La vuelta al mundo en 59 días. Quinta parte: Sevilla
La vuelta al mundo en 59 días. Quinta parte: Sevilla
¡Hola a todas y a todos! ¿Recuerdan que en la entrada anterior les dije que les hablaría sobre mi viaje a Sevilla, que emprendí después de pasar un día en Madrid? Pues bien, el momento de contarles sobre esa aventura es ahora.
Sevilla ocupa un lugar tan pero tan especial en mi vida que quiero dedicarle más de una entrada para hablar a detalle de este lugar mágico y maravilloso al que espero que la vida me vuelva a conducir pronto. En esta primera entrada les quiero platicar un poco de la experiencia personal que me llevo a elegir Sevilla, de cómo llegué ahí (es decir, en qué transporte) y en qué hostal me hospedé, con la intención y esperanza de que esto les sirva a ustedes si están planeando ir a esta ciudad increíble. Lo que sentí al llegar a Sevilla fue una de las emociones más grandes que he sentido al viajar a un lugar nuevo, pero eso ya lo entenderán mejor si siguen leyendo.
¿Listos y listas para leer un poco sobre una de las ciudades más bonitas que he visto en mi vida? Empecemos, pues.
Los sueños se hacen realidad en Sevilla
Lo que me llevó a Sevilla fue un sueño, y estoy hablando literalmente. Una noche hace muchos muchos años tuve uno de los sueños más bonitos y felices que he tenido: soñé con un lugar precioso, una especie de plaza que se alzaba alrededor de mí. El lugar era una especie de círculo, al que no se llegaba a través de calles, como ocurre con las plazas normales, por lo que era un lugar muy tranquilo, libre de los ruidos del tráfico. La plaza era casi una especie de patio al que se podía acceder solo por los edificios que la rodeaban, los cuales, por su parte, sí daban a la calle. Yo estaba de pie en medio de la plaza, y miraba todo lo que me rodeaba. Por un lado, ante mí había varios edificios de una arquitectura muy bonita que formaban un medio círculo, era por ahí por donde yo había accedido a la plaza; por el otro lado, es decir, el resto de mi alrededor, estaba conformado por vegetación variada. Es muy difícil describir este lugar, siempre que lo hago siento que no puedo lograr expresar lo bello que era, pero incluso ahora, después de tantos años, sigo teniendo muy claro cómo lucía el lugar en mi sueño. En realidad lo que pasa es que ahora, después de visitar Sevilla, tengo todavía más clara la imagen de este lugar, ahorita averiguarán por qué.
Poco tiempo después de tener este sueño inolvidable, vi por casualidad a mi tía Cone, que acababa de regresar de un viaje por la península ibérica. Le pregunté qué tal había estado su viaje y me comenzó a mostrar fotos y videos de los lugares que había visitado. En eso, cuando me mostró un video de una plaza de Sevilla, tuve un déja-vu e inmediatamente recordé mi sueño feliz. Era el mismo lugar. En ese momento supe que en algún punto de mi vida, no importaba cuándo, tenía que ir a Sevilla. Se convirtió en uno de los primeros puestos en mi “bucketlist”, aunque sabía que no sería algo que podría cumplir pronto.
Fue ahí cuando supe que para que este sueño se hiciera realidad, tendría que ir a Sevilla.
¿Saben de qué es la siguiente foto?
¡Es el lugar de mi sueño! ¡Y lo más emocionante es fui yo quien tomó esa foto! Si quieren que les cuente todo sobre él, no se preocupen, que lo haré más abajo.
¿Cómo llegar a Sevilla?
Cuando supe que me había ganado la beca para ir a España a realizar una estancia de investigación, una de las primeras cosas que pensé fue que esta podría ser mi oportunidad para finalmente cumplir mi sueño y visitar Sevilla. Busqué vuelos desde Santiago de Compostela y me di cuenta de que había vuelos con Ryanair, una compañía low-cost a través de la cual pude viajar a muchísimos destinos (España, Grecia y Bélgica) cuando vivía en Italia. Sin embargo, los precios para las fechas que yo iba a estar en Santiago de Compostela eran altísimos, pues me imagino que verano es la temporada más alta.
Me había dado por vencida en mis intenciones de ir a Sevilla, cuando reaccioné y me di cuenta de que no necesariamente tenía que volar desde Galicia, pues mi última semana en España iba a estar en Madrid. Fue ahí cuando crecieron mis esperanzas y por menos de cien euros, que sigue siendo mucho, pero para mí valía la pena y el esfuerzo, pude comprar mi boleto de tren redondo de Madrid a Sevilla y viceversa.
