Rangers, Pero No Power

Un Parque Nacional tan magno como Yosemite no se mantiene así por gracia divina. Se mantiene así gracias a unos hombres que luchan cada día porque el Parque sea una de las reservas naturales más visitadas del mundo. Porque esté limpio, fuera de peligro y brille en su color y maravillosidad.

Hablo de los Rangers (y todos habéis pensado ahora mismo en Chuck Norris, el mitiquísimo "Ranger de Texas" jajaja). No os diré que no tenéis razón. Menudo era el tito Chuck y sus patadas voladoras. Así se iban a escarmentar algunos turistas de estos mal educados que van de punto turístico en punto turístico llenándolo de basura.

Para que eso no ocurra tenemos a los defensores de la justicia, a los cazadores de los terroristas ecológicos. A los que se hacen llamar "Policías Forestales Naturales", ya sabéis, con ese doble sentido tan pícaro de "naturales" como si ser policías forestales fuera su naturaleza y a la vez policías forestales de la propia naturaleza. Como que forman parte de la misma protegiéndola, quiero decir. Asombroso.

Nah, es coña. No es que se hagan llamar así. De hecho ni siquiera sé si ranger es un rango legítimo dentro de alguna escala oficial americana de vigilantes de seguridad o algo por el estilo. Me parece recordar que los "Rangers" se asocian generalmente con un componente fantástico, como que son justicieros sabios, astutos y perspicaces, además de ser leñadores cualificados. Muy importante esto para conocer bien los árboles que van a cuidar.

Muchos son expertos en el sigilo, supervivencia en la naturaleza, dominio de animales salvajes como los osos en Yosemite, especialista en su seguimiento mediante el rastreo de huellas y por supuesto expertos en plantas y herboristería.

Expertos en el manejo de armas clásicas como el tiro con arco y manejo de la espada con una o dos manos. Por supuesto son expertos guardaparques.

Como el que nos encontramos bajando de Glacier Point. Ahí lo veis en la foto con mi compi. Si os encontráis a alguno de estos tipos, no dudéis en preguntarles si os podéis fotografiar con ellos. Suelen ser muy simpáticos, amables y por qué no decirlo, carismáticos. Este en concreto incluso se reía y posaba para las fotos. Todo un gentleman americano.

La verdad es que yo me quedé con las ganas de hacerme la foto con él, pero me sabía mal porque las chicas ya se habían hecho todas la foto y el hombre había tenido una paciencia de santo que supongo les enseñan a tener en la academia de formación durante los años de entrenamiento para aprender a silbar a los turistas que se suben a rocas, potencialmente peligrosas para ellos y los que les rodean, para buscar la mejor foto de postureo, o se atreven a comer donde no se debe comer, o ensuciar el Parque con sus desechos, por no hablar ya de fumar. 

Ni se os ocurra fumar en un Parque Natural como este. Estamos hablando de un Parque que es Patrimonio de la Humanidad. Que en un noventa y cinco por ciento contiene fauna y flora salvaje. Esto supone una cantidad importante de seres vivos campando allí a sus anchas manteniendo el equilibrio con la madre naturaleza, Gaia, que el hombre se encarga de ir destruyendo poco a poco en los tiempos que corren. 

Si tiráis una colilla, no sólo ponéis en peligro la vida de millones de Ents... digo árboles... sino que también ponéis en peligro el ecosistema y la vida de pobres animales que no os han hecho nada. Ese hierbajo que prende por culpa de tu colilla o de tu cerilla o de tu botella de cristal rota que potencia en algún punto el rayo de sol que provoca la temperatura suficiente para que esa pequeña rama seca que un escarabajo llevó hasta allí por algún extraño designio del destino... puede provocar un fuego, que a su vez con un soplo de viento puede propagarse, llegando a una zona más boscosa y más seca, provocando un incendio mayor, que a su vez puede llegar a tumbar una secuoya gigante que llevaba allí más de mil años, cayendo esta en la puerta de la cueva de una osa negra que estaba a punto de salir a cazar para su osezno, que la esperaba contento fuera mientras ve cómo la secuoya tapa la entrada y no deja salir a su madre, que se queda dentro mientras él llora de impotencia y golpea el gigantesco tronco sin ningún resultado... salvo romperse una garra y gemir como sólo un bebé osezno sabe gemir de dolor. Con ese gritito desgarrador e inocente que nos rompe el alma.

¿Es eso lo que quieres? ¿No? Pues deja de fumar. No sólo no deberías fumar allí. Aquí tampoco, qué leches ya puestos...

Recomiendo por cierto, a cuento de esta divagación de un defensor de la Naturaleza y los animales salvajes, la película científica-documental-deaventuras, no se me ocurre definirla mejor, francesa llamada "El Oso", dirigida por Jean-Jacques Annaud. Cuenta una historia de la que perfectamente tú podrías ser el culpable. Así que cuidado con ese tema.

Pero mientras tengamos a nuestros Rangers, en Yosemite no pasará nada jajaja. A primera vista, a los más veteranos que leáis estas líneas os podrá recordar a aquella épica serie de los años sesenta, "El oso Yogui" y su colega Boo Boo. Bueno os recordará obviamente al guardabosques, no al oso. Qué pájaros eran, siempre intentando robar la comida de los turistas con el guardabosques detrás.

En la realidad los guardabosques no cuidan que los osos no se coman a los turistas, sino más bien cuidan que los turistas no sean comida para los osos (qué bien traído Mihau, auto-highfive, plas). 

Durante nuestro recorrido fuera de pista nos pareció ver un animal salvaje y salimos corriendo hacia el camino. Pero cuando llegamos no era más que otro de estos carismáticos tipos que trabaja en el bosque a caballo. La verdad es que permitió que mi compi se hiciera la foto, pero desde luego no tenía cara de buenos amigos. 

El tipo estaba en plan "haz la maldita foto ya y déjame seguir a lo mío, demonios", el caballo estaba en plan haciendo una cobra preventiva ante la posibilidad de beso humano por parte de mi compi. Y mi compi en plan "pongo morritos pero ni de coña me acerco más al morlaco este, que me pega un bocao y me deja sin cara". Singular momento.

Supongo que a un tipo con sombrero de Cowboy a caballo no le estará permitido sonreír. No sería tan auténtico. Y con ese bigote de western americano de los años sesenta. A mí incluso me pareció oír de fondo mientras paraba para la foto la música de Ennio Morricone sonando entre los árboles... Como si ese tipo se hubiera escapado de una de las películas de Sergio Leone... Si no sabéis de qué hablo os falta mucho cine compañeros. Si os digo... "El bueno, el feo y el malo" os suena más ¿no?

Pues en esa línea tenía la actitud el tipo. Super genuino, la verdad. Me encanta la gente genuina y fiel a sí misma. Abajo con los camaleones sociales. Arriba con el estilo. Caballo, bigote y sombrero.

Definitivamente me he equivocado de época...

Seguiremos informando.

Hasta entonces,

Keep in touch bro's!

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