Sevilla, una experiencia inolvidable...

Todo empezó cuando fui a Sevilla para terminar mi Licenciatura en Teatro en el curso de Diseño de Cena.

Cuando llegué a Sevilla aún no tenía casa, pero sabía dónde estaba la escuela. Me encontré con una nueva cultura y una nueva forma de pensar que me encantó.

Me quedé en una casa muy particular. Éramos seis personas, tres chicas y tres chicos, todos artistas de teatro y un perro, Parche. Había "ocupas" al entrar y salir de nuestra casa en el barrio de San Luis. Todas las semanas iba una asociación llamada Pumarejo donde las personas cantaban, tocaban y bailaban sevillanas.

Yo estaba en el medio, por lo que considero que mi adaptación fue fácil.

El bar que más me gustó fue el Jackson. También trabajé en una taberna muy típica de Sevilla, que se llama Taberna Corto Maltes.

Tuve contacto con otro idioma, estudié piezas de autores españoles, estética, tuve nociones de iluminación, además hasta subí a la escalera para poner proyectores para un espectáculo de iluminación que hice de la misma.

Mejoré mis conocimientos en caracterización, simulación de heridas en latex, carecterización de personajes de época...

Al final, trabajamos en la realización de un espectáculo en Osuna, un pueblo. Ahí tuve la oportunidad de trabajar con personas con discapacidades, pero muy sensibles.

Fue una experiencia inolvidable tanto a nivel emocional como profesional. Aconsejo a cualquier persona esta experiencia. Creo que es fundamental para el crecimiento personal de cada uno. Es una oportunidad única en la vida y solo es entendida cuando es vivida. Fue muy importante el hecho de aprender a vivir en grupo, lejos de la rutina de nuestro país, de nuestra familia y amigos. Aprendí a valorarme además de que establecí una relación muy fuerte con mis compañeros, profesores y amigos que vivieron conmigo y me acompañaron intensamente durante el año.

Fuente

Sin duda, fue el mejor año, lleno de locuras, que marcó mi vida.

Inês Azevedo

17/03/2010