En la costa caribeña de Costa Rica, entre Limón y Puerto Viejo, hay un pequeño pueblo llamado Cahuita, que consiste básicamente en un par de casas y un parque nacional. Eso sí, ese parque nacional es, sin ninguna duda, uno de los sitios más bonitos en los que he estado nunca.
La entrada es gratuita, aunque se aceptan donaciones en la entrada. El sendero del parque nacional empieza en una playa cercana al pueblo de Cahuita. Una vez allí, puedes seguir el camino durante 8 km en una sola dirección y, después, volver sobre tus pasos o avanzar un kilómetro más hasta llegar al siguiente pueblo, desde donde puedes coger un autobús o ver si te llevan en coche.
El camino te lleva por toda la costa, a través de la jungla y de playas preciosas. Lo mejor del trayecto fue, sin ninguna duda (al menos para mi) la Playa Blanca, una playa impresionante de arena blanca, aguas turquesas y palmeras, igual que las que vemos en las postales. Lo más bonito que tienen las playas de este parque nacional, es que están conectadas directamente con la jungla. Con un solo paso puedes cambiar completamente de paisaje, ¡me encanta!
En el parque hay todo tipo de flores y plantas exóticas, además de algunos animales, como perezosos, serpientes, ranas, tucanes y monos. Eso sí, ¡cuidado con los monos de cara blanca! Cuando estaba relajándome por Playa Blanca con mis amigos, un mono de cara blanca se me acercó e intentó robarme la cámara. Por suerte, la recuperamos, y el mono huyó a lo alto de un árbol con un paquete de galletas. Se las comió todas delante de nosotros, ¡seguro que luego le dolía la tripa! Como los turistas no paran de darles comida (que, por supuesto, está prohibido), se han vuelto muy pícaros y ya no se asustan de los humanos.
Además, el parque nacional es uno de los sitios más bonitos para ir a hacer buceo. Es el hogar del mayor arrecife de coral de toda Costa Rica, además de un montón de peces de colorines, rayas y tiburones inofensivos. Es mejor reservar un tour de buceo con un guía que sepa lo que hace y qué lugares son seguros para meterse en el agua.
El parque es bastante conocido entre los turistas pero, como es tan grande, no te encuentras con casi nadie. De hecho, cuando yo fui en febrero, nos encontramos con unas 5 o 10 personas nada más en todo el recorrido, así que estuvimos solos la mayoría del tiempo. Te llegas a sentir como si estuvieras en una isla solitaria en medio del paraíso, sobre todo en Playa Blanca, cuando estás ahí solo.
Si vas a hacer buceo o, como yo, a dar un paseo por el parque nacional, las vistas, las playas desiertas y la naturaleza en estado puro te dejarán impresionado. Este viaje será una experiencia inolvidable, ¡seguro!