Monte Saint-Michel
Club Internacional
Algo que hizo mi estancia en Francia más fácil e interesante fue el Club Internacional. De verdad, tengo que decir que los chicos del Club Internacional son increíbles. Había oído hablar de ellos ya en la República Checa porque nos mandaron un mensaje sobre su servicio de recogida. No lo sabía, pero recogen a los estudiantes nuevos directamente desde la estación de tren. Al recibir el correo supe que quería que me recogieran. Aunque mi casera me había ofrecido llevarme a casa desde la estación, elegí el Club Internacional porque sabía que sería una oportunidad de hacer amigos nada más llegar. Fui en autobús. Me asustaba porque la mayoría de mis amigos fueron en coche para llevar el equipaje y yo fui sola en bus con dos maletas enormes. Le mandé un mensaje al tío que tenía que recogerme y me dijo que bajara la escaleras, lo cual no era posible porque llevaba muchas bolsas. Por tanto, estuvimos un rato intentando encontrarnos. La primera persona a la que conocí fue Nina de Finlandia y luego mi compañera de piso, Cherry, de la India. El primer día en Lila fui muy tímida.
Teníamos la primera fiesta de bienvenida del Club Internacional esa misma noche. Estaba muy impresionada con las actividades que organizaron para nosotros. Quitando ese primer día, mi estancia comenzó con la semana de presentación. La próxima vez describiré esta semana de presentación con detalle. Las actividades que organizaron incluían patinaje sobre hielo, ir de bares, turismo por la ciudad, citas rápidas y muchas otras. Aparte de eso, organizaron algunos viajes durante el semestre. Teníamos una fecha límite y si queríamos ir con ellos nos teníamos que apuntar antes. Era una decisión complicada.
Viajes
No pude ir al primero. Era un viaje a Ámsterdam, pero ese día tenía un examen de inglés. Me puso un poco triste, pero como David estudiaba allí, planeaba ir muchas veces durante el semestre. El segundo viaje fue a Disneyland. Era una decisión obvia porque me encantan los parques de atracciones y siempre había querido ir. Era como mi sueño. El viaje costaba 60 euros, pero merecía la pena porque si fuera sola pagaría mucho más. Teníamos descuento de grupo gracias al Club Internacional. Otro viaje que ofrecían fue a Versalles y al Monte Saint-Michel.
No podía elegir entre ambos. Ambos eran castillos. Después estuve investigando y descubrí que Versalles está en los alrededores de París y que las entradas son gratis para los estudiantes europeos. Por tanto, decidí que podía ir otro día por mi cuenta e ir al Monte Saint-Michel con el Club Internacional porque está en Normandía. Se supone que sé mucho sobre esta zona porque hice una presentación muy larga sobre el tema en francés. Desde el principio tenía ganas de mejorar mi francés en Lila, como es normal, por lo que di la asignatura de Econometría en francés. Pero no fue nada bien. Como ya había dado muchas clases de Econometría en la Universidad Carolina, no era nada nuevo. Además, no entendía al profesor y las presentaciones eran en inglés.
IESEG School of Management estaba bien preparada para los nuevos estudiantes y ofertaban algunas asignaturas en francés. Yo quería dar todas las de B1 o B2 para mejorar mi francés lo máximo posible. Pero una asignatura, Preparación para DELF, me resultaba demasiado difícil y no me fue bien. Por otro lado, participé en una asignatura llamada: «Découverte de la France». No era nada interesante. En cada clase hablábamos de las regiones de Francia y un grupo hacía una presentación larguísima en francés. O sea, que solo me preparaba para la clase cuando nos tocaba exponer y no prestaba mucha atención. Encima el profesor hablaba muy rápido.
