Segovia

Publicado por flag-es Elena Nevado — hace 11 años

Blog: VIAJES
Etiquetas: flag-es Blog Erasmus Segovia, Segovia, España

Hace unos días, el 3 de enero, estuve en Segovia, una ciudad a la que tenía muchas ganas de ir y que no me decepcionó. Todo surgió de improviso, ya que yo no tenía planeado viajar a ningún sitio excepto al pueblo de mi novio, que está en el sur de Albacete, y al que voy siempre que hay fiestas y puedo escaparme, ya que se tarda bastante en llegar y el transporte es caro y no merece la pena ir para estar sólo dos días. Mi novio vive en Córdoba, conmigo, pero su familia vive en su pueblo y cuando tiene la oportunidad va a visitarlos, obviamente. Él llevaba ya allí más de una semana y yo tenía que llegar el día 2 de enero pero su padre nos planteó de broma la idea de que fuésemos a Madrid, lugar donde él vive durante la semana, por motivos laborales. Lo que en principio surgió como una broma a nosotros nos pareció una idea genial, porque además mi cumpleaños es el 3 de enero y así podría pasarlo haciendo algo especial. Al final, de un día para otro, los planes cambiaron: de miércoles a viernes estaríamos en Madrid y luego iríamos al pueblo de mi novio, a terminar de pasar las vacaciones. Ambos ya habíamos estado en Madrid, así que dijimos que quizás podríamos plantearnos visitar alguna ciudad cercana, a la que se pudiera ir y volver en el mismo día, y que el transporte no fuese muy caro y no tardase mucho. La decisión fue rápida y fácil: Segovia. Ninguno de los dos había estado, ambos teníamos muchas ganas de conocerla, además de Madrid a Segovia en Avant se tarda 25 minutos y el precio del billete ida y vuelta era de 24 euros, no especialmente barato pero asequible; además al ser una ciudad pequeñita nos daría tiempo de verla.

El día 3 de enero se planteaba como un día genial, y así fue. Nos levantamos bastante temprano porque el piso en el que nos alojábamos estaba a una media hora de la estación de Chamartín, de donde salía el tren a las 9:40. A pesar de haber madrugado casi perdemos el tren, tuvimos que correr desde el metro hasta la estación e imprimir los billetes, que ya habíamos comprado, a toda prisa. Aunque los dos teníamos dudas de si seríamos capaces de llegar al tren a tiempo, al final lo conseguimos. El trayecto se nos hizo cortísimo, prácticamente sentarse y tener que levantarse, como ya he dicho son sólo 25 minutos, y entre que nos quitamos el abrigo, la bufanda, soltamos el bolso y tal, ya estábamos llegando y teníamos que ponérnoslo de nuevo…

Cuando salimos de la estación nos llevamos una sorpresa enorme: la estación a la que llega el AVANT y por la que pasan los trenes de larga duración (que son muy poquitos) está totalmente a las afueras de la ciudad, en medio del campo, rodeada de verde y de vaquitas, ovejas o lo que fueran aquellos animales que se veían a lo lejos. Es increíble que en una ciudad tan turística la primera impresión que te lleves sea esa. Parecía que, en vez de una estación, se trataba de un aeropuerto. Por suerte, en la puerta había ya varios autobuses esperando, sabedores de que el Avant procedente de Madrid traería más turistas que segovianos (estaban en lo cierto). Los autobuses que se pueden coger son el 11 o el 12, el billete vale 1 euro, se puede comprar al mismo conductor y el trayecto entre la estación y el centro de la ciudad es de unos 20 minutos (no se puede ir andando, lo cual es una putadita). Nosotros cogimos el 11 y nos dejó a los mismos pies del acueducto, y para la vuelta el autobús se coge en la misma parada, así que no hay problema.

