Cruzando el Golden Gate Bridge

CAPÍTULO UNDÉCIMO

De lo que sucedió a don Valera cruzando el majestuoso puente californiano.

[...] Abrí los ojos. Me sacudí la tierra de encima y bendije mi suerte mirando aquel mar oscuro a más de doscientos metros bajo mis pies...

[...]

Pero remontémonos unas horas atrás. Ya era el quinto día en San Francisco y todavía no había pisado el Golden Gate Bridge. Esa mañana habíamos estado haciendo Workshops en la escuela, por lo que las clases fueron bastante amenas. Cuando terminamos, dos de las chicas que había conocido el día anterior nos propusieron a todos los de la clase un viajecito interesante. Alquilar unas bicicletas para hacernos la Bahía de San Francisco, desde Fisherman's Wharf, pasando por Bay St., Fort Mason, Marina Blvb, el Presidio... y llegar hasta el Golden Gate Bridge.

Me sorprendió que nadie de los que estábamos allí se animara. Yo no me lo pensé y nos fuimos a la orilla de la playa a ver cómo estaba el tema niebla... pero era esa tarde o ninguna para ellas porque una acababa el curso y tenía que volverse. Así que... aunque la niebla estaba como para no cruzarlo ni andando... como podéis ver en la foto:

Decidimos que Fortuna giraría a nuestro favor en algún momento. Y casi nos equivocamos...

Alquilamos las bicicletas por 35$ toda la tarde en un puestecito al lado del Acuario de la Bahía, en el Pier 39. No era barato pero desde luego la experiencia valió la pena. Empezamos nuestra ruta en el Pier 39 y pusimos marcha hacia el puente. Hicimos toda la parte de la Bahía pegados al agua tanto como podíamos. Fuimos por Jefferson Street, atravesamos el Aquatic Park y llegamos al Community Garden y al famoso parque Fort Mason. "Fort Mason's Great Meadow" es un sitio al que volví sin bicicleta. Es un parque genial para pasear, para correr o simplemente para tirarte a hacer un picnic. Desde ahí puedes ver el Pier 39 y disfrutar de las vistas tirado en el césped. Es todo verde y super limpio. Hay siempre un montón de hippies con perros y jugando al frisbee jajaja. 

Como está algo elevado, la bajada fue bastante rápida y pasamos por el pequeño puerto Gashouse y cogimos Marina Blvb (un sitio bien de San Francisco), las casas con vistas al océano son preciosas (y presupongo increíblemente caras). Paramos un rato en el parque Marina Green para ver equipos de fútbol americano entrenar y algunas chicas hacer coreografías... todo de rollo muy americano. 

Retomamos rumbo por Marina Blvb, que cuando acaba engancha con Mason St. y desde ahí ya, una vez cruzas el Crissy Field llegas a los pies del puente. Aquí viene lo difícil. Marcha flojita y a apretar las nalgas, que subimos...

Y mirad bien porque cuando llegas bajo el puente la intuición te manda seguir por Marine Dr. Pero no. Tienes que coger el caminito de tierra que encontrarás a la izquierda en Long Ave. Y cuando llegues a la parte alta podrás ver esto... todo lo recorrido abajo. Nice.

Esta foto me costó alguna lagrimilla. Fui a dejarle la cámara a un italiano para que nos hiciera una foto a los tres. Pero al cogerla se me quedó enganchada la correa, se cayó y se quedó en negro el objetivo. Al intentar apagarla y encenderla no se recogía el objetivo (es una cámara normalucha vieja, una Panasonic Lumix DMC-FX12 del 2007), menos mal que la tarjeta SD se me salvaba. Aún así no tenía otra cámara así que me iba a quedar sin documentación gráfica de tamaña aventura como era cruzar uno de los puentes más famosos del mundo. Menos mal que Fortuna esta vez giró a mi favor y tras trastearle un poco se recogió el objetivo, se reajustó sola la imagen (que al principio salía todo blanco) y pude hacer la foto. Great moment! 

Y ya llegó el momento de la verdad. Entrar con la bicicleta al Golden Gate Bridge.

Los primeros veinte metros todavía no había mirado para abajo. Pero cuando miré. Qué sensación. Había tanta niebla que apenas se veía unos metros delante de la bici, pero cuando mirabas abajo intuías los más de doscientos metros que habían entre tú y el agua. Impresionaba mucho. El puente mide casi tres kilómetros, así que pensamos en cruzarlo y ver qué había al otro lado...

Ahí iba yo, más chulo que todas las cosas, sin salirme de mi carril y sin ver demasiado qué había a pocos metros de la bici. En uno de esos momentos en los que iba mirando lo poco que se veía de la bahía desde el puente por culpa de la niebla, y que estaba cruzando un puente que tenía casi ochenta años a doscientos metros del océano pacífico noté un extraño giro en la rueda delantera. Y se hizo la oscuridad.

Durante unos pocos segundos, a decir verdad jajaja. Me choqué en uno de los miradores que tiene el puente. Iba muy despacito porque había mucha niebla así que no fue nada, simplemente me hizo un extraño la rueda de delante y caí de lado al suelo. Hacia el lado de dentro. Menos mal. Jajaja.

Foto del momento en que me levanté de regalo. ¿Veis la niebla? Pues en directo impresionaba bastante más.

El caso es que seguimos hasta llegar al final del puente. Donde nos esperaba la luz. Sí. Así de curioso es el clima allí. Estás en una nube sin ver nada y a doscientos metros te encuentras la claridad absoluta (aunque sigues viendo la niebla sobre el puente, es como si atrajera a las nubes).

Nuestra ruta en bicicleta había culminado con éxito. Pero una vez cruzado el puente nos preguntamos... ¿ya que estamos aquí, por qué no seguir un poco más... tenemos tiempo...? Así que decidimos llegar al famoso mirador Vista Point, que se encuentra al otro lado del puente. Ya pertenece a un pueblecito pesquero con mucho encanto: Sausalito. 

Pero en viendo que la bajada fue otra aventura digna de mención, así como la vuelta al puestecito de las bicicletas... concluiremos por hoy la aventura de cómo tres jóvenes se aventuraron en la densa niebla californiana para cruzar el puente rojo (que en realidad es anaranjado) más famoso del mundo, el Golden Gate Bridge...

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