Siempre me han gustado los deportes extremos y la aventura. Estando en unas vacaciones en la isla de San Andrés, tomé la decisión de explorar por primera vez al fascinante mundo acuático que vemos en imágenes, videos, acuarios, etc., pero que pocos se animan a vivirlo personalmente. Scubadiving, sencillamente ha sido otra de mis más espectaculares experiencias vividas hasta el momento y hasta la lluvia hizo parte de la aventura.
El equipo estaba conformado por el instructor, tres brasileñas y yo. Para empezar la aventura, realizamos un entrenamiento para principiantes en la piscina del hotel, con el fin de conocer y tener dominio de las principales señales universales y así comunicarnos fácilmente una vez estemos en aguas confinadas. Señales como "ok", "muy bonito", "cuánto oxígeno tengo en el tanque", "subir", "bajar", entre otras.
Durante ese primer acercamiento a la real aventura, se sentía una combinación entre adrenalina y ansiedad, pues algunos de los momentos más significativos de la exteriencia es adaptarse a inhalar y exhalar por la boca, así como aprender a equalizar con el fin de proteger los órganos donde hay mucho aire (pulmones y oídos).
Luego de unos minutos, llegó el momento de poner en práctica lo aprendido en aquella primera lección, embarcamos en la lancha hacia nuestro destino. La lluvia fue una de las protagonistas del momento, acompañándonos durante toda la experiencia y nos gozamos el momento sin importar la dificultad.
Al llegar al lugar de desembarque, la adrenalina empezó a subir, nos posimos los equipos de buceo y todos al mar a disfrutar de un maravilloso y único mundo... en el fondo del mar. Junto al instructor, observamos corales, cardúmenes, estrellas de mar, diferentes peces, algas marinas, nadamos por 57 minutos a 12 metros de profundidad. El agua cada vez más densa y la luz cada vez más tenue a medida que descendíamos. La vista es simplemente... ESPECTACULAR!
Al recibir la última señal del instructor diciéndonos que era momento de volver a la superficie, mis ojos y mi corazón estaban en sincronía, mandándome una señal de que era momento de volver a pisar tierra firme, pero que llegará el momento en que regrese al mar a vivir, por segunda vez, esa magia que nos conecta con otros mundos. Definitivamente repito esta experiencia!