Mi experiencia en Estonia y psicología intercultural
El día en el que me dijeron que me habían concedido la beca Erasmus Mundus (no fue un mal día, por cierto), estaba, literalmente, en el séptimo cielo y, si soy sincera, de todas las veces que fui y volví, me importaba menos el choque cultural que podía suponer y todos los problemas relacionados con eso, estaba demasiado emocionada y, al mismo tiempo, preocupada por la angustia psicológica, por la adaptación psicológica y sociocultural, por el fallo de comunicación, los problemas relacionados con el idioma y miles de cosas más. Tenía muchísimos planes e ideas, además, mi lema principal era mientras esté aquí, tengo que aprovecharlo al máximo; sin embargo, tengo que admitir que, nunca he tenido las expectativas demasiado altas, siempre he tratado de mantenerlas razonables y realistas. Mi segundo lema es "espera lo mejor, ponte en lo peor".
Mi actitud positiva inicial me ayudó en mi proceso de adaptación. La única cosa de la que estaba preocupada era de estar lejos de mi familia durante tanto tiempo, además, Georgia es más una sociedad colectivista que individualista, donde los lazos y vínculos familiares son muy estrechos y el sentimiento de pertenencia es crucial para tener la felicidad y estar satisfecho en la vida. Como Estonia fue mi primera experiencia viviendo en el extranjero, pensé que sería mucho más difícil de lidiar con la distancia; sin embargo, no fue así (gracias, Skype). Diría que las llamadas matutinas de mi madre eran una especie de medicina diaria. Con ellas empezaba la mañana y, para acabar el día, "cenaba junto a mi familia", ya era lo mejor para superar un día lleno de estrés, reducía toda la ansiedad acumulada de ese día. Sin embargo, eso solo me ocurrió al principio; a medida que pasaba el tiempo, sentía que al estar en mi pequeña habitación del apartamento era como estar en mi casa y mis compañeros de piso se convirtieron en mi segunda familia.
Como mi problema principal se resolvió gracias a la tecnología moderna, no había nada que me pudiera preocupar. Diría que, en una escala de inteligencia cultural de cuatro dimensiones, estaría en lo más alto, incluyendo la [1] inteligencia metacognitiva, la cognitiva, la motivacional y la conductual. En cuanto a mi inteligencia metacognitiva, creo que soy lo suficientemente buena adquiriendo y comprendiendo conocimientos relevantes en entornos interculturales y siempre trato de ser consciente cuando se trata de aplicar el conocimiento a las interacciones interculturales. No puedo decir que estoy totalmente al tanto del comportamiento no verbal de otras culturas; no obstante, creo que con mi inteligencia cognitiva puedo evitar malentendidos más graves cuando interactúo. Calificaría mi inteligencia motivacional con la puntuación más alta; además, siempre he deseado de verdad y con todas mis fuerzas conocer gente con diferente bagaje cultural y disfruto las conversaciones en general. La inteligencia conductual es un poco más delicada, pero debo ser sincera, no importa cuánto lo intentes, tu cultura está profundamente arraigada y plasmada en ti. Sin esforzarte y estar consciente todo el tiempo, es difícil de alterar, por ejemplo, las expresiones faciales, incluso cuando es necesario.
Nunca antes lo había pensado, pero, a medida que me familiarizo con las etapas comunes del ajuste cultural en mi clase de psicología intercultural, trato de etiquetar mi experiencia en el extranjero dentro de estas cuatro fases. Además, fui consciente de que mi experiencia en Estonia nunca fue estresante, tampoco creí que tuviera que adoptar algún tipo de estrategia; no obstante, ahora que echo la mirada hacia atrás y sé un poco más, me doy cuenta de que, inconscientemente adopté varias estrategias así que, supongo que lo he llevado bastante bien, si tenemos en cuenta que nunca he sabido que las estaba utilizando para sobrellevar el estrés o la ambigüedad.
Sin duda alguna viví "la luna de miel" cuando estaba emocionada con todas las cosas básicas nuevas, la euforia inicial, la motivación y el interés por aprender, la vida social agitada llena de eventos y actividades, me dio la sensación de que podía arreglármelas, me hice creer que no iba a tener ningún problema, me animé diciendo: "Vamos, Eva, la vida es increíble aquí, solo necesitas estar abierta a nuevas cosas y experiencias, mantener una mente abierta", así que, llena de optimismo y sabiendo una sola palabra del estonio "terviseks", que significa alegría, comencé mi año de intercambio.
