Explorando el Lago Tahoe

Después de leer la inscripción de "Quizás la belleza y la magia del Lago Tahoe llene tu corazón de paz y alegría", no nos quedaba más remedio que comprovar la veracidad de tan valiente afirmación.

Así que empezamos a descender por las escaleras de piedra, dejando el coche atrás y empezando a despejarnos del largo viaje. Es buena esa sensación cuando bajas de un coche después de casi cuatro horas de viaje y estiras las piernas. Y si además lo haces en un ambiente natural como es el Lago Tahoe, en California, ya es sublime.

Bajábamos comentando si debíamos haber parado o no en Sacramento de camino. Pero al final llegamos a la conclusión de que no había que darle más vueltas. Ahora estábamos allí y era eso de lo que íbamos a disfrutar. 

El Lago Tahoe, que allí lo pronuncian "leik tahou", es un enorme lago de agua dulce que pertenece en parte a California y en parte a Nevada. Concretamente está en la Sierra Nevada de los Estados Unidos.

Si buscáis por Google veréis que las fotos que salen son de postal totalmente. Y es que si de algo tiene fama el Lago Tahoe es de lo cristalina y limpia que está su agua, así como del ambiente que lo rodea, lo mires desde donde lo mires (Nevada o California) lo verás rodeado de montañas y naturaleza. Es simplemente impresionante contemplar esos treinta y cinco kilómetros de largo y casi veinte de ancho, no te alcanza la vista. Además tiene puntos que llegan hasta el medio kilómetro de profundidad. 

En cuanto a la costa, que es lo que nos interesaba por si teníamos que rodearlo (luego tendríamos que dar un rodeo hasta encontrar un sitio guay donde poder bañarnos), tiene más de ciento diez kilómetros. Su altitud respecto al nivel del mar es de casi dos kilómetros. Aire puro.

Si os menciono ciudades como Carson City o Reno quizás os suenen, aunque pertenecen a Nevada. Son ciudades que han salido en películas muchas veces (aunque precisamente ahora no recuerdo en cuáles jajaja).

He investigado un poco y resulta que el Lago ha aparecido en películas tan famosas y míticas como El Padrino (parte 2) y en la famosa serie de televisión Bonanza (aunque esta última muchos no la conoceréis jajaja). No es para menos. Un paraje natural como ese es digno de aparecer en la pantalla grande.

Pareciera que hice el viaje de las rutas de cine, entre el Golden Gate Bridge, ahora el Lago Tahoe, y lo que viene después... 

El caso es que cuando bajamos un poco por las escaleras de piedra que daban acceso al lago, nos encontramos una especie de mini-playa que tenía un poco de todo.

Para los más pequeños tenía arena en la orilla (aunque obviamente no había olas, no imaginéis la típica escena playera de costa española jaja), y para los más tiquismiquis, había un área después de la arena (pegando a ella) que era de césped natural muy bien cuidado. A más de uno le habría apetecido tirar un balón y echar una pachanga viendo ese cesped cortado en su justa medida, con ese olor a hierba mojada...

Pues resulta que ese espacio formaba parte de una especie de resort natural que había allí montado. En plan hotelito (de los muy caros) de madera. Alguien nos comentó por allí que alguna vez se había quedado allí algún famoso en busca de tranquilidad y descanso. Y no me extrañaría nada.

Nos pareció que había demasiada gente para darnos el bañito tranquilos que andábamos buscando ("demasiada gente", me eché a reir como un condenado cunado dijo eso una de las chicas. Cómo se notaba que no ha estado nunca en Benidorm en agosto. Eso es una Esparta de la tercera edad con ancianos usando las sombrillas a modo de espadas para lograr clavarlas en poco más de un palmo libre, si tienen suerte sin atravesarle el pie al de al lado). Tampoco es que fuéramos antisociales ni nada, pero es que la gracia de ir allí era bañarse como si el lago fuera tuyo jajaja.

Así que seguimos bordeando a nuestro amigo Tahoe y fuimos haciendo pequeñas expediciones. Lo bueno del Lago es que mientras lo bordeas en coche tienes muchos espacios para aparcar, algo así como "miradores improvisados" en los que puedes dejar el coche, bajar entre los árboles y llegar a una parte "secreta" del Lago en la que estás seguro de que no va a haber nadie. 

En nuestro caso llegamos a una, pero era muy rocosa. Así que en lugar de bañarnos tocó hacer una sesión de fotos y postureo del bueno.

En mi caso, y en viéndome rodeado de tamaña obra maestra de la naturaleza, opté por la clásica flor de loto (postura de yoga que si no sabéis cual es... buscadlo porque es útil en ocasiones jaja), que en aquel entonces pasaba yo una época muy reflexiva y ahí que me vi en semi-postureo y semi-reflexión mirando las montañas que cubrían el horizonte del lago. Que inspiraban paz y tranquilidad en un mundo que se mueve demasiado rápido.

Y de ahí ya sí llegamos a nuestra próxima parada y nos atrevimos a darnos un buen chapuzón en las aguas claras y cristalinas del Lago... hasta hicimos nuevos amigos...

Pronto sabréis más, hasta entonces...

Powodzenia!

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