la suerte de poder acceder al Mercado Central de Tarragona, que lo han terminado de reformar hace poco y también, como su nombre lo dice, está bastante céntrico. ¡Allí encuentras un buen poco de to'!

A partir del primer día dejó de hacerme falta el autobús, porque si quieres ir a beber algo, hacer la compra del mes, girar dinero o comprar medicamentos, basta con caminar una, dos o tres calles. Se gasta más en un billete de tren a Barcelona, que bordea los 8€ de ida, que en transporte mensual al interior de Tarragona. De hecho, si eres práctico/a y te gusta caminar, probablemente no gastes en ello. Sólo debes acostumbrarte a la inclinación de las calles, que si queremos ver el vaso medio lleno, nos sirve para ejercitar. Sin exagerar, las únicas cuatro veces que subí a un autobús en mis seis meses de estadía en la ciudad, fueron para ir al Campus Sescelades (porque no sabía que quedaba tan cerca del Campus Catalunya), a la estación de trenes una noche que me dirigía al aeropuerto de Barcelona, y un par de veces para ir a la playa.

 

Transporte

Y hablando del tema, he de admitir que en general, el transporte en Europa me parece caro. Sin embargo, el autobús en Tarragona cuesta sólo 1,50€, lo que después de seis meses viajando por aquí y por allí no me parece excesivo.

Si vas a estar más tiempo en la ciudad, puedes tramitar tu tarjeta de estudiante para el transporte... yo nunca lo hice.

Si quieres movilizarte hacia el aeropuerto, tienes dos opciones aparte de Blablacar:

  1. Viajar en tren. Ya mencioné que el billete cuesta poco más de 8€, pero para ir al aeropuerto puedes bajarte en la Estación de Sants, y luego comprar otro billete de 4,50€ hacia el aeropuerto. O viajar en tren hasta Sants, y después caminar varias calles con tus maletas a cuestas hasta Plaza España, para tomar un autobús hacia el aeropuerto. Encontrarás alguno desde 2,50€ hacia arriba (la única vez que elegí esta opción pagué un billete de 2,50€, pero sé que hay otros más caros... me han dicho que cuesta 8€).

  2. Viajar en bus. El billete cuesta 13€, sale desde la Estación de Buses de la Plaza Imperial del Tarraco y se va directo al aeropuerto, ya sea Terminal 1 o 2.

Si quieres ir a ciudades cercanas, como Reus (donde hay bastante vida los fines de semana), un billete de autobús vale 2.05€. Si estás en el Campus Bellissens de Reus, te conviene solicitar tarjeta de estudiante en la Estación de Buses, para que te hagan un descuento en cada viaje.

Para ir a Playa El Miracle o Playa L’Arrabassada tienes dos opciones (que fueron las mías, quizás tus posibilidades estando allí sean más diversas).

  1. Ir caminando. Desde Plaza Imperial del Tarraco hasta Playa El Miracle son alrededor de 2 o 3 kms. de trayecto. Puede parecer mucho o poco, dependiendo de tu compañía o de la ubicación de tu piso. No hay distancia que una buena conversación no haga amena.

  2. Ir en autobús. Las dos veces que fui a la playa en autobús tomé la línea 11 o 12, que hacen el recorrido de las playas. El valor es de 1.50€, y si quieres, puedes incursionar en alguna otra, como Playa La Mora, a la que nunca fui (después me cuentas qué tal).

Si deseas conocer otros pueblos o ciudades, o ir a Port Aventura que está muy cerca, y tienes licencia de conducir y amigos entusiastas, pueden alquilar un coche. En mi experiencia, es lo más cómodo. Para conocer Montblanc, Sitges, Delta de l’Ebre, Monserrat y Puente del Águila, alquilamos un coche junto a 4 amigos por dos días, y en total pagamos 18€ cada uno, gasolina incluida.

 

Playas y clima

La Costa Dorada tiene muchas playas y calas bonitas y agradables que puedes visitar. En mi caso, llegué a Tarragona en invierno, y entre viajes y otros, sólo visité Playa El Miracle y L’Arrabassada. Una y otra, y otra vez.

