Baño Desnudo en el Lago Tahoe

Ya habíamos hecho suficientes vueltas de reconocimiento al Lago Tahoe. Tocaba entrar en comunión con la Naturaleza. Desnudo, como podéis apreciar en la foto. Así que fuimos en búsqueda de esa parte virgen del Lago en la que nadie se había bañado todavía.

Bajadas entre los árboles infructuosas ya habíamos hecho varias con sesiones de fotos interminables incluídas. Era hora de cambiar la estrategia. Así que buscamos un lugar donde poder bajar el coche prácticamente hasta la orilla. Y tuvimos que buscarlo un buen rato.

Si sólo has venido en búsqueda de la foto pseudopornográfico-erótica que ilustra el post puedes dejar un Like y un comentario por lo valiente que soy y por lo pervertido/a que eres tú jajaja.

El caso es qeu los kilómetros recorridos alrededor del Lago de nuevo valieron la pena. No sólo por las vistas del Lago, que a través de los árboles puedes verlo casi todo el tiempo. Sino porque finalmente llegamos a una zona habilitada con una especie de parking para coches, o camiones, o 4x4 con remolques o algo así porque eran espacios enormes pintados en el suelo. El caso es que allí había una... cosa parecida a una cabaña, como de alquiler de patines de estos de pedales que se usan en la playa o piraguas o algo parecido.

Aunque no serían de piraguas auténticas. Cuando era pequeño nos llevaron a "montar en piragua", pero eso no era una piragua (aunque yo no lo sabría hasta mucho tiempo después). Era más bien una canoa. No sé exactamente qué diferencias técnicas hay. Pero estoy segurísimo de que las piraguas son más largas y estrechas que las canoas. El tema es que era tan estable y segura la que nos dieron que cuando me monté en una de las piraguas de "competición" se me iba para todos lados.

Aquella (y supongo que las que alquilaran en esa casucha de madera, puesto que es para turistas) era de esas de plástico duro que son muy anchas y muy estables (es prácticamente imposible volcarlas estando metido en ellas por más que la balancees). Esas son perfectas para el mar, donde hay olas y tienes que tener buena estabilidad si no eres bueno con la canoa para darle al remo duro y llegar a donde quieras llegar.

Las otras, las piraguas de competición, son mucho más finas, más ligeras y más largas. Y también es infinitamente más fácil volcar. Nuestro profesor de educación física nos llevó a hacer una especie de carrera a los más "machotes" de clase. Obviamente yo estaba entre ellos, no tenéis más que echarle otro vistazo a la foto jajaja. Aprovechad porque no acostumbro a mostrarme desnudo a menudo. Sólo los fines de semana.

Y bueno, entre que alguno no pudo ni subirse (porque se volcaba todo el rato en la orilla) y que otros no paraban de dar vueltas (porque se les giraba a menudo). Quedábamos sólo dos o tres "aptos" para intentar hacer la carrera contra el profesor. Menudo buen repaso nos metió el colega jajaja. Al darle a los remos trabajas músculos que seguramente no sabías ni que tenías hasta que haces remo.

Los primeros cincuenta metros el tipo se reía un poco de nosotros porque él iba como Pedro por su casa y nosotros dándolo todo, a partir de ahí apretó. Yo quise demostrar mi hombría, como es natural e inherente a todo buen MACHO. Así que apreté con todas mis fuerzas los músculos de los brazos y empecé a darle duro. Hasta que cogí una velocidad considerable teniendo en cuenta que era la primera vez que hacía piragua de verdad. La gracia vino cuando noté que se me iba para la izquierda. Pero no era una de esas sensaciones de "se está yendo un poco, voy a reequilibrar". En absoluto. Fue más bien de las de "vale, voy a tragar agua como un condenado en cuanto esto de lav vuelta, aguanta la respiración y..." Plof.

De repente el mundo da la vuelta y te ves tragando agua como un desgraciado por todos los agujeros del cuerpo (bueno, por casi todos jajaja). 

Y en esa divagación mental iba yo pensando cuando ya habíamos llegado a la zona habilitada para el baño (o eso nos parecía, porque había un trocito de arena bien majo).

Ahí llegó el chic de la cuestión. Recordé en ese justo momento que no me había llevado el bañador. Así que lo pensé unos segundos y me dije, "a ver tio, esta es muy probable que sea la primera y última vez que tengas la oportunidad de bañarte en el Lago Tahoe, ni más ni menos, ¿vas a rajarte por no llevar bañador?". La respuesta a esa pregunta (y a casi todas las que empiezan con ¿vas a rajarte...?) era un NO rotundo.

Así que dejé a mis virtudes respirar el aire fresco de Tahoe. Y no sólo eso, se dieron un buen baño con los patos, el agua cristalina, las nubes, la arena, las rocas, los árboles y la Madre Naturaleza. Fue poético. Fue un baile silencioso. Hasta que un tipo me apuntó con la escopeta y me gritó:

-¡Ponte los pantalones maldito hippie!

Me entró la risa tonta. Qué otra cosa puedes hacer ante semejante ataque verbal jaja. Nah, eso no pasó, aunque hubiera sido un aliciente interesante para la historia.

Lo que sí pasó es que nos dimos un buen baño, perseguimos patos en el agua, y luego ellos nos persiguieron en la orilla. Hay incluso un video, pero mejor os pongo un fotograma de mi amigo Lucas (el pato) y yo preparando el pan que le daba de la mano prácticamente; el video ya lo editaré en un futuro. 

Así que entre pitos y flautas (nunca mejor dicho jajaja) nos secamos al poco sol que quedaba y pusimos rumbo al Hostal, en el cual no tenía ni reserva... Ho ho ho...

Pero el ingenio de nuestro valiente hidalgo es leyenda...

Hasta pronto, Powodzenia!

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