Sri Lanka

¿Por qué Sri Lanka?

Me gustaría hablar de mi gran aventura en Sri Lanka. Todo ocurrió en el verano de 2015. Cuando pasé a trabajar más horas durante mi segundo año de universidad, me di cuenta de que podría hacer viajes más largos y atrevidos en verano. Hasta ese entonces, solo había viajado por Europa. Ya había oído de muchos amigos que habían estado en Estados Unidos, Australia, Tailandia, Vietnam... Nunca lo había pensado mucho porque creía que para ir tendría que dejarme un riñón. Más adelante, cuando hablé con mis amigos que estuvieron en Tailandia, descubrí que no era así del todo. Por supuesto, los billetes de avión a otro continente son caros. Sin embargo, cuando llegas al país, encuentras muchos sitios con precios más bajos que en la República Checa.

Cada vez que iba de vacaciones sentía que una semana no era suficiente. Quería quedarme más tiempo, siete días pasaban demasiado rápido. Por tanto, empecé a pensar en unas vacaciones más largas. De hecho, me animó mi amiga de la universidad. Me dijo que había comprado billetes para Bali. Cuando lo oí, quise ir yo también. Estaba muy emocionada. La idea de ir a Asia era increíble. Al intentar calcular los gastos de viajar más allá de Europa, me llevé una grata sorpresa. Si iba a un país europeo, una semana de alojamiento y comida serían unas 15 000 coronas checas. Pero si iba a Asía, tres semanas con alojamiento y comida serían unas 25 000 coronas, incluyendo nuevas experiencias exóticas y dando por hecho que puedo comprar billetes de avión baratos. Para mí, merecía la pena gastar un poco más y vivir algo totalmente distinto a lo demás. Diría que al ser un viaje más caro, también tendría que ser proporcionalmente mejor. Estaba muy segura, aunque tampoco es que hubiera viajado mucho ni por Europa. Era suficiente con poder ver muchos animales y playas increíbles, sentir nuevas culturas y probar distintos tipos de comida. Mi elección ya estaba casi clara. Solo tenía que trabajar mucho para ganar dinero suficiente.

Al principio, hablé con David y con mis mejores amigos, Marek y Lucy, que se apuntaban a ir todos juntos. No sabíamos a dónde, pero queríamos organizar algo. No sé cómo pasó, pero cuando nos reunimos en un pub, éramos siete personas. Creo que estuvimos hablando mucho del tema y al vernos tan emocionados, otros amigos quisieron venir. En el momento me pareció bien porque suele pasar que alguien dice que va y al final no. Sugerimos algunos países que teníamos en mente. Yo quería ir a Tailandia porque conocía a mucha gente que lo había pasado genial allí. También me interesaba Perú, pero cuando me dijeron que allí estaban a 17 °C en verano, me lo replanteé. Yo me imaginaba algo en plan calor y playas. En el pub no nos pusimos de acuerdo, pero hicimos una lista de países a los que queríamos ir y esperamos a que salieran billetes baratos.

No sé cuándo fue, pero la página Jaknaletenky tenía billetes de avión baratos a Sri Lanka. Me encanta esta página porque siempre tienen ofertas muy buenas, solo tienes que ver si te viene bien la fecha. Esta oferta era para todo julio y agosto, lo que nos iba perfecto. No conocía a nadie que hubiera estado en Sri Lanka, pero David y Marek sí. Sri Lanka es una pequeña isla al sur de la India. No había oído hablar mucho de ella. David dijo que sus amigos se quedaron muy contentos con su viaje allí y que nos podían recomendar muchos sitios. Además, algunos queríamos hacer surf y Sri Lanka tenía muchos sitios para ello. Yo hubiera preferido Tailandia, pero no dije que no. Fue complicado porque no sabíamos quién vendría con nosotros. Por tanto, hicimos una reserva y teníamos 24 horas para decidirnos y pagar los billetes. Estaba muy emocionada. Todo salió bien y casi todos quisieron venir, éramos siete. Los billetes costaron unas 13 000 coronas checas y como en julio iba a pasar una semana con mi madre, fuimos tres semanas a finales de julio. Venía perfecto porque así David y Marek tendrían tiempo para prepararlo todo, ya que al volver del viaje se iban a los Países Bajos.