En el proceso de predicción del ajuste psicológico y sociocultural como apoyo social, los rasgos de personalidad y los factores relacionados con el lenguaje son cruciales [2]. El apoyo social que me daba mi "squad georgiano" me ayudó mucho al principio, las primeras semanas nunca estuve sola, todo el tiempo estábamos literalmente juntos, salíamos a divertirnos y, por supuesto, conocimos gente nueva, pero aún así "nosotros" éramos un equipo, estábamos en el mismo barco, enfrentando las mismas dificultades y problemas. Compartíamos el mismo bagaje cultural así que, las cosas que eran nuevas o un tanto extrañas también lo eran para los demás; además, el hablar el mismo idiomas también era importante, nadie podía entender los chistes de los georgianos de la misma manera que estos, como ya sabéis, el humor es muy importante. Para resumir, tuve un sentimiento de pertenencia con la gente de mi misma nacionalidad, el apoyo social que me daban fue fundamental en mi proceso de adaptación, ya que me ayudó a hacer frente al sentimiento de soledad que hubiera podido tener durante la estancia en el extranjero.
Después, el tiempo fue pasando y al cabo de unas semanas, hice nuevos amigos, por desgracia no eran estonios, sino otros estudiantes de intercambio. Creo que mi dominio del inglés me ha ayudado mucho a la hora de ayudarme a interactuar socialmente con otros estudiantes internacionales. Nunca se me hizo complicado el relacionarme con las personas, expresarme y conocer gente nueva. Parece que los estudiantes que hablan inglés, no los estonios, formaban una especie de comunidad en la que yo estaba integrada. Lo que me sorprende de nuevo es que, la gente a la que mejor me llevaba, era de Italia o de España, que son más cercanos a los georgianos en cuanto a la mentalidad y temperamento (hay muchas diferencias, y cuando digo muchas son muchísimas). Son amables y sinceros, siempre están contentos de tener una conversación con una copa de vino, compartimos muchas cosas en común; algunas culturas consideran que las comidas son una oportunidad para alimentar al cuerpo, pero para nosotros, la hora de comer es un momento para la interactuar los unos con los otros, nos encanta el proceso de comer y tener una conversación agradable. Para nosotros comer no es solo comer, es una interacción, un proceso, es momento de disfrutar y relajarse. Por otro lado, da igual cuánto lo intentara con los finlandeses, no pude llevarme del todo bien con ellos. No soporto lo de tener su "espacio personal", ¡ni siquiera dan besos o abrazan a sus amigos cuando se ven! Siempre he visto los estereotipos culturales con escepticismo, pero el caso de los finlandeses me ha demostrado que los estereotipos no son exagerados.
Sin duda, no he llegado a vivir lo que se conoce como "el choque cultural" y tal vez sea porque, Georgia, no es tan diferente a Estonia, en cierta manera, todos los países postsoviéticos tienen muchas cosas en común. Otro aspecto a tener en cuenta es que tengo bastante nivel de ruso, además, la mayoría de la población de Tallin habla ruso, incluso en las calles, así que nunca me sentí como un extraño o alien, podía entender lo que la gente decía, escuchar sus conversaciones. Aunque había pequeñas cosas que eran distintas, nunca me centré en ellas. Intenté de la mejor manera que pude no estresarme por los problemas o estar frustrada. Creo que lo que más me ayudó, en este caso, fue mi sesgo de atribución interna, siempre intentaba localizar el problema en mis características personales, habilidades o sentimientos y no en los factores circunstanciales. Así que, cada vez que creo que algo no va a salir bien, me culpo a mí misma e intento esforzarme más y presionarme para conseguir las metas o, si hay algo que se me va de las manos, solo intento "tomármelo con calma". Claro que, todo suena perfecto y fácil, pero la realidad es que no siempre va todo lo bien que esperamos y lo que he escrito antes solo la forma ideal e hipotética de solventar los problemas. Si soy sincera, tenía días en los que quería irme a casa sin pensármelo dos veces, deseando comer la comida de mi madre, etc.; sin embargo, para esos días está el chocolate, las películas y un montón de remedios más que funcionan perfectamente.