Salí de la estación de Madrid que está en el Sur, que es la de Puerta de Atocha, y llegué a Sevilla a la que creo que es su estación principal, Santa Justa. Les cuento todo esto porque si ustedes quieren ir a Sevilla, pueden hacer este recorrido desde Madrid por RENFE y solo tarda dos horas y media. Es bastante rápido y cómodo y aunque no es extremadamente barato, tampoco es tan caro para como pueden ser los costos en Europa. Solo quería dejar la opción sobre la mesa por si les interesaba.
El mejor lugar para hospedarse en Sevilla
Ya les hablé de cómo llegar a Sevilla, que es una parte muy importante de la organización del viaje, pero la otra más importante es dónde hospedarse, y yo les puedo decir cuál es el mejor lugar para ello. Se trata del hostal Sevilla Inn. Seré breve en esto para no aburrirlos o aburrirlas. Sólo le quiero decir que la ubicación es excelente, pues encuentra a tan sólo dos cuadras de la catedral. ¡Dos cuadras!: eso la convierte en la mejor ubicación de toda la ciudad. Por si esto fuera poco, el precio es bastante bajo, incluye desayuno, las instalaciones son muy buenas y tiene una terraza desde la que se puede tener una vista muy bonita de la ciudad. Además, otra ventaja es que tiene diferentes tipos de dormitorios: yo elegí el que es sólo para mujeres, pero también hay mixtos y en ambos el precio es muy bajo.
La plaza de España
Después de esta pequeña recomendación sobre dónde hospedarse, terminaré la entrada con mis impresiones sobre la Plaza de España. ¿Recuerdan el sueño del que les acabo de hablar un poco más arriba? Pues bien, ese lugar mágico estaba ubicado en un parque llamado Jardines de María Luisa que está muy cerca de la catedral a unos 10 minutos caminando. Después de dejar mis cosas en el Hostal, lo primero que hice fue ir a conocer ese lugar por el que tanto había esperado, el lugar de mis sueños, la plaza más bonita que he visto: la plaza de España. Los tres días que estuve en Sevilla, fui a visitar esta plaza.
Estar ahí fue una de las cosas más bonitas de todo mi viaje alrededor del mundo. No saben la emoción que me dio llegar y ver la plaza, y sentirme otra vez en el sueño que tuve hace tantos años. Es una emoción que simplemente no puedo describir.
Cometí el error de visitar Sevilla en verano, cuando todo el mundo me advertía que la temperatura era de cuarenta grados centígrados o más, pero no fue un error tan grave a pesar de que el clima sí era terrible e insoportable, de los calores más extremos que me ha tocado vivir (aunque no supera a Vietnam, definitivamente), pues de todas maneras disfruté la ciudad y visité todo lo que pude. Desde luego que no les recomiendo visitar Andalucía en verano, como tanta gente me lo dijo a mí, sin embargo si es la única oportunidad que tienen para hacerlo, no dejen que el clima sea un impedimento para disfrutar; yo no lo permití. Y por eso ahora puedo decir tan felizmente que conocí Sevilla y que conocí la plaza de mis sueños.
En fin, volviendo al tema de la plaza de España, caminé desde mi hostal hasta esta plaza y aunque sufrí mucho por el calor, cuando llegué y vi esta maravilla de Plaza todo valió la pena. Y viví tres días maravillosos en una ciudad que todavía me provoca mariposas en el estómago del enamoramiento que me causó. Fácilmente puedo decir que es de las ciudades más bonitas que he conocido, y fácilmente puedo decir que la Plaza de España es de las más bonitas que he visto. Pero, para hablarles de esta magnificidad de lugar, prefiero contárselos en fotografías que en palabras, porque las palabras nunca alcanzarán a describir lo increíble que es este lugar. Así que aquí les dejo a continuación unas pocas de las muchísimas fotos que yo tomé:
Si ustedes llegan a ir a esta plaza, tómense su tiempo para admirarla, para pasear por sus pasillos, para conocer su fuente, para cruzar sus puentes, incluso para tomar un bote de los que ahí rentan y navegar por sus canales o ríos (no sé bien qué sean) si tienen la oportunidad.
Les recomiendo que se dirijan a las escaleras que están justo en medio de la plaza, enfrente de la gran fuente, pues ahí, cuando yo fui, había un grupo de personas cantando, tocando y bailando flamenco. Es un espectáculo bellísimo y uno o una puede donar lo que sea.
Yo creo que esta plaza es de las que guarda más la esencia de la ciudad por su belleza, por su flamenco y por su estupenda combinación de naturaleza y arquitectura. Es simplemente una maravilla; yo nunca me cansé de ir a pesar del calor, a pesar de todo, es uno de los lugares más mágicos y más especiales que tenido la fortuna de visitar.
Pero bueno, es mejor parar aquí mi narración sobre Sevilla y continuarla después en la siguiente entrada. Si quieren saber más sobre esta ciudad indescriptiblemente hermosa, quédense al pendiente.
¡Gracias por su atención y hasta la próxima!
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