Plan

No teníamos planeado lo que queríamos ver. Solo sabíamos que habíamos aterrizado en Colombo, en el oeste de Sri Lanka y luego fuimos al centro y al este para llegar al mejor sitio para hacer surf, la bahía de Arugam, y luego iríamos por el sur a Colombo para coger el avión. Dicen que el norte de Sri Lanka no es demasiado seguro, por eso no fuimos. Durante el viaje tuvimos que cambiar de avión en Dubai. ¡Qué pena no haber podido visitar esa ciudad! Llevo queriendo ir a los Emiratos Unidos desde mi segundo año de instituto. La cosa es que allí todo es carísimo, así que aunque solo me quedara tres días, gastaría muchísimo dinero. Por otro lado, ¡he oído tantas cosas geniales de Dubai que está en mi lista de sitios a los que tengo que ir sin falta!

Antes del verano, Lucy nos dijo que un compañero de clase iba a la India con un amigo justo en esa fecha y que también querían ir a Sri Lanka, por lo que quedamos con ellos cuando estábamos allí. Empezamos el viaje en Praga. Era la primera vez que volaba hasta tan lejos. Estuvimos viendo películas y solo nos dieron una comida en el avión. Cuando llegamos descubrimos que aunque íbamos a Colombo, habíamos aterrizado en Negombo. Al menos ambas ciudades estaban muy cerca. No queríamos quedarnos en la capital porque habíamos oído que no había nada que ver, cosa que seguramente era cierto. La estación no era demasiado agradable, así que compramos algo para comer, cambiamos el dinero y fuimos a la otra ciudad. Esperaba que hiciera peor tiempo, pero no estaba mal. Hacía calor, pero no bochorno.

Como fue el verano pasado, no recuerdo qué pasó después, pero fuimos a otra ciudad llamada Kandy. Solo habíamos reservado alojamiento allí, en Kandy. Ya no hacía tan buen tiempo. Cuando echamos a andar empezó a llover y me preocupé bastante porque no llevaba casi nada para ponerme si llovía. Se me olvidaba mencionar que para este viaje llevábamos mochilas con estructura interna. No estaba acostumbrada a llevarla porque pesa un montón. A veces costaba mucho, pero solo las llevábamos cuando queríamos ir a otro sitio, el resto del tiempo las dejábamos en el alojamiento. Lo peor era que para encontrar algo tenía que vaciar la mochila entera.

Kandy me resultó una ciudad normal, pero estábamos emocionados por el medio de transporte, el tuctuc. Es un vehículo con conductor para un máximo de tres personas. El precio es negociable. Lo usamos unas cuantas veces porque nuestro alojamiento estaba en la colina. Como éramos siete, era complicado porque teníamos que ir en tres tuctuc. Cuando fuimos al supermercado a comprar cerveza, nos llevamos una sorpresa. No había nada de alcohol en el supermercado. Lo comprobamos tres veces y no había nada. Después, descubrimos que tenían tiendas aparte, licorerías, en las que podías comprar alcohol, incluidas las cervezas. Nos llevó algún tiempo dar con una. Era increíble. No se ve desde la calle. Tuvimos que callejear para encontrarla. Sin embargo, el alcohol es distinto al de la República Checa. Por tanto, decidimos probarlo, pero no nos gustó mucho en comparación con el ron de nuestro país. Fuimos a cenar a un restaurante y fue lo mejor del viaje.

