Yosemite Here We Go!

A buena hora de la mañana dejamos el Motel Super 8 y pusimos rumbo a Yosemite National Park. Para ello cogimos la Carson Pass Highway. Nos separaban casi cinco horas de nuestro destino. Y era muy temprano, o muy tarde según se mire. 

El sol apenas había salido todavía y ya estábamos en la carretera. Respec-to por los conductores que con un café y un zumo de naranja pa'lante como valientes. Yo desde atrás iba un poco más en mi mundo, en ese estado de semiincosnciencia pensando lo bonito que era el hecho de estar en un coche típico americano (por favor revisad la preciosidad y majestuosidad de nuestro coche de alquiler, así da gusto coger carretera, si además el pasiaje acompaña, y de qué manera, plus que se suma) por una autopista típica americana rodeado de naturaleza no tan típica bordeando el estado de Nevada prácticamente. El ambiente en la carretera era más que genial.

Tanto era así que a medio camino entre la Carson Pass Highway y la Golden Chain Highway hicimos una parada. En realidad no llevábamos ni la mitad del recorrido, pero es que el ambiente allí era tan sumamente tranquilo y apacible que no pudimos evitar parar. Era como si la naturaleza nos dijera. Sacad los sandwiches que es el momento de almorzar. 

Y así hicimos. No se le puede negar nada a la Madre Naturaleza. O la venganza de Gaia tendrás (ya sabréis que Gaia es la Diosa de la Tierra en la mitología griega, y si no lo sabíais algo más nuevo que aprendéis leyendo estos posts, de nada :) ).

El caso es que el lugar en el que paramos, como confirmaríamos más tarde, no era otro que el Bear River Lake Resort. La verdad es que el Resort en sí no lo vimos mucho, porque paramos en una zona cercana del Lago, pero no en el Resort en sí, que es como un complejo turístico allí en medio de la nada. De hecho nos desviamos bastante porque sabíamos que allí había un Lago, pero si no es por eso no hay apenas indicaciones desde la carretera para llegar allí. En ese sentido el llegar a la zona en la que paramos por una carreterucha te da la sensación de estar descubriendo algo virgen, de estar en una parte de ese lago en la que poca gente ha estado antes. Eso y el hecho de verlo todo tan limpio, que aunque sea una pena hoy en día es bastante difícil en casi cualquier sitio al que vayas. Aunque hay que reconocer que por allí con ese tema se portan bastante bien. Yo me quedé traspuesto mirando el agua de aquel lago reflejar el paisaje. Como si lo que pasara en el resto del mundo no fuera con ella. Qué meraviglia.

Bueno allí nos hicimos un par de fotos de postureo y decidimos seguir del tirón haciendo un non-stop porque había que aprovechar el día en el Parque y sabíamos que era grande, muy grande.

Pusimos marcha de nuevo y me gustó especialmente la parte de carretera que hicimos por O'Byrnes Ferry Road. ¿Sabéis esas típicas escenas de películas americanas en las que el protagonista, la mayor parte de las veces un guaperas tipo Brad Pitt en la mediocre pero entretenida película "The Mexican", coge un coche rollo setentero descapotable y se tira horas y horas en carreteras de tierra con desierto a los lados? Esas en las que piensas que debe ser la leche porque podrías ponerte a doscientos y no pasaría nada. Pues O'Byrnes Ferry Road tiene partes como esa. No excesivamente largas, pero sí que tiene alguna recta de ese estilo, y me gustó mucho la experiencia.

Claro que lo suyo sería pasarlas con una buena moto sintiendo el aire puro en la cara y con música country de fondo. Añadido a la lista de cosas que hacer antes de morir: Road Trip en moto por la costa Californiana. Típico, sí. Pero efectivo y deseable también.

Y entre carreteras de película, siestecita y americanadas llegamos al parque Nacional. Llegamos a la puerta de Yosemite. Aunque percibimos cierto olor a churrasquillo... 

Os explicaré por qué muy pronto... 

Seguiremos informando, Powodzenia!

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