Por Saint Nazaire con Alejandro

Ya tocaba Saint Nazaire

El tercer día de la visita de Alejandro lo pasamos entero en Saint Nazaire, ya que Alejandro todavía no conocía la ciudad y los dos días que había pasado en Francia no habíamos parado en casa más que para dormir.

Por la mañana lo primero que hice nada más despertar, fue recoger toda la habitación y hacer las maletas, ya que sobre la hora de comer, tenían que pasar a recoger todo mi equipaje para llevarlo por mensajería a España. Había contratado el servicio gracias a esta misma página, Erasmusu, donde había visto anuncios de Packlink que realmente me sirvieron de ayuda. Me quedé con mi bolsa de viaje, la mochila y con el ordenador y todo lo demás fue en tres maletas dirección a Chañe, mi pueblo en España. Y diréis, ¿Por qué no enviaste todo? Muy sencillo, porque aún quedaban otros tres días de viaje y necesitaba ropa y llevar ciertas cosas conmigo que no quería mandar por mensajería, como por ejemplo el ya mencionado ordenador.

Saint Nazaire en un día

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Pero vamos a lo que vamos. Después de estar toda la mañana haciendo maletas, antes de comer, salimos finalmente a que conociera Alejandro Saint Nazaire. Hacía un sol que rara vez había visto yo en la ciudad, se puede decir que hacía hasta calor y es que estábamos ya en junio. Nos acercamos lo primero al centro de la ciudad, a las playas de la desembocadura del río Loira y estuvimos paseando por el Boulevard du Président Wilson. Le llevé al puerto a ver los astilleros y principalmente el astillero de submarinos que estuvo en control de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. También fuimos a mirar desde uno de los miradores más altos Saint Nazaire, desde donde se ve casi toda la ciudad. Estuvimos paseando por la Avenue Leon Blum y entramos a ver el Hôtel de Ville (Ayuntamiento), que está situado en la Place François Blancho. