Las fiestas de los encierros

Las fiestas del toro

Os voy a contar mi trayectoria por unas fiestas especiales; las fiestas de los encierros de Cuéllar. Estas fiestas se llaman coloquialmente “Los Toros”, se celebran a finales de agosto y/o principios de septiembre en honor a Nuestra Señora del Rosario. Los cuellaranos llevan muy dentro sus fiestas y sienten mucho orgullo por ellas, ya que los encierros están declarados fiesta de interés turístico nacional desde 2008, por eso cuando te presentan a un cuellarano te dirá: “Me llamo fulanito, soy de Cuéllar de donde son los encierros más antiguos de España”. Y razón no le faltará; en efecto, en el Archivo Histórico de Cuéllar se conservan documentos que datan del 1405 los cuales hacen referencia a festejos taurinos, por lo que estos encierros ¡tienen más de 500 años! Los encierros de Cuéllar no tienen nada que ver ni nada que envidiar a los de Pamplona, a los que todo el mundo suele hacer referencia por ser los más conocidos y populares a nivel nacional e internacional.

Los Toros comienzan el fin de semana perteneciente al último domingo de agosto y duran hasta el jueves siguiente. El viernes es la víspera y, hasta hace pocos años, era típico acudir con tu grupo de amigos al concurso de cortes que se celebraba en la plaza de toros y recibir así con los brazo abiertos el “olor a toro”. Ahora el viernes de toros se empieza celebrándolo por la tarde en la plaza de la Huerta Herrera con un concurso de limonada en el que participan grupos de jóvenes. Por la noche el ambiente y las ganas de fiesta crecen con  las charangas en la Calle Ávila hasta las tres o cuatro de la madrugada. En la plaza mayor también suele haber concierto y en la plaza de la Soledad una orquesta; yo prefiero quedarme con mi cerveza y moverme con el ritmo de la charanga.  Muchos afirman que la noche del viernes de toros es mejor que la del sábado, sin embargo yo soy de los que opina que es mejor reservarse para el sábado y el domingo (ambos muy duros) y por eso considero que es mejor no irse muy tarde a casa (no más de las 8 de la mañana).

Sabado de toros

Llegamos al Sábado de toros. El sábado de toros muchos se levantan con un nudo en el estómago (la resaca influye bastante), como si se tratase de un día de examen. A las 19:30 se celebra el pregónen el que se nombra a la corregidora y sus damas (ya presentadas en un acontecimiento anteriormente) y en el que se inauguran unas nuevas fiestas inolvidables. Como es lógico, se celebra en la Plaza Mayor, y los ojos de todo Cuéllar tienen un único objetivo: el balcón del ayuntamiento. Los jóvenes, repletos de vino, tanto en las venas como en sus ropas, ocupan el centro de la plaza sin parar de empujar, saltar, gritar y reír. Yo prefiero no estar en pleno centro de la masa humana haciendo el burro, ya que en más de una ocasión alguno ha tenido que acudir a urgencias (que por suerte está al lado) con la cabeza partida.

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El pregonero suele ser siempre un personaje importante en el mundo del periodismo. La única norma que no puede infringir todo pregonero es la forma de acabar su discurso: todo pregón debe acabar con una única frase; una frase que recorra todo el cuerpo de los cuellaranos y esa frase es… ¡Cuellaranos, a por ellos! Seguidamente suena el “A por ellos”, el “himno” de Cuéllar, y toda la plaza baila esta jota. Por fin quedan inauguradas las fiestas, así que ya los cuellaranos se pueden poner el pañuelo rojo en el cuello que les acompañará hasta el jueves. A continuación comienza el desfile de las peñas oficiales: El Soto, El Pañuelo, El Embudo y La Plaga.

Todos los jóvenes con alguna copa de más bajan por la calle San Pedro y los vecinos de esta calle les echan cubos de agua (son muy amables y se la suelen echar caliente, ya que a finales de agosto a esas horas ya hace fresco). Después de hacer bastante el animal y de acabar de bajar San Pedro, es hora de ir a casa a darse una buena ducha de agua caliente. Se dice que la ducha de después del pregón es la mejor de todo el año.

La fiesta por la noche

Una vez duchado y cenado es hora de dar la bienvenida al Sábado de Toros. Los grupos de jóvenes (sobre todo adolescentes) suelen tener peñas donde pasan gran parte de las fiestas, en ellas guardan el alcohol con el que beber y poder invitar a un “refrigerio” a los forasteros. Pero la fiesta, por supuesto está en la calle y en los bares. En la plaza de la Huerta Herrera desde hace pocos años se celebra una gran fiesta a manos de los 40 principales donde los DJs pinchan música actual y donde se reúnen miles de personas con su correspondiente botellón. En esta plaza se está gran parte de la noche, hasta que acaba que suelen ser las 5 o 6 de la mañana. Yo soy de los que aborrece el agobio, por eso prefiero estar en los alrededores de la plaza, en vez de en medio de toda la multitud.