Y ya sí podíamos decir que estábamos en Segovia, porque antes podríamos haber estado en cualquier ciudad española. La primera vista del acueducto nos dejó totalmente impresionados… Hace poco escuché a una estadounidense decir que el acueducto de Segovia no es para tanto… Qué atrevida es la ignorancia, ¿verdad? El acueducto tiene 2000 años de antigüedad, su longitud es de 16 km uniendo la sierra con la ciudad, se conserva prácticamente intacto, ya que no ha tenido que ser reconstruido nada más que en un tramo de 300 metros, y lo más impresionante de todo: las piedras no están unidas por cemento, gravilla ni nada, simplemente están colocadas unas encimas de otras, con una inclinación perfecta y formando arcos que no se han movido de su sitio en estos 2000 años. Es una auténtica obra de ingeniería, y una maravilla del mundo, que ya quisieran para sí los estadounidenses…

En la plaza que hay a los pies del acueducto está el centro de acogida de los visitantes, una especie de oficina turística, donde puedes pedir mapas y reservar visitas, además de comprar recuerdos. Aunque había cola nos atendieron rápido, nos dieron un mapa, nos explicaron por encima qué podíamos visitar y nos informaron de que en un rato había una visita guiada a la ciudad que costaba 13,50 € que duraba 2 horas y media y que incluía las entradas a la Catedral y al Alcázar. Como las entradas a esos dos sitios sumaban un total de 8 euros, decidimos que era buena idea hacer la visita porque por 5 euros más tendríamos explicaciones profesionales. Tuvimos suerte porque cuando fuimos a hacer la reserva que se hace en el mismo centro de acogida de visitantes pero en otra cola distinta, sólo quedaban dos plazas (el máximo son 40 personas por visita guiada). Por cierto, en este centro también hay unos baños muy limpios a los que puedes entrar por 20 céntimos.

Empezamos la visita a las 11:15, y la primera parada fue en el acueducto, donde nos explicó la historia de la ciudad por encima y también nos habló sobre el acueducto mismo. No os voy a contar todo lo que nos dijo porque además sobre el acueducto ya he hablado más arriba, pero más o menos nos contó que antes de que llegaran los romanos a la ciudad allí vivían los celtíberos, luego se asentaron los romanos que fueron los que construyeron el acueducto, y que este se ha mantenido en pie gracias a que en Segovia nunca ha habido ninguna guerra, ni siquiera llegó la Guerra Civil española. También nos habló sobre los distintos reyes que vivieron en el Alcázar de Segovia, siendo los más importantes Enrique IV y, sobre todo, su hermanastra Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, más conocidos como los reyes católicos. Nos contó más cosillas, pero para saber más lo mejor es leer un poco de la historia de Segovia o, mejor aún, viajar a la ciudad y hacer la visita guiada.

Después de esto fuimos andando hasta llegar a la que los segovianos llaman la calle real, porque todos los reyes al ser nombrados reinantes tenían que pasar por esta calle donde juraban proteger los fueros de la ciudad. En la esquina de esta calle está la casa de los picos, que se llama así porque adquirió el estilo renacentista especial de esa época en España y la fachada está llena de picos hacia fuera. Esta casa la hizo un judío que se había convertido al cristianismo y que llegó a ser un personaje importante en la ciudad para que la gente, en vez de llamarla la casa del judío, la llamase de otra forma por lo curiosa que era, y consiguió su meta.

También sobre el esgrafiado, una técnica decorativa muy característica de Segovia, que se trata de decorar sobre todo las fachadas de los edificios con figuras geométricas ya que tenía tradición árabe y los musulmanes no tienen permitido decorar con animales o personas. Es una decoración muy bonita y que llama mucho la atención, sobre todo las más antiguas, que se hacían a mano, una a una; posteriormente se empezaron a hacer con planchas. Posteriormente, llegamos a la Iglesia de San Martín, que anteriormente era conocida como la iglesia de las sirenas porque en la decoración de sus columnas románicas se trataba el tema de las arpías (así es como se llamaba antiguamente a las sirenas). Detrás de esta iglesia hay una biblioteca que anteriormente fue cárcel e iglesia, a un lado está el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, y en la especie de plazoletilla que se abre es donde vivían los pañeros, un negocio muy importante para la ciudad, ya que la enriqueció enormemente, sobre todo en la época de Carlos V de España y I de Alemania. En los balcones y ventanas de las casas de esta plazoleta, adornadas con sus escudos, se colgaban los paños a secar. También podemos ver aquí la estatua de Juan Bravo, una especie de héroe para los segovianos.

