Nunca imaginé lo feliz que podía ser hasta que llegué a Grecia

Me encanta Grecia por muchos motivos. Las increíbles vistas y paisajes son solo una de las mejores cosas del país. De verdad que me he enamorado de esta cultura.

He conocido a mucha gente orgullosa de ser griega, firme y leal a las tradiciones y celebraciones que casi todo el país comparte. Me sentí afortunada de formar parte de tantas tradiciones. Al haber crecido en Alemania y Estados Unidos y al haber estudiado en Canadá, creo que resulta interesante comparar y contrastar las diferentes culturas y personas.

Bajo mi punto de vista, Grecia tiene una cultura muy arraigada y me alegro de haber tenido el honor de formar parte de ella. Me enamoré al instante. La mentalidad detrás de la cultura y el idioma ("Xalara", como dicen ellos) me devolvieron un poco de paz.

Nunca imaginé lo feliz que podía ser hasta que llegué a Grecia.

En el tiempo que pasé en Thessaloniki aprendí que no hay que dejar de hacer las cosas que crees que son buenas para ti porque tú eres el único que puede juzgar eso. Nadie te conoce, ni sabe qué te hace feliz, mejor que tú mismo. Vine a Thessaloniki para trabajar en una guardería seis meses, no tenía nada que ver con lo que he estudiado (comercio). En teoría, yo tenía que hacer unas prácticas intensivas en una consultaría o en cualquier otro puesto de recursos humano para empezar a forjarme una carrera seria, pero decidí venir a una ciudad de Grecia que no había oído en mi vida para hacer algo que nunca había hecho. Fue una de las mejores decisiones de mi vida. No solo estaba estresada y deprimida por los estudios de comercio, también necesitaba cambiar de aires.

Nunca imaginé lo feliz que podía ser hasta que llegué a Grecia.

Desde que me mudé a Thessaloniki, me di cuenta de una cosa muy sencilla pero que cuesta una vida creer: nunca dudes de ti mismo. He dudado de mi misma (lo sigo haciendo) pero siempre le demuestro a mi mente que se equivoca y cada vez que lo hago, me gustaría no haber, desearía no haberlo hecho en primer lugar. Te necesitas a ti mismo a tu lado porque así siempre tienes a alguien en quién apoyarte.

Hubo días en los que lo único que quería era romper a llorar porque no entendía ni una palabra de lo que me decían y nadie me entendía a mi tampoco. La mayoría de gente de mi trabajo no hablaba inglés fluido y algunos ni siquiera hablaban inglés. Era muy difícil comunicarnos los unos con los otros. Fue una de las experiencias más frustrantes de mi vida pero mereció la pena. También me ayudó a aprender, hablar y entender griego rápidamente. Siempre se saca algo nuevo de cualquier situación; me llevo experiencias y recuerdos increíbles a casa de lo que he vivido en Grecia.

Viajé a Budapest, Imathia, Xanthi, Meteora, Atenas, Kallithea, Kassandra, Nea Kallikrateia, Kallikrateia, Kavourotrypes, Sarti, Platanitsi, Poseidi, Grevena and Creta. Tuve la oportunidad de ver agua cristalina de todos los tonos de azul y verde en las playas de Chalkidiki, viví innumerables aventuras y conocí a personas muy interesantes en el camino.

De todos estos lugares, Thessaloniki sigue siendo mi favorito. Es increíble poder andar por el centro de la ciudad, entre tantas ruinas e iglesias antiguas, preciosos paisajes, sin hablar del mar. Sallonica fue una ciudad increíble, muy versátil y bonita, es difícil encontrar una igual.

Espero que este increíble país jamás pierda su encanto, ni la naturaleza positiva y agradable que comparte la gente del país con su cultura.