Uno de los últimos viajes que nos ofreció el Club Internacional fue a Praga y quiero hablar de ello con más detalle en otro artículo porque fue en mitad del semestre y ¡lo pasamos genial! Cuando nos dijeron lo de la fecha límite y el plazo para pagar el viaje, tuve mucha suerte. Lucia llegó a tiempo e hizo la cola, así que fuimos y pagamos los viajes. Por desgracia, no todo el mundo pudo ir a todos los viajes porque tenían un límite máximo de personas. Yo al final pagué para Monte Saint-Michel y Disneyland porque a Praga quería ir por mi cuenta para quedarme algo más de tiempo con mi familia.
Monte Saint-Michel
El viaje a Monte Saint-Michel fue en febrero. No había mirado la ubicación, pero me llevé la desagradable sorpresa de que estaba lejísimos. El fin de semana entero fue una locura. Fuimos a una fiesta el viernes y luego directos al bus que nos llevaba a Monte Saint-Michel. Al volver decidimos ir de fiesta otra vez y sobre las tres de la mañana descubrimos que al día siguiente había un Carnaval en Dunquerque. Por desgracia, no estábamos preparados para eso y estábamos tan cansados que decidimos no ir. En ese momento me dije que no tenía que ir a todas partes, pero después del Carnaval me sentía diferente. Quizás es de lo único que me arrepiento de mi intercambio. Pensé que era una fiesta más y necesitaba dormir ese domingo. Sin embargo, todo el mundo estuvo hablando mucho de ese día. ¡Y llevaban unos disfraces increíbles! Oí muchas historias de este festival, como que todo el mundo estaba contento, que daban alcohol gratis y que las calles estaban llenas de gente y de música. Pero basta de lamentos, no puedo estar en todas partes.
Como ya he dicho, fuimos de fiesta el viernes por la noche y me sorprendió que las chicas y yo no llegáramos tarde. Pero en cuanto me subí al bus, solo quería dormir. Me senté al lado de Juan. Luego descubrimos que íbamos a estar en el bus siete horas, pero como quería dormir, no me importó. Ahora al pensar en el viaje, creo que era demasiado. Al llegar todos miramos el castillo. ¡Era precioso! A veces hay agua entre el castillo y la tierra, pero a veces el agua retrocede y se puede ir andando al castillo, que era nuestro plan. Fuimos andando y era enorme. Éramos un grupo bastante grande. Todos llevábamos una audioguía y yo la iba escuchando. El sitio era muy bonito. Al ver esta foto siempre me acuerdo de que llevaba auriculares, pero unos minutos después, los perdí. Probablemente los devolví junto con la audioguía.
Había muchos lugares con vistas preciosas e hicimos fotos en todas partes. Diría que estuvimos allí unas dos horas. Cuando nos dio hambre, nos pusimos a buscar un buen restaurante. En el castillo hacían unas de las mejores crepes del país. Yo pedí una salada con jamón y queso. La verdad es que me gustaron más en París. Era bastante caro por ser un sitio turístico. Después de cuatro horas, quizás menos, volvimos al bus y nos llevaron a otra ciudad llamada Honfleur.
La ciudad era bonita, pero nada del otro mundo. Había un puerto con barcos y era bastante pequeña. Nos volvió a dar hambre, así que fuimos a una cafetería y tomamos café y crepes otra vez. Esta vez eran crepes dulces. Nos dejaron dos horas para explorar la ciudad y luego fue hora de volver. Me alegra haber tenido la oportunidad de visitar un castillo tan impresionante. Por otro lado, este viaje costó mucho dinero comparado con viajar por nuestra cuenta. Además, como estaba tan lejos de Lila estuvimos casi todo el tiempo en el bus. Por eso igual no hubiera ido si llego a saber todos los detalles del viaje. Pero con el Club Internacional siempre se pasa bien. Nos hicieron el desayuno y estuvimos jugando a juegos en el bus. Recuerdo que a los mexicanos y a los brasileños se les fue la cabeza en el bus y se pusieron a beber y a cantar. Ya me caían bien. En este viaje hice algunas de las mejores fotos del intercambio gracias a Denis. Tenía una cámara genial y nos enseñó a saltar en las fotos.
Galería de fotos
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