Viaje de un día por Tesalónica

Mis amigos y yo decidimos visitar Tesalónica, una de las ciudades más antiguas de Grecia, como parte de nuestro viaje por el país. La ciudad fue creada en torno al siglo III a. C. por el rey Casandro de Macedonia, que la nombró Tesalónica en honor a su mujer, hermana del Alejandro Magno. Más tarde, la ciudad se convirtió en la capital de la República de Macedonia, una de las provincias de Roma. Así fue cómo Tesalónica se convirtió en la ciudad más rica del Imperio Bizantino y también fue una de las ciudades más grandes y desarrolladas de su época.

En los primeros años de la cristianización del pueblo en el Imperio Romano, Tesalónica fue una de las primeras ciudades en aceptarla y en construir iglesias y basílicas para que la gente pudiera rezarle a su Dios. Siguió desarrollándose y su puerto se consideraba como uno de los más importantes del imperio. Sin embargo, sufrió numerosos ataques por parte de los ávaros y los eslavos y, más tarde, de los árabes, que se querían hacer con la ciudad y con el puerto. Finalmente la ciudad fue asediada por lo otomanos, que se hicieron con el control y convirtieron su puerto en uno de los principales para exportar productos desde Grecia y los países balcánicos. Sin embargo, al principio del siglo XX la ciudad se devolvió a los griegos y pasó a formar parte de Grecia de nuevo.

Hoy en día Tesalónica es una ciudad enorme situada en el norte de Grecia y en Macedonia Central. Los griegos también la conocen como "la segunda capital" debido a que es tan grande y está tan repleta de gente que realmente parece la capital. Tesalónica es una ciudad con mucha diversidad cultural, ya que tuvo mucha influencia del Imperio Otomano cuando este tenía el control.

Cuando visité Tesalónica hacía un calor insoportable pero, por suerte, una brisa fría recorría la ciudad todo el rato, de tal modo que pudimos salir y disfrutar del sol durante el día. A pesar de eso tuvimos que utilizar mucho protector solar y escondernos a la sombra de los árboles para no quemarnos. También te recomendaría que lleves mucha agua y que te hidrates a menudo.

¿Cómo llegar a Tesalónica?

Hay muchas maneras de llegar a Tesalónica dependiendo del lugar desde el que viajes. Como nosotros vivimos en Bulgaria es bastante fácil llegar hasta ella en coche. Sin embargo, si vives lejos será mejor que vayas en avión. La mayoría de las aerolíneas de bajo coste dispone de vuelos que llegan hasta la Tesalónica y los puedes encontrar muy baratos, en torno a 20 euros o menos.

Si vas allí en avión puedes llegar al centro de la ciudad cogiendo el autobús 78, que es el que nosotros cogimos cuando viajamos desde el aeropuerto de Tesalónica hacia Georgia. El billete cuesta dos euros y el trayecto dura unos 40 minutos.

¿Qué comer en Tesalónica?

Cuando estuvimos en Tesalónica probamos algunos platos sobre la marcha mientras explorábamos la ciudad. Uno de ellos fue la musaka griega, que lleva carne picada, patatas y berenjena. No importaba dónde la pidiera, siempre estaba deliciosa y te recomendaría que la probaras. Normalmente la musaka griega costaba unos 7 u 8 euros, así que no es tan cara.

Otro plato que probé mientras estábamos en Tesalónica fue el famoso gyros griego, una especie de burrito griego. Normalmente estaba relleno de pollo y verduras frescas, a los que añadían salsa de ajo. El precio del gyros dependía del sitio en el que te lo pidieras, pero no debería costar más de 3 o 4 euros.

¿Qué visitar en Tesalónica?

Hay muchas cosas que se pueden visitar en Tesalónica pero tienes que tener tiempo para hacerlo. Así que como decidimos pasar un día explorando la ciudad visitamos los monumentos más famosos que eran fascinantes. A continuación compartiré con vosotros los monumentos que visitamos, así como alguna información útil que aprendí durante el viaje.

Iglesia de San Demetrio

La iglesia de San Demetrio fue el primer sitio que fuimos a visitar mientras explorábamos Tesalónica. La primera iglesia de ese lugar se construyó en torno al siglo IV sobre las ruinas de unas termas romanas. Sin embargo, la iglesia se fue renovando y cambió bastante, así que la iglesia de San Demetrio no se parece a la primera iglesia que se construyó en ese lugar. Los lugareños le tienen bastante cariño, ya que está dedicada al santo patrón de Tesalónica, Demetrio.

Desde el exterior la iglesia parece bastante antigua y está cubierta de los ladrillos rojos con los que se construían la mayoría de las basílicas hace mucho tiempo. Sin embargo, el interior de la iglesia está renovado y tiene un iconostasio grande situado en el medio de ella, así como muchos iconos y pinturas religiosas colgadas en sus paredes. La iglesia de San Demetrio es una iglesia muy bonita con muchos objetos de valor en su interior que tienes que visitar sin duda alguna.