Todo hubiera sido de diez si no fuera por el tiempo. Puedo decir con seguridad que, literalmente, "sobreviví" al invierno, después de los -25 ºC de Estonia, ni siquiera voy a considerar los meses más fríos de de Georgia como "invierno". Para empezar, dura demasiado. Desde noviembre hasta abril. Y la falta de luz del día era insoportable, ¡nunca había visto hacerse de noche a las 4 de la tarde! A medida que el tiempo en Georgia mejoraba, mi nivel de frustración aumentaba. Nunca antes me había preocupado tanto el tiempo, pero desde que vivo en Tallin, me he descargado aplicaciones especiales en el móvil para estar siempre al tanto de los cambios del tiempo. Estuve a punto de sufrir una crisis nerviosa porque estaba todo el día sentada en mi casa, no podía salir fuera y, encima, tenía vacaciones en la universidad así que tenía un montón de tiempo libre y no sabía qué hacer con él. Por lo tanto, decidí que iba a empezar a hacer ejercicio. Los tutoriales con mi entrenadora, Rebeca (no es solo mía, sino que también de otros miles de espectadores de Youtube) me ayudaron a quemar toda la energía acumulada que tenía por no poder salir a la calle. No obstante, el invierno seguía ahí con su clima deprimente, así que me puse muy contenta cuando 2 de mis amigas de Georgia vinieron a visitarme durante las vacaciones de Navidad. Mentiría si dijera que esta deprimida, nostálgica o algo por el estilo, el encontrarme rodeada de mi gente fue como una bofetada de aire fresco y nuevo, llenándome del sentimiento de "estar en casa". Nos lo pasamos estupendamente a pesar de los -20 ºC de la calle y saliendo de fiesta durante toda la noche. Una cosa a destacar es que las noches con nieve son preciosas.
Creo que me salté la etapa de adaptación gradual cuando te familiarizas más con la cultura y empiezas a sentirte cómodo, ya que nunca me he sentido aislada e incómoda, pero tampoco me he sentido involucrada en el estilo de vida estonio. Aunque lo haya notado antes, en mi fase de luna de miel, los estonios son fríos y no muy simpáticos que digamos; sin embargo, nunca me ha molestado. Por suerte, nunca he perdido mi sentido del humor, por lo que, desde el principio me reía de algunos aspectos y formas de hacer las cosas, aunque nunca me llegó a molestar nada. Mi sesgo de atribución interna me ayudó de nuevo, no podía hacer amigos estonios no porque fueran fríos, sino porque nunca me esforcé realmente en serlo, es algo de lo que me arrepiento ahora, así que tenlo en cuenta y esfuérzate más.
Supongo que tampoco viví la etapa cuatro cuando finalmente me adapté al nuevo entorno. Una vez más, la razón fue porque "me sentí como en casa" desde el principio, además, las diferencias culturales no eran tan grandes. Poco a poco, mi nivel de satisfacción en Estonia se ha hecho alto, me lo he pasado de lujo en mi año de intercambio, así que no hay nada a lo que hubiera que adaptarse.
Adquirí varias habilidades durante mi estancia en Estonia. A continuación, voy a intentar etiquetarlas dentro de las habilidades cognitivas, conductuales y afectivas [3]. En cuanto a mis habilidades cognitivas, lo primero y más importante que mencionaría es el conocimiento que adquirí sobre historia, política, sistema educativo de Estonia, y también la familiarización con el modelo nórdico del estado de bienestar y el concepto de la socialdemocracia. Lo que es más, suena paradójico, pero a través de las diferencias entre Georgia, Estonia y otros países, empecé a tener más en cuenta a mi cultura, nunca antes había estado tan interesado en mi propia cultura, comencé a leer más sobre esta, las tradiciones georgianas y sobre el sistema social, político y económico para comparar diferencias.