El cielo empieza a clarear y eso significa que hay gran cantidad de borrachos poblando las calles y, lo más importante, que se acerca el primer encierro. Pero ¿Cómo son los encierros en Cuéllar? ¿Qué es lo qué tanto los caracteriza? La esencia de estos encierros es que el ganado es trasladado desde los corrales que está en el pinar hasta la plaza de toros que está en el pueblo. El recorrido por el campo es lo que hace que acuda tantísimas personas a disfrutar de estos encierros.

Los encierros

El ganado sale a las 8:00 de la mañana de unos corrales que se encuentran por el río Cega y es la denominada “Suelta”. Este corral al estar situado en pleno pinar, no hay ningún tipo de barrera por lo que es realmente peligroso acudir a esta suelta si no es con un todoterreno del que no te despegues o por supuesto a caballo. En la suelta, a pesar de su peligrosidad, hay una gran aglomeración de gente, todoterrenos y sobretodo caballos; todos ellos se colocan formando un pasillo que ayuda a que los toros y los cabestros salgan rectos (aunque no siempre es así y se puede desviar alguno que dará guerra durante todo el encierro). El ganado es conducido por el pinar a lo largo de 5 kilómetros con la gran ayuda de los caballistas, los cuales son un pilar fundamental de este encierro. Tener la oportunidad de poder ver todo este recorrido por el pinar es algo maravilloso; eso sí, se debe ir con el lema de “tonto el último” interiorizado, ya que al haber tanta gente, o eres un poco hábil y le echas un poco de morro o te quedarás el último y no verás nada. Antes de iniciar el recorrido por el casco urbano los toros hacen un par de descansos para coger fuerzas para lo que les espera… Tradicionalmente, mientras “los hombres” guían el ganado hasta el pueblo, “las mujeres” esperan al encierro bailando en círculo por el recorrido del encierro “El Baile de la Rueda” acompañado de dulzainas y tamborilesy digo tradicionalmente porque los tiempos cambian y son cada vez más las mujeres que se acercan a la suelta y los hombres que bailan la rueda.

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El encierro comienza a entrar en el casco urbano a las 9:30 por “el embudo” (si no se retrasa). Se denomina “el embudo” a la forma que queda de la casi unión de dos laderas pertenecientes a la cuesta de “El Castilviejo”; el embudo es la unión del campo y las calles de Cuellar, donde cientos de personas se agrupan en ambas laderas, pinos, tapias, árboles, tejados o postes de la luz para observar la preciosa estampa que nos regalan los toros y los caballistas al descender por el embudo. Se trata de un punto peligroso, me reitero con lo de acudir con un coche para ver cualquier punto del encierro que sea en el campo. De un momento a otro un toro puede tomar el camino equivocado y “liarla parda” porque en el asfalto puede que sí, pero en el campo una persona no tiene nada que hacer contra un toro. En el embudo los operarios del ayuntamiento colocan unos palos que única y exclusivamente tienen la función de conducir el recorrido, pero mucha gente lo usa de barrera para vez el encierro y más de una vez le ha costado un buen susto o incluso la vida a una de estas personas que se sitúan en dichos palos ¡ojo! Si vas ni se te ocurra ponerte en ellos. La bajada de los toros junto con los caballos y ver cómo van acelerando el paso creo que es lo más bonito que se puede ver en cuanto a encierros se refiere.

Todo el recorrido por el pueblo está señalizado por varias placas en el asfalto y es el siguiente: El Embudo, la Resina, los Coches, las Parras, los Paseos y la Plaza de Toros. La muchedumbre espera ansiosa en las talanqueras del recorrido urbano, sin dejar ningún hueco libre para ver las primeras carreras y los primeros sustos. La gente se empieza a inquietar y a ocupar sus puestos en forma de ola humana según se va acercando el encierro y, de repente ¡ya los tenemos aquí! La tranquilidad de la espera se trasforma en una gran descarga de adrenalina y en una excitación única pero que, si todo va bien, solo dura unos segundos. Pero no suele ser el caso, raro es que en Cuéllar la manada pase al completo de principio a fin y también suele ser raro que entren todos los toros en el pueblo. Siempre o casi siempre se suele quedar uno o varios toros rezagados que no dejan talanquera sin “amuzar” ni metro cuadrado de asfalto sin pisar.