Qué puedo decir, el clima mediterráneo para una chilena acostumbrada al calor seco que te quema la vida misma, es casi perfecto. Esto va más para los latinoamericanos del sur: si te gusta tomar sol tumbado/a en la arena, no terminas rojo/a como cangrejo. Aquí aún queda capa de ozono. Y para todos, si gustan de pasar horas nadando… el mar mediterráneo lo hace muy, muy agradable. La temperatura del agua en junio y julio (supongo que también agosto) no es ni muy caliente, ni fría en lo absoluto. En gustos no hay nada escrito, sí, esto sólo puede servirles de referencia. El agua suele estar limpia y clara, y las olas son pequeñas. Pero cuidado, deben fijarse siempre en el color de la bandera junto al salvavidas… si está en rojo no se metan al mar ni de broma. Que ha habido accidentes lamentables, porque muchos se fían de la pasividad del oleaje. Y pues no… que cuando hay marea alta a veces se levantan unas olas que rozan la maldad.

El tema de la temperatura es subjetivo. Sin embargo, al ser un clima mediterráneo, esta no llega a ser tan extrema. Yo llegué a la ciudad a mediados de invierno. Al principio no sabía cómo vestirme... y es que el frío se siente distinto al chileno, por lo menos. Es más húmedo. Eso, sumado a que en la universidad y en la mayoría de los edificios existe una especial inclinación por la super calefacción. Los cambios de temperatura eran bruscos, y sentía mucho, mucho más frío al salir a la calle. Hasta que encontré la técnica: llevar un sweater/chaleco relativamente liviano/delgado y un abrigo o parka/casaca/chaqueta ridículamente grueso. Si no eres tan "friolento/a" como yo, no hace falta ese "ridículamente". Con que sea grueso, está bien. Además, hay que considerar que salir a caminar por Tarragona, puede ser buen cardio... por las calles inclinadas.

En verano, se siente mucho más la humedad. A mí, que sólo conocía el calor seco, me espantaban algunos comentarios, como por ejemplo, "te vas a pasar todo el verano pegajosa, sofocada...  te bañas y quedas igual, es terribleeeeeee". Y bueno, sí, es verdad. Especialmente cuando la temperatura llega a los 32ºC. Pero es más que soportable. Para mí, al menos. Un buen aire acondicionado lo soluciona. O una tarde en la playa. O en la rambla, bajo la sombra de los árboles. Te acostumbras. Insisto, en aquella parte del mundo puedes disfrutar del sol un buen rato sin morir asado/a. O un rato prudente, con protector solar. Jamás me dolió la piel por andar por allí a las tres de la tarde, como sí me sucede en mi tierra. 

Aparte, al ser una ciudad costera, la brisa marina hace todo más agradable. Desde mi punto de vista. Y el viento... suele revolotear las cosas bastante. Estuve allí tres estaciones del año, e incluso en verano, a veces se levantaban ráfagas de viento que me obligaron a correr a por la ropa del tendedero. O pequeñas tormentas eléctricas. Alguna vez salí de casa con sol, a medio camino el cielo se oscureció, llovió, con truenos y relámpagos, y a los pocos minutos el sol apareció de nuevo, mientras lloviznaba. Una cosa de nada. Le bajo el perfil, porque de verdad no es para asustarse. Al contrario... es para disfrutar.

Tarraco viva

Esta es, en mi opinión, la principal atracción turística de la ciudad, a la que acuden personas de toda Cataluña, España, y ya que estamos, del mundo. Tarraco Viva es un festival que se realiza en el mes de mayo, que busca divulgar la época romana, a través de representaciones de su historia, ferias, exposiciones de sus costumbres y tradiciones, gastronomía, itinerarios y visitas al Anfiteatro Romano o al Circo Romano. Si te parece atractivo, incluso durante esos días podrás ver luchas de gladiadores.

Por otro lado, también existe lo que he decidido denominar Tarragona viva (a excepción de los días domingo, y de la hora de almuerzo hasta las 5 de la tarde aproximadamente, que es cuando gran parte de la población hace la “migdiada” o en castellano, duermen la siesta... gran parte del comercio cierra). Podemos ver Tarragona viva en la Rambla Nova, donde las familias pasean con sus niños y niñas jugueteando alrededor, y gente de todas las edades pasea a sus mascotas (muy monas y bastante pequeñas todas). O podemos descubrirla junto al Monument als Castellers, que suele llamar la atención de los turistas y ser bastante fotografiado.

También en el Balcó del Mediterrani suele reunirse gente, a observar el mar desde lo alto. Dicen que si tocas el fierro de la baranda, te traerá buena suerte. Más de alguien te contará la historia del "Toca ferro".

O en Plaça de la Font, que tiene como escenario de fondo el imponente edificio del Ayuntamiento. Aquí se concentra una buena cantidad de cafeterías y bares, sitio predilecto para jóvenes y adultos. En mi opinión, le he tomado cierto aprecio al local “La Barata”… su nombre lo explica todo.

