Motel Sin Nombre

Y por desgracia (bendita desgracia, dirán algunos) tocaba poner rumbo vuelta a San Francisco, California. Pero obviamente después de la paliza física que nos habíamos dado recorriendo todo lo que pudimos del parque de Yosemite, merecíamos un descanso antes de emprender el road trip de vuelta.

Así que decidimos ir en busca de otro de aquellos Moteles de carretera siniestros a mitad de camino entre ninguna parte y algún lugar. Y allí que dimos a parar en un extraño Motel sin nombre (que seguro que lo tenía, pero no se veía por ningún lado, desde luego), de esos en los que todos te parecen sospechosos de asesinato. 

Y allí fuimos a descansar nuestras posaderas. No tenía muy buen aspecto, pero la verdad es que al final... ni tan mal.

Llegamos prácticamente en noche cerrada y exhaustos, por lo que las fotos que ilustran el post son de la mañana siguiente antes de poner rumbo a California (bueno, técnicamente ya estábamos en California, pero la California interior más pegada a Nevada, así que era poner rumbo a California, pero podemos decir a San Francisco, que será más concreto).

Claro al llegar de noche, yo iba aún con mi "mode Ninja: on" para poder pagar habitación de cuatro y entrar cinco. Vamos lo que venía siendo una habitación con dos camas dobles, y a dormir apretadicos, como cuando echas patatas fritas de más a la sartén y no sabes cómo menearlas (bueno no están fritas antes de que las eches, pero lo estarán luego, así que diré "como cuando echas trozos de patata recién cortada para que luego sean patatas fritas"). 

Que por cierto, me toca la moral. ¿Por qué nunca saben las patatas fritas que haces en casa como las de las hamburgueserías? ¿Qué carajo le echan en las hamburgueserías para que sepan distinto? ¿Está el truco en tenerlas congeladas un par de años hasta que los gusanos del frío empiezan a comérselas? ¿O qué? ¿O en usar el mismo aceite para freír las patatas que para freír todo lo demás del restaurante de comida rápida de turno?

No sé, no sé... algo huele a quemado. Pero bueno el caso es que estábamos ahí aprejutados pero pudimos dormir tranquilos, salvo por los disparos, las sirenas, las ambulancias, los golpes en puertas y ventanas de un par de SWATS americanos y algunas detenciones de rutina en el piso de arriba de narcotraficantes armados y peligrosos. Por lo demás, una noche tranquila al lado de la montaña.

Además con el flow americano de motel de tener el coche en la misma puerta brother. Pero literalmente. Para mí, como amante de los "sitiazos padre", fue una delicia por la mañana abrir la habitación y ver el coche ahí, a apenas metro y medio de la puerta. Así que pedí que hicieran una instantánea en la que salgo. A la derecha del todo, mostrando mis habilidades de ninja para ocultarme en la foto pero sin demasiado éxito. 

Por la mañana, ya más tranquilos, teníamos hasta desayuno incluído (obviamente yo no porque era una persona "no física" en la reserva que habíamos hecho de la habitación), pero igualmente no me pusieron pegas. Tampoco se enteró nadie, creo. Por suerte los del turno de noche ya no estaban en recepción y pude desayunar tranquilo cuando devolvimos la llave. En estos casos el truco es sencillo, pasar por recepción como Peter por su casa (allí no es Pedro, allí es Peter porque estamos en América youh!). Saludar amablemente con uno de tus mejores "Good morning" y a disfrutar del desayuno en la terracita del motel con buenas vistas de los alrededores naturales de Yosemite (foto que encabeza el post).

Que por otra parte en algunas zonas recordaba el pueblucho aquel a cualquiera de película de terror. Uno de esos pueblos en medio del desierto americano abandonados. Pero era beautiful. Además con el estómago lleno más bonito aún. Unas tostadas típicas americanas y unos pseudocafés de aguachirri típicos también allí en vaso de cartoncillo y pa'lante con el camino de vuelta. 

Sanfrancisco que volvemos!

Keep in touch bro's!

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