El barrio de Triana

¿Qué pasa chavales? ¿Qué mejor que empezar esta entrada con un barrio entrañable y completamente típico de la andaluza ciudad de Sevilla como es el barrio de Triana? Pues nada, para ubicarnos, desde la misma Plaza de Cuba, empieza el barrio de Triana, que en época romana fue el centro de fabricación de vasijas de barro, tinajas y ánforas, para la exportación de trigo y que desde Sevilla se enviaba a Roma. En este barrio trabajaban como alfareras las dos hermanas santas Justa y Rufina, mártires y patronas de Sevilla. En la orilla del río y frente a la Torre del oro, existía una fortaleza de la que queda el nombre en la calle correspondiente. En el centro del barrio está la Iglesia de la Señora Santa Ana. Construida por el rey Alfonso X el Sabio en agradecimiento por haberse curado de un glaucoma agudo o dolor de clavo. El templo, es el primero documentado construido tras la Reconquista, y data de 1280 y su estilo es románico-mudéjar con adorno en su parte superior de cabezas de leones románicos aunque el resto haya sido modificado durante la época del barroco. El interior, es de planta rectangular y tiene una especie de techumbre de bóvedas que sirve pienso yo como apoyo de la nave central en los dos laterales, descargando éstas su carga en contrafuertes exteriores, solución técnica de los arquitectos románicos franceses que llega a España a través de la Orden del Cister. (De verdad, con colegas entendidos de esto, es una maravilla conocer más de barrios trilladísimo, de nuevo, gracias por acompañarme de nuevo a estos lugares tan conocidos pero tan poco profundizados.

Por sus proporciones y por haber sido siempre la principal iglesia de este barrio, se le llama tradicionalmente La Catedral de Triana, y en cierto modo disfrutó privilegios casi catedralicios.

El altar mayor pertenece al estilo del Renacimiento, aunque las dos imágenes que ocupan su hornacina central, Santa Ana y la Virgen, son del sigloXIII,y el Niño Jesús que la Virgen tiene en sus brazos parece obra posterior, mi colega no se aclara. El retablo se completa con quince pinturas en tabla, de pasajes de la vida de San Joaquín, Santa Ana y la Virgen María, obras de los pintores Andrés Ramírez, Andrés Morín, Antón Pérez, Antón Sánchez, Pedro Jiménez, y el Maestro Pedro de Campaña, de 1564.

Es muy notable el altar de Santa Teresa de Jesús, acompañada de cinco pinturas de santos, de la escuela flamenca del sigloXVI.En la nave de la Epístola hay otras pinturas que representan la Adoración de los Reyes, Santa Justa y Santa Rufina, obras de Alejo Fernández. También hay un altar de la Divina Pastora. Son muy interesantes en todo el templo las capillas de patronato costeadas por capitanes de barcos, con enterramientos familiares algunos de notable mérito. También son importantes los motivos de cerámica. Aunque no hubiera otros motivos sería suficiente la riqueza de este templo para hacerle merecer el título de catedral trianera. El barrio en sí, luego es muy normal, con el clásico encanto sevillano, alegre y colorido. También se celebran en él diversas minifestividades, incluso una pequeña feria.

Siguiendo la ruta y bajando por la calle Castilla dejamos a nuestra derecha la iglesia de la O donde se venera la Virgen de la Hermandad de la O, y el edificio de las antiguas Almonas de Jabón del Duque de Alcalá, hoy transformado en edificio de viviendas. Y al final de la calle encontramos la Capilla del Patrocinio. En ella podemos ver la imagen del Cristo de la Expiración, obra de Ruiz Gijón, de 1682. Este Cristo crucificado recibe el nombre popular de El Cachorro porque

según la tradición, el artista copió el rictus de agonía de un gitano apodado El Cachorro a quien mataron de una puñalada en una riña. Ya ves, alegría, alegría. La Virgen del Patrocinio titular de esta Hermandad era del siglo XVII también, pero en un incendio provocó que quedara destruida en y en el breve espacio de un mes se labró esta nueva imagen para las procesiones de Semana Santa.

Y más o menos os he hecho un buen repaso de cosillas que ver en Sevilla, desde un punto de vista más histórico y artístico, tenéis otras entradas mías con lugares para irte de fiesta, para comer, tomarte algo o disfrutar de un rato de casino. En breve supongo que para darle la puntilla os hablaré de la Expo-92, en la que tenía la tierna edad de dos añitos, pero para Sevilla supuso un brutal punto de inflexión.

Galería de fotos