Tenerife en Murcia (IV)

Cuando di media vuelta para entrar al aeropuerto del norte de Tenerife visualicé inmediatamente el rótulo de los baños. Me dirigí a la derecha siguiendo las indicaciones, pero de pronto me topé con los aseos de minusválidos y de caballeros, lo cual no me detuvo a la hora de entrar en ellos (la necesidad imperaba). Como había entrado por la puerta lateral del aeropuerto, presupuse que nadie si dirigiría a allí -a modo de tranquilizar mi conciencia- y aproveché para retocar mi maquillaje, lavar mis dientes y peinar mi cabello. Tenía tiempo hasta que el vuelo saliera, así que algo me impulsó a recomponer mi imagen. Mientras esperaba a que la plancha de pelo alcanzara los 180 grados de temperatura me paré a reflexionar frente al espejo. Resultaba que había pasado un tiempo ideal en la isla más extensa del archipiélago canario, me había enamorado pérdidamente de los paisajes, la gente había sido amabilísima y la participación en el congreso me provocó las ganas que me faltaban para tener claro mi futuro. Recuerdo a Alberto y Josema por parte de La Laguna, que me inspiraron y confesaron cosas tales como "en la academia se vive muy bien, no te haces rico, pero se vive muy bien" o "para qué quieres experiencia profesional en qué, ¿una agencia de publicidad que no te motiva? un doctorado es como una segunda carrera pero a lo bestia y te dará mucha más experiencia que la que puedas adquirir en el mundo laboral, si la sabes aprovechar claro: asistencia a congresos, publicaciones en revistas, estancias internacionales, movilidad, estudiantes, profesores, catedráticos...". Se me caía la baba hablando con ellos. En sus propias carnes relataban su experiencia y una envidia sana me recorría el cuerpo desde la punta de las uñas de mis pies hasta el último pelo de mi cabez (rojas ambas extremidades). Eso es lo que realmente quiero hacer y cómo quiero vivir. Hay mucho futuro por delante, me lo dicen hasta los muros de las calles de Tenerife (como se ilustra en la imagen) y yo voy a plantarle cara y comérmelo. Ahora cobra sentido el título que encabeza este minirrelato. En primer lugar se trataba de algo físico, yo presente en la isla, pero se ha dado la vuelta sin que apenas lo esperara. Ahora se trata de algo mucho más fuerte y con mayor sentido: el simbólico. Tenerife se queda dentro de mí, me guardo un pedacito en mi interior, ese que me ha hecho reflexionar y que se ilumina cada vez que lo recuerdo.

La bombillita de la plancha se volvió roja -como mi pelo y mis uñas-, señal de que estaba lo suficientemente caliente.


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Comentarios (3 comentarios)

  • flag- Gabrii Marcháis hace 11 años

    que bonito Virgi!!!!

  • flag-es Vir SN hace 11 años

    lo sé, para mí lo fue :)

  • flag-es Vir SN hace 11 años

    cada vez que releo esta entrada más me fascina la foto...

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