Acerca de las habilidades conductuales adquiridas, por supuesto, teniendo en cuenta el hecho de que siempre he sido extremadamente dependiente de mi familia, pulí y fomenté mucho mis habilidades lingüísticas, pero lo primero que me viene a la mente son las habilidades adquiridas durante la vida, la capacidad de vivir y lidiar con múltiples problemas relacionados con vivir solo "por uno mismo". El hecho de pasar de vivir con una familia a hacerlo en un apartamento supuso una transformación en mi vida. En particular, soy hija única y todos me han estado mimando, nunca he tenido que hacer deberes o tareas de limpieza domésticas, tampoco he tenido que cocinar, administrar el presupuesto, comprar cosas para la casa, etc.; estando a cargo de todo, me sentía como mi propia "madre", me tocaba a mi cuidar de alguien, y yo era ese alguien del que había que cuidar. Recuero que, al principio, no paraba de llamar a mi madre para preguntarle qué programa tenía que poner en la lavadora para ropa específica o qué detergente comprar. Tal vez no haya nada específico cultural aquí, pero todavía hay que mencionarlo, porque estoy muy orgullosa de mis habilidades adquiridas para la vida. Al final comencé a sentirme como una adulta y responsable de mí misma. Hasta cierto punto, algo cultural específico podría estar en juego, ya que Estonia es individualista y los niños comienzan a cuidarse a sí mismos a una edad temprana. También me animaron a sentirme y actuar más como un adulto, mientras que, en casa, todos me llaman niña. Creo que todavía no estoy lista para vivir por mi cuenta. Otra mención digna de comentar es la alimentación saludable. Comencé a comer más sano aquí, tal vez sea mi impresión y esté equivocada, pero los estonios parecen estar obsesionados con las hortalizas, las frutas, las verduras verdes y los kohukes, por lo que al ver una gran cantidad de comida saludable en las tiendas también me animó a comer mejor. Quizás el comer sano haya sido otra estrategia que utilicé inconscientemente.
Puedo decir con total seguridad que las habilidades afectivas adquiridas son las más importantes para mí. Aprecié y acepté las diferencias culturales, de las personas y de las ideas básicas. Una diferencia importante en las actitudes o ideas que podrían haber sido la razón sólida de una acalorada discusión en mi país de origen, aquí, donde hay un entorno multicultural, parecía una tontería. Me enteré de otras culturas y también del hecho de que, aunque las culturas tienden a ser muy diferentes, incluso con valores contradictorios y diferencias en el comportamiento socialmente aceptable, al mismo tiempo, todos somos muy similares; disfrutamos de las mismas cosas: la misma serie de televisión, los mismos libros, incluso podemos reírnos de las mismas bromas, me di cuenta de que somos mucho más similares de lo que podría haber imaginado. Me detuve a mirar el mundo desde el punto de vista "Georgiacéntrico" y puedo poner un ejemplo sencillo: los libros de historia que estudié en Georgia están llenos de espíritu patriótico y son muy subjetivos, "Georgia tuvo guerras con unos turcos malos", el Imperio otomano malo, los chicos malos que querían tomar su propia religión, identidad, cultura, etc. pero viviendo en un apartamento con una niña azerí, comencé a cuestionar la "correcto" y la legitimidad de mis libros de historia. También empecé a respetar otras religiones, además hice amigos musulmanes que me enseñaron mucho y ahora estoy muy orgullosa de mi tolerancia y de saber apreciar las diferencias.
Vivir en un entorno multicultural me proporcionó nuevas oportunidades en las podía ver cosas ya existentes del mundo de una manera nueva, aumentó actitud perceptiva de nuevas experiencias que me llevaron a ideas más creativas. Me he dado cuenta de que, la forma en la que hago las cosas, solo es una de las mil maneras de hacerlo, ya que hay diferentes enfoques en la vida. La gente cambia y tiene distintas ambiciones; hay muchas formas de conseguir los objetivos y, habrá algunas otras metas en las que la gente piense que vale la pena conseguir. Otra cosa que me sucedió fue que me di cuenta de que todo se puede ver de distintas y muchas perspectivas, no hay una que sea la verdad completa, no hay una respuesta "mala" o "buena". En el final de mi experiencia como estudiante de intercambio, tenía un nuevo lema: "mantén siempre la mente abierta".
[1] K. T. Wang, P. P. Heppner, L. Wang, F. Zhu. Cultural Intelligence Trajectories in New International Students:
Implications for the Development of Cross-Cultural Competence. International Perspectives in Psychology: Research, Practice, Consultation. 2014 American Psychological Association
2015, Vol. 4, Nº 1, 51–65
[2] R. Hirai, P.Frazier, M. Syed. Psychological and Sociocultural Adjustment of First-Year
International Students: Trajectories and Predictors. Journal of Counseling Psychology, 2015 American Psychological Association. 2015, Vol. 62, Nº 3, 438–452
[3] E. Root, A. Ngampornchai, ''I Came Back as a New Human Being'': Student Descriptions of Intercultural Competence Acquired Through Education Abroad Experiences, Journal of Studies in International Education2013 17: 513 publicado originalmente online el 6 de diciembre del 2012 DOI: 10. 1177/1028315312468008
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