El palacio de las dueñas entre otros

Hola a todos, hoy vamos a recorrer diversos lugares de esta maravillosa ciudad, que no deberías perderte antes de marcharte. Por ejemplo empezando por el palacio de las Dueñas, Este palacio que se encuentra en la calle de su mismo nombre es la residencia sevillana de los duques de alba. Esta casa fue construida en el siglo XV por la familia de los Pineda, quienes en 1883 tuvieron que venderla para pagar el rescate de su hijo don Juan había caído prisionero de los moros en la guerra de Granada. Pasó la casa a poder de doña Catalina Rivera, y por último pasará a ser propiedad de los Alba. El edificio de estilo mudéjar con hermosos patios de yesería, arcos dentados y delicados azulejos, alternándose la ornamentación al gusto musulmán con la de estilo ojival y plateresco en galerías y salones. En la historia de edificio destaca como hechos notables el haberse recibido aquí en sus últimos años la emperatriz de Francia Eugenia de Montijo, viuda del emperador Napoleón III, y el haber nacido en ese mismo palacio el poeta Antonio Machado, hijo del administrador de los duques de alba.

Muy cerquita de allí, encontraremos el real monasterio Santa Paula. La entrada es de real monasterio de religiosas de la orden jerónimo es desde la calle Santa Paula por un compás o patio exterior, en el que encontraremos la portada de la iglesia obra notabilísimo en el que colaboraron el escultor Pedro Millán que hizo Los Ángeles y medallones, y el ceramista italiano Nicolás de prisa que hizo toda la labor de azulejería.

El conjunto de una belleza sorprendente y corresponda los últimos años del reinado de los Reyes Católicos, hacia 1500. La Iglesia es majestuosa y muy rica, como ricas la orden Jerónima, protegida siempre por los reyes de España. Entre las esculturas destacadas Santa Paula del altar mayor, atribuida a Ocampo del siglo XVI y en el altar de San Juan Bautista la imagen de este santo, obra de Martínez montañés, del siglo XVII, y también entre ellas el de San Juan realizado en el altar opuesto. Son interesantes los sepulcros de los marqueses de Montemayor, en azulejos del siglo XVI. El monasterio es un museo con numerosas obras de pintura, escultura y orfebrería. Últimamente ha sido abadesa de este convento la célebre escritora Cristina de Arteaga.

Cerca de allí en la calle doña María coronel se encuentra el convento de Santa Inés, fundado en el siglo XIV por doña María coronel, heroína de la castidad, que desfiguró voluntariamente su rostro arrojándose en él aceite hirviendo, para no ser amante del rey don Pedro I. El cuerpo de está virtuosa dama se muestra al público cada año en el día de su fiesta y pueden verse en él las tremendas cicatrices que conservan la cara. La Iglesia es mudéjar aunque muy reformada en el siglo XVIII. El retablo mayor es de un barroco alucinante, obra de los hermanos Francisco y Fernando del siglo XVIII, inspirado en la escuela de Narciso. La imagen de Santa Inés es de Francisco Campo, siglo XVII, y encontamos otras imágenes de diversos autores muy meritorias. También hay pinturas entre ellos un retablo con tablas flamencas. Según la leyenda, escrita por Gustavo Adolfo Bécquer, el órgano de esta Iglesia sonó en una misa de Nochebuena sin que nadie visible lo tocara, animado por el alma del organista que había muerto sin poder estrenar su partitura.

Para ir terminando la entrada, bajando por la calle almirante Apodaca, hacia la izquierda, encontramos la iglesia de Santa Catalina, templo que tiene dos portadas superpuestas, una de piedra, que procede de la iglesia Santa Lucía y que fue trasladada a este lugar, y detrás de la primitiva portada de estilo mudéjar, como también es mudéjar el interior del templo, con riquísimo techo artesonado. El crucero es de estilo gótico. La capilla sacramental es barroca, obra de Leonardo. Entre sus imágenes deben citarse la virgen del Carmen, obra de Gutiérrez Cano, siglo XIX, el Cristo crucificado, de García Dávila, siglo XVII y sobre todas el Cristo de la hermandad de la exaltación, obra de Pedro Roldán. Del paso que sale en procesión en la semana Santa encontramos a Jesús, y los cuatro ángeles estacionarios de las esquinas en el paso, todos ellos obra de la roldana.

A los pies de la Iglesia en el altar vemos a Santa Lucía, con imagen del siglo XVII, Lucía es patrona de las costureras y de los ciegos. Cervantes en su entremés titulado los mirones alude a esa iglesia de Santa Catalina, ante cuya fachada posterior, se reunían a cantar romances religiosos los ciegos para pedir limosna en los finales del siglo XVI y comienzos del XVII. Son muchos más las Iglesias y conventos de Sevilla. Pero creo haber señalado los que realmente tienen un interés artístico mayor, para los digamos creyentes profundos que quieran hacer un completo circuito ya tendrán que buscar más allá de mis entradas pero espero que más o menos lo que he expuesto en mis entradas os sirva aunque sea de guía referencial. Antes de irnos destacaremos una pequeña capilla, situado en la plaza de puerta jerez, y que pertenecía a la antigua Universidad de Santa María de Jesús. El edificio, de estilo ojival florido tiene la portada de ladrillo laminado. En el interior una nave, el presbiterio está precedido por un primoroso arco gótico florido, y a continuación una estupenda bóveda. El retablo con tablas anónimas del siglo XVI es modelo de transición del ojival al renacimiento. La tabla central representa la virgen de la antigua y ante ella, arrodillado, Rodrigo de Santaella que le ofrece la maqueta del edificio universitario por él fundado. Es obra del gran maestro alejo Fernández, de principios de siglo XVI. También es notable el zócalo de azulejos y el techo de alfarje estilo mudéjar. La capilla es lo único que queda de aquella primitiva Universidad hispalense, una de las más antiguas de España.

Espero que haya gustado esta entrada tanto como me ha gustado escribirla, aún quedan varias entradas sobre Sevilla porque la verdad es una ciudad inmensa, nos preocupéis que esto aún no se acaba. Un saludo a todos, y que paséis un gran día.