Escapadas desde Madrid (I): Segovia

Madrid, como capital de España que es, ofrece una de las mayores ofertas culturales de todo el país y tiene cientos de cosas que ver tanto en la capital en sí como en los municipios que se encuentran a su alrededor. Sin embargo, fuera de la provincia de Madrid se pueden encontrar algunas ciudades a las que cualquier persona que viva dentro de Madrid debería pasarse a visitar al menos una vez.

Una de estas ciudades es Segovia, la cual se encuentra en Castilla y León, a aproximadamente 100 kilómetros. Una distancia bastante corta, lo que hace la hace una ciudad perfecta para cualquier escapada con un grupo de amigos de un sólo día sin necesidad de buscar alojamiento.

¿Cómo llegar?

Hay muchas posibilidades para llegar a Segovia desde Madrid. La más rápida sin duda es el coche, pero como no todo el mundo dispone de un coche con el que poder viajar sólo quedarían dos opciones para viajar por carretera: BlaBlaCar (o similares) o autobús. En ambos casos el tiempo en llegar suele rondar la hora, y el precio en ambos casos estaría entre 5 y 7 euros. La opción del BlaBlaCar tiene la ventaja de que no sería necesario encontrar aparcamiento (el cual no siempre es fácil de encontrar), además de la posibilidad de llegar a encontrar viajes por menos de 5 euros y que el conductor te deje en pleno centro de la ciudad

En cuanto a una opción para llegar por un medio que no sea la carretera sólo existe el tren. Cercanías ofrece trenes de media distancia que llegan a Segovia en aproximadamente dos horas. El precio es de 7'5 euros, y aunque es la opción menos rápida esta ofrece la posibilidad de disfrutar el paisaje intermedio de la sierra de Madrid.

Un día en Segovia

Segovia es una de las ciudades más turísticas de toda España. No es muy grande, pero aún así tiene un gran número de cosas que ver. Verlas todas en un día sería imposible, pero según mi experiencia en la ciudad es perfectamente posible planificar una ruta para recorrerse Segovia en un sólo día visitando los monumentos más importantes. Con ello es posible hacerse una idea de como es la ciudad.

El mejor lugar para comenzar una ruta por Segovia sería la parte más visible del acueducto, la parte más reconocible de la ciudad. Uno de los acueductos romanos mejor conservados de toda Europa, se puede pasar por debajo del mismo y tocar los propios cimientos. También es posible subir a alguno de los miradores que se encuentran a ambos lados de la parte más visible. Estos ofrecen unas vistas geniales del monumento y además permiten la visión de las otras partes menos visibles del acueducto, ya que el acueducto se extiende durante unos cuantos metros más, pero peor conservado, eso sí.

Después lo mejor que se puede hacer es perderse por sus caóticas calles hasta llegar a la catedral de Segovia, otro de los símbolos de la ciudad. Es especialmente importante desplazarse andando por la ciudad, ya que para mí el principal encanto de esta es ver sus edificios a pie de calle, y más teniendo en cuenta que la visita sólo va a durar un día (siempre que se quiera eso). El precio para entrar a la catedral es de tres euros, un precio bastante asequible que que pienso que merece la pena pagar.

Al acabar la visita a la catedral es posible que sea la hora de comer. A la hora de buscar un lugar para comer pienso que es el lugar en el que más fácil me ha resultado hacerlo. Con una simple búsqueda en Google puedes encontrar cientos de restaurantes cercanos y sus puntuaciones. La ciudad está llena de restaurantes de muchos tipos, la mayoría de ellos de comida tipícamente española, por lo que será fácil encontrar el plato segoviano por excelencia: el cochnillo.

Después de comer lo ideal sería un paseo hasta el alcazar de Segovia para ver el atardecer en la ciudad desde la muralla. El alcazar se encuentra en la parte más alta de la ciudad, por lo que hay que tener en cuenta que se tardará más en llegar hasta aquí por ser el recorrido todo cuesta arriba. Aún así es un paseo agradable. La entrada al alcanzar son 3'50 euros para los estudiantes y 5 euros si no se es estudiante. También merece la pena, al igual que la catedral, aunque aquí hay más cosas que ver tanto por dentro como por fuera, y las vistas de las llanuras de la meseta son espectaculares.

Después recomendaría personalmente bajar hasta el mirador de la Pradera de San Marcos, el cual es una pradera de hierba en la que se puede ver el alcazar desde abajo. Son unas vistas muy bonitas, da la sensación de encontrarse en una película medieval.

Después de esto no daría tiempo para mucho más, sólo quedaría volver a Madrid de la forma en la que se haya decidido y poner fin a una de las mejores visitas que hacer fuera de Madrid viviendo en la capital.

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