Tenían muchos tipos de comida muy barata. Sobre todo había carne con arroz frito, fideos o tortas de maíz. ¡Podíamos ir a restaurantes todos los días! Una comida con carne costaba unos dos euros, era genial. Me encantó la comida típica. En algunos restaurantes tenían pescado fresco a la parrilla y probé la caballa a la parrilla. Aunque no me entusiasma el pescado, estaba rico. Un día, fuimos a un bar-restaurante muy barato y todo el mundo comía con las manos. Lo normal es que toda la comida fuera picante. Aunque pidiéramos comida que no picara, era picante. Por eso pedíamos siempre la que no picaba para poder comer picante que sí pudiéramos tolerar.

A veces tenían pequeñas tiendas con comida como dulces, pollo, patatas o huevos y compramos allí varias veces. Si olvidabas lo sucio que estaba el sitio, la comida estaba muy bien. ¡Una vez hasta encontramos bichos en la comida! Fue horrible, pero sobrevivimos. Me gustaba una comida llamada roti koththu. En la bahía de Arugam, teníamos un restaurante predilecto para comerlo. Fuimos muchas veces, las porciones eran enormes y la comida estaba buenísima. Lo único malo es que el servicio era muy lento. Por eso, si queríamos ir a cenar, teníamos que llegar a las 17:00 para comer a las 19:00. También tenían roti dulce. Me pareció riquísimo. No podía dejar de comerlo. Era una masa fina rellena de plátano, chocolate y canela.

Otra cosa que nos encantaba era la fruta y los zumos de fruta. Podíamos encontrar muchos tipos de fruta en cada esquina. Un día, fuimos a una tienda y nos dieron a probar distintas frutas. Quitando algunas pequeñas diferencias (por ejemplo, los plátanos allí son más pequeños), probamos muchas frutas nuevas. Mi favorita fue la fruta de la pasión. ¡Y comí mango casi todos los días! Era una fruta típica y podíamos comprarla en cualquier sitio. Estaba buenísimo porque estaba maduro. Además, en todos los restaurantes había batidos de frutas por poco dinero. ¡Lo echo mucho de menos! Cuando voy al centro comercial y veo un sitio tipo UGO, quiero comprar un batido, pero es que son carísimos. En Sri Lanka, el precio rondaba el euro aunque llevara mango, fruta de la pasión o papaya. A veces, Lucy y yo madrugábamos para ir al restaurante a por un batido. ¡Era estupendo!

¿Qué es roti koththu? Era como una torta de maíz en trozos pequeños con lo que quisieras ponerle. Yo la pedía con pollo, aguacate, queso y verduras. En «nuestro» restaurante, siempre nos ponían raciones enormes y hasta lo teníamos que compartir entre dos. Menos Marek, que terminaba lo de los demás. Intentamos preparar este plato en la República Checa y aunque era totalmente distinto, estaba bueno. Primero fríes la cebolla con la carne, añades verduras y luego la tortilla con especias y lo mezclas todo. Es bastante fácil y está muy bueno. Muchos amigos lo pedían con todo tipo de marisco, pero a mí eso no me va mucho, solo probé el pescado. Como ya he dicho, el tema del alcohol era complicado, así que no bebimos mucho. A veces pedíamos cerveza o bebíamos el ron típico, pero ya está.

Habíamos reservado antes de ir alojamiento en Kandy. Estaba muy bien, aunque era caro. Ese era el primer inconveniente. Por cierto, en cualquier alojamiento ponían mosquiteras en las camas por la cantidad de mosquitos que hay. Una de las primeras noches, estaba durmiendo en la mosquitera cuando me despertó un ruido. Pensaba que me lo había imaginado e intenté dormirme. Pero el ruido era cada vez más fuerte. Desperté a David, que al principio no me creía. Después, él también oyó algo y empezó a prestar atención. Nos quedamos mirando la bolsa de plástico, que es de donde salía todo. Se movía y hacía ruidos raros. Luego pensamos que sería simplemente alguna lagartija. Ya habíamos visto varias en la cena trepando por la pared. No hacían nada, pero daban miedo. Por eso encendimos la luz, pero no vimos nada. Movimos la bolsa al baño y ya no volvimos a encontrar nada. Como se quedó en el baño, dormimos bien el resto de la noche. ¡Continuará la próxima vez!