Durante todo el año, podemos ver a Tarragona viva en Playa El Miracle. No sólo porque se ubica junto a la Estación de Ferrocarriles, sino porque exceptuando la época de verano por lo obvio, durante el invierno se ve a los deportistas correr por la costa en las mañanas y en las tardes, a algunos grupos de amigos reunidos en las rocas por la noche para beber algo, y por supuesto, a uno que otro surfista temerario que se burla del frío.

Y si hablamos de más fiestas culturales, no te puedes perder en febrero el gran festival o “Carnestoltes”, o más adelante, la Tarraco Tapes, Sant Jordi, Sant Joan, Santa Tecla, San Pere… y uff… sólo busca en Google “calendario de fiestas Tarragona”. Verás que la ciudad no descansa tanto como parece.

 

Vida universitaria

Si vas a estudiar a la URV, probablemente no encuentres mucha vida universitaria al interior del Campus. En mi caso, Campus Catalunya. Esto no quiere decir que no existan clubes, voluntariados, asociaciones, organizaciones como AEGEE u otro tipo de grupos… sino que no es frecuente ver a muchos estudiantes reunidos para pasar el rato. A excepción de la cafetería, entre clases. Sin embargo, las amistades que hagas, seguro te invitarán a beber algo a Plaça de la Font, o a comer alguna cosa por la Rambla, y por supuesto, a beber y bailar a Highland, Sala Zero, Totem Disco o Totem Café. En especial los jueves por las noches... y es que como viernes junior ¡suena a fiesta y se celebra! En mi experiencia, la vida universitaria allí se vive fuera de la universidad, en bares o pubs, en el piso de algún compañero o compañera, en la playa, o en “100 montaditos” del Parç Central (es un local que los días miércoles y domingo tiene toda la carta a 1€).

Gastronomía

Si estás en Tarragona entre febrero y abril, no puedes irte sin probar los calçots con salsa romesco. Yo lo hice, y todavía me arrepiento. Los pocos amigos catalanes que me hice durante el primer mes, y los profesores de catalán del Programa Gràcies y Bàsic 1 nos lo recomendaron un montón. Es un plato típico de Catalunya, que se prepara con un tipo de cebolla también típico de allí. Ya, puede que no te entusiasme tanto la cebolla… como a mí. Pero cuando te enteras (después de terminada la temporada) que la preparación ideal es toda una festividad entre familiares y amigos, en el campo, donde te partes de risa, disfrutas mucho y a nadie le importa ensuciarse (la forma de comer calçots también es especial)… pues te arrepientes. Como yo viendo las historias de instagram en algún rincón de Europa mientras algunos amigos estaban en Cataluña. Además, la salsa romesco que acompaña los calçots lo vale (la puedes comprar en el super, aunque me han dicho que no sabe igual). Y los amigos, claro que sí. Entre pagar 40€ en un restaurante por un menú durante la temporada, e ir con tu gente a comer al aire libre entre risas y buen rollo… bueno, me lo perdí.

Lo que no me perdí, y lo recomiendo de muy buena gana: crema catalana, pan tomaco, coca de San Juan (no, no hablo de drogas), truita de patates o tortilla de patatas, y por supuesto, butifarras. Por otra parte, y aunque no soy muy fanática (me han alzado una ceja con mirada reprobatoria cuando lo he dicho), no está demás probar el fuet, que es una especie de embutido que suele consumirse como aperitivo/bocadillo.

Cultura catalana

Si algo aprendí durante mi tiempo en Tarragona, fue a apreciar y a comprender un poquito mejor la cultura catalana. No es mi intención hacer una clase de historia o política aquí, que soy la menos ilustrada al respecto… pero tomando en cuenta la contingencia, sí recomiendo leer un poco sobre la historia de Cataluña, de cómo se vivió allí el franquismo, las tristezas y alegrías que la han configurado a través del tiempo, y que la hacen ser lo que hoy es. Vamos, lo que deberíamos hacer antes de decidir vivir en un mundo ajeno y desconocido. Lo aprendí después de esta experiencia… Que no te pille de sorpresa al llegar allí el ver banderas independentistas catalanas colgadas en los balcones o ventanas de los edificios. Que no te pase como a mí, que en un principio no entendía la razón de ser de la estelada blava.