Si continuamos andando llegamos a la Plaza Mayor donde, desde el siglo XV, se han puesto puestecillos de comida, ropa, etc todos los jueves. Anteriormente esta plaza era más pequeña porque había una iglesia en ella, en la que, por cierto, fue coronada Isabel I de Castilla, pero unos años más tarde de su coronación se desmoronó y fue trasladada a un lateral de la plaza para dejar más espacio en la plaza que daba a la catedral.

Por fin llegamos a la catedral, impresionante tanto por dentro como por fuera, aunque al fin y al cabo una catedral más de las muchas que hay en Europa, algo que de todas formas no le resta belleza. Entramos a la catedral, donde nos contó que como habían tardado en construirla 200 años pues tenía bastantes estilos distintos, y que además tenía un estilo gótico tan tardío que es imposible de encontrar en otra construcción. Lo que más me impresionó de la catedral fue el coro, ya que cada silla estaba decorada de una forma distinta, y había más de 100.

Después pasamos por delante de la antigua sinagoga que ahora es un convento del Corpus Christi, y que es prácticamente la entrada a la judería, por la que no pasamos con la guía. Nos fuimos directamente al Alcázar, que es chulísimo y tiene unas vistas increíbles. Por fuera es muy bonito y por dentro más que nada es muy interesante, sobre todo si conoces algo la historia de los Reyes Católicos y de Enrique IV y Juana de Portugal, que son los reyes más importantes que vivieron en él, aunque también vivieron otros reyes como por ejemplo Pedro el cruel, cuyo hijo murió al caer de una de las ventanas del Alcázar y que está enterrado en la Catedral. En el Alcázar también se puede subir a una de las torres pero hay que pagarlo aparte, aunque son sólo 2 euros y merece muchísimo la pena. Eso sí, hay que tener en cuenta que son 152 escalones por unas escaleras de caracol estrechísimas, por las que difícilmente caben dos personas a la vez, y muy muy empinadas, además de tener escalones muy altos. Se puede llegar arriba sin morir en el intento pero hay que ser joven o estar en forma, y además tener cuidadito porque puede ser peligroso, ya que si se cae una persona, caen todas las que haya camino abajo y puede pasar una desgracia. Las vistas desde lo alto de la torre son maravillosas, así que si os veis capaces no dudéis en subir.

La visita no incluía la torre, acababa en el alcázar, así que después de subir a la torre por nuestra cuenta decidimos que ya era de ir a comer, ya que serían las dos y media de la tarde más o menos. Había muchos sitios de menús típicos segovianos alrededor de la Plaza Mayor y por eso zona, con los precios rondando los 18-25 euros por un plato de chochinillo, una ensalada, la bebida, el postre y el pan.

Después de comer dimos un paseo por la judería, que es muy agradable aunque no tiene nada de especial, simplemente las calles algo más estrechas y eso, pero claro, viniendo de Córdoba pues no impresiona mucho.

Por último, nos paramos a comprar algún recuerdo de la ciudad y nos acercamos a un lateral del acueducto, donde hay unas escaleras por las que se puede subir hasta arriba del todo y ver el acueducto desde arriba. Muy recomendable también.

Nuestro tren salía a las 18:30 así que cogimos el autobús de las 18 y llegamos a la estación con el tiempo justo pero a la vez de sobra porque la estación es muy pequeñita.

También se pueden visitar el museo de Antonio Machado, que era andaluz pero vivió una temporada en Segovia, y el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, aunque a nosotros no nos dio tiempo. También es posible ver muchas otras iglesias, entre ellas una reproducción del templo de Jerusalén. Y es muy recomendable visitar la provincia entera ya que se pueden encontrar auténticas maravillas en muchos pueblos de la zona. A nosotros no nos dio tiempo a más, pero volveremos, sin duda.

Recomiendo totalmente visitar esta ciudad tan importante para una parte de la historia de España y además tan bonita y acogedora.

 


Comentarios (0 comentarios)


¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?

Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!

¡Quiero crear mi blog Erasmus! →

¿No tienes cuenta? Regístrate.

Espera un momento, por favor

¡Girando la manivela!