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Fuente de la imagen: http://escuellar.es/index.php/un-quinto-encierro-complicado-cierra-el-ciclo-de-cuellar/

He de decir que yo tengo el privilegio de tener un balcón dentro del recorrido (exactamente en el final del embudo) desde el que poder verlo, el balcón de la casa de Andrea, pero yo considero que ver un encierro desde un balcón, es como no verlo, por eso a mi donde más me gusta verlo es en este mismo punto del recorrido, justo al final del embudo, donde los toros pisan asfalto, pero visto desde la talanquera. Eso sí una recomendación, si se trata sobre todo del domingo de toros, es decir, del primer encierro, más vale que vayas con bastante antelación si quieres coger sitio. Los encierros se disfrutan más entre semana, los días que hay menos gente. Otros puntos donde me gusta verlo es entre la zona de La Resina y Los Coches, donde suelen poner tradicionalmente la churrería.

Después del encierro

El encierro evidentemente acaba en la Plaza de Toros donde seguidamente se celebra la “probadilla”, término que hace referencia a las clásicas capeas, donde los jóvenes y no tan jóvenes se atreven a hacer algún corte, salto e incluso a sufrir algún revolcón con alguna vaquilla o incluso novillos que sueltan.

De lunes a jueves a las 12:00 también hay un encierro de vaquillas con un recorrido mucho más corto para los más jóvenes y con su correspondiente probadilla en la plaza. Por lo tanto hay un total de sies encierros de toros (de domingo a jueves) y cinco encierros de vaquillas (de lunes a jueves).

Después del encierro de vaquillas empieza el Chateo. Una de las cosas que más me gusta de las fiestas de Cuéllar es que la fiesta principalmente es durante el día, con el Chateo Popular, más conocido como “Echegaray”. El Echegaray consiste en recorrerte gran parte de los bares del centro del pueblo, atiborrándote a cañas al compás de las charangas de las peñas oficiales (cada día se encarga una peña). Se comienza por los bares de la Plaza Mayor, Calle San Francisco y finalmente la gente se concentra en los bares de la Calle Ávila. Los “más valientes” o los que ven muy lejos todavía la hora de irse a casa, se van al bar Kykox a eso de las 18:00, donde los cubatas empiezan a apetecer más que las cañas. A este bar no suele llegar la charanga ya que por la hora que es, esta debe estar ya en la plaza de toros amenizando la corrida de esa tarde.

Todas las tardes se celebran eventos taurinos con los toros que han recorrido las calles por la mañana: corridas, forcados o rejones con su correspondiente probadilla después. La entrada individual de estos festejos taurinos suele costar alrededor de 25 euros (al sol) y no faltan toreros como Manuel Jesús “El Cid”, Manuel Díaz “El Cordobés” (de los considerados buenos) o el autóctono Javier Herrero. La fiesta de por la tarde no es lo más destacable de las fiestas de Cuéllar, de hecho yo nunca he asistido a ningún festejo de por la tarde, prefiero quedarme con mi fiesta y mi música en otra parte.

A lo largo de la jornada se celebran también numerosas actividades para todos los públicos, especialmente para los niños. En los paseos de San Francisco hay una gran cantidad de puestos típicos de fiestas: pulseras, juguetes, ropa, alfombras, artículos de cuero, etc. Además de atracciones para los más pequeños (con su música de Camela, que no puede faltar).

Todos los días son iguales de domingo a jueves, cada día “le corresponde” a una peña oficial, que debe ser la encargada de organizar actividades a lo largo del día y de animar con su charanga.

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Fuente de la imagen: http://escuellar.es/index.php/recuerdos-de-unas-fiestas-vividas-en-las-calles-de-cuellar/

El jueves, muy a pesar de la gente, es el último día de fiestas, aunque muchos lo agradecen porque el cansancio pesa mucho ya en el cuerpo y el bolsillo pesa demasiado poco. Este día, después de la corrida no se celebra probadilla, si no que se realiza el desfile de peñas que indica el principio del fin de Los Toros. En este desfile todas las peñas oficiales se juntan alrededor del ruedo y, en medio, el alcalde dice unas palabras de agradecimiento. A continuación se escucha por última vez el “A por ellos”, que todos bailan con las mismas ganas que el primer día. Para cerrar definitivamente las fiestas, a las 11:00 se tiran desde el Castilviejo los fuegos artificiales (dicen que es típico verlos junto a tu “ligue” de las fiestas). Yo los veo con Andrea.


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