Tampoco voy a convencerte de apoyar o no los fundamentos independentistas, que los extranjeros poco podemos dimensionar lo que significa esto. Sólo aconsejo conocer previamente el contexto catalán en el cual estarás insertos… que de esa forma cada cual puede hacerse su propia idea de la realidad y no pre-juzgar sin saber. Digo yo, abogo por la empatía y así todos contentos.

Libros

Incluyo este apartado porque me encantan los libros, y porque fui muy feliz en Tarragona al descubrir cierta tiendita de libros usados: Re-Read. Está ubicada en la Avinguda de Ramón i Cajal, Nº42. Allí encontré muchos libros que en Chile son carísimos, a un muy buen precio y en muy, muy buen estado. El precio por un libro (cualquiera) son 3€... y si llevas 5, ¡tan solo 10€! Puedes encontrar ejemplares en castellano, catalán, inglés, alemán, francés... sobre ciencia, historia, poesía, novelas. De todo un poco. Para mí era un sueño. 

Idioma

Uff… la sorpresa que me llevé cuando me enteré que todas mis clases se dictaban en catalán. El librillo informativo que me dieron en la semana de bienvenida decía que las asignaturas que seleccioné se dictaban también en castellano… y claro, es así si él o la maestra correspondiente está de acuerdo. Y la verdad es que la mayoría puede tener muy buena voluntad y la disposición de dictar la clase en castellano sólo por ti… pero la fuerza de la costumbre es algo serio. A muchos de mis profesores les solía ocurrir que comenzaban la clase en castellano, y no se daban cuenta cuando su chip automático los llevaba de vuelta al catalán. Cuando lo notaban, se disculpaban y continuaban en castellano, pero ya era demasiado tarde: me había perdido una parte importante de la clase. O quedado procesando gran parte de la información.

Y mis compañeros/as… oh, lo intentaban, pero se les olvidaba a menudo que había una chilena perdida por el espacio sideral catalán.

Pero calma, no es tan malo:

-El catalán es una lengua romance occidental que tiene origen en el latín. Por tanto, tiene un montón de cognados. Para quienes hablan castellano, italiano, portugués o francés, después de un tiempo de acostumbrar el oído, ya no es tan difícil comprender.

-Leer el catalán es más fácil que escucharlo (desde mi perspectiva). En las clases podía leer las diapositivas de los/as maestros/as sin problema, y apuntar lo que me pareciera importante.

-Siempre puedes preguntar alguna palabrilla que no entiendas. Docentes y estudiantes insisten en ello.

-Si te apuntas al curso de catalán de la URV, o a algún cursillo on-line, será todavía más fácil comprender.

-Por lo general, el catalán está vivo y presente no sólo en la universidad. En la calle, en los bares, en el supermercado, en todos los sitios escuchas a catalanes/as conversando. Los letreros y señalización ética también están en catalán. Es decir, tú vives tu vida tan normal como siempre y de paso vas aprendiendo.

De verdad, no es difícil. En seis meses logré leer catalán de corrido (y comprenderlo), entender gran parte de lo que escuchaba, y bueno… hablarlo, ese es otro cuento. Todavía me preparo para dar el gran salto y animarme a mejorar mi pronunciación.

Y ya que estamos, te haré una recomendación musical para entrenarte. Busca en Youtube: Txarango. Ya me darás las gracias.

 

Esto es todo cuanto puedo decir. Seguro he pasado por alto un millón de cosas, y es que es difícil resumir una experiencia así en unos cuantos títulos. Si surgen dudas, escríbanme.

Suerte y… ¡a disfrutar!


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Comentarios (4 comentarios)

  • flag- Santi Sollai hace 6 años

    Has subido un chingo de fotossss ☺ me gusto mucho Pau pero ve recordanso maaaas.... Que con todo lo que me contsbas entonces tienes montones.... No te cortes no resuma que no naciste para esooo!!!!!!!!

  • flag- P Aine Salvatore hace 6 años

    :)

  • flag- Vane Guzmán hace 6 años

    Me encantó tu reseña Pau!!!!... lo explicaste de maravilla y de seguro cualquier interesado en ir a Tarragona encontrará en tus palabras una guía para tener más claro el asunto de viajar hasta allá. Leyendo esto me dan muchas ganas de conocer lo que explicas aquí. Las fotos están super buenas eh de seguro

  • flag- Valentina Chandia hace 6 años

    Que gusto leerte Pau!! Aparte de entretenido de leer, es bastante informativo. Espero algún día puedas volver a relatarnos todo lo que te faltó por escribir aquí!!


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