Iglesia de San Pantaleón

Después nos dirigimos a buscar la famosa Rotonda de Tesalónica pero, de camino vimos la iglesia de San Pantaleón. Se construyó en el siglo XIII en honor a San Pantaleón . Sin embargo, durante la ocupación de los otomanos en el siglo XVI convirtieron la iglesia en una mezquita hasta la liberación de la ciudad. En el exterior la iglesia se parece a la mayoría de las iglesias construidas durante Imperio Bizantino. No hay ningún rastro de cuando la iglesia fue una mezquita.

La Rotonda

Al final llegamos a la famosa Rotonda de Tesalónica, un enorme edifico redondo. Para entrar a la rotonda tuvimos que pagar una tasa de admisión de 2 euros, un precio simbólico para lo que estábamos a punto de ver en el interior.

La Rotonda de Tesalónica se construyó en el siglo III y los romanos lo usaban como lugar de culto. Además de eso era parte de un complejo imperial construido por el emperador de Roma. La Rotonda se considera uno de los edificios religiosos más antiguos y, a pesar de ser originalmente un templo, después los trasformaron en un templo cristiano. Por eso en el interior de la rotonda hay muchos frescos muy bien preservados que llegaban a ocupar partes de los treinta metros de la cúpula de la Rotonda. Además había una cruz y un pequeño altar a su lado. Fuera estaba el camino que los romanos utilizaban para ir a otras partes del complejo imperial.

Sin embargo, en algún punto durante la ocupación de los otomanos la Rotonda fue convertida en mezquita pero no sufrió muchos daños, ya que la mayoría de los frescos han sobrevivido a lo largo de los siglos.

Arco de Galerio

A unos pasos de la Rotonda está el famoso arco de Galerio, construido en torno al siglo III. El motivo principal de construirlo fue la victoria de Roma contra los persas. El arco es impresionante, sobre todo las escenas de victoria talladas en la roca que aún son visibles a día de hoy. Una de las escenas más famosas talladas en el arco es la del Emperador Galerio atacando a sus enemigos.

El arco de Galerio me recordó mucho al arco de Constantino en Roma pero no era tan grande ni hecho de mármol. Tampoco estaba tan bien preservado y le faltaban muchos detalles. Aún así era fascinante ver un monumento tan antiguo que aún se mantiene en pie en el centro de una ciudad tan moderna como la de Tesalónica.

Un poco más lejos del arco de Galerio estaba la plaza Navarinou que anteriormente formaba parte del complejo imperial de Tesalónica. Allí vimos muchas ruinas del palacio de Galerio estaba construido en ese lugar pero no aguantó el paso de los años.

Torre Blanca de Tesalónica

A continuación nos dirigimos a la costa de Tesalónica, donde vimos la famosa Torre Blanca de Tesalónica. Era una alta torre redonda orientada en dirección al puerto y a parte de la ciudad. La Torre Blanca se construyó en torno al siglo XV y se utilizaba principalmente como prisión y como fuerte. La Torre Blanca formaba parte del sistema de defensa de la ciudad y era la encargada de mantener a salvo la puerta.

Decidimos subir a la torre, para lo que tuvimos que pagar 4 euros y teníamos que esperar media hora de una cola enorme repleta de gente. Debido al calor que hacía en ese momento decidimos no entrar y nos dirigimos hacia la costa de Tesalónica.

Estatua de Carlo Magno en Tesalónica

Un poco más allá de la Torre Blanca estaba la torre de Alejandro Magno a lomos de su caballo Bucéfalo. Alejandro Magno era una de las personas más destacadas del mundo antiguo. Nació en Macedonia y era el hijo del rey, lo cual le ayudó debido a que pudo aprender de los mejores filósofos de aquella época, como Aristóteles. Debido a su extenso conocimiento y a su mente ágil consiguió conquistar todas las tierras del lejano Oriente, incluido Egipto. Era una persona realmente extraordinaria. Así que no es ninguna sorpresa que haya una estatua tan grande de él en Tesalónica.

El centro de Tesalónica

Justo después de visitar la estatua de Alejandro Magno fuimos a ver los Paraguas de Zongolopoulos, una atracción famosa en Tesalónica, ya que había mucha gente haciéndose fotos allí. Era una instalación de arte bonita, ya que parecía que los paraguas estaban flotando, así que era agradable verlo.

Por la mañana fuimos a la plaza de Aristóteles, que era el corazón de la ciudad y del ocio nocturno. En ella había muchas cafeterías, restaurantes, tiendas y pubs en los que puedes tomarte algo y disfrutar de la brisa cálida que viene del mar, que se encontraba a poca distancia de la plaza. Allí decidimos disfrutar de los bares durante un rato y ver la puesta de sol en el puerto de Tesalónica.

Sinceramente, a pesar de hacer mucho calor y haber mucha humedad ese día en Tesalónica disfruté mucho de mi viaje, ya que aprendí mucho sobre los romanos y lo inteligentes que eran en aquellos tiempos difíciles. Fue muy interesante ver que la mayoría de los edificios que construyeron aún se mantienen en pie y cómo algunos están casi intactos a pesar del paso del tiempo. ¡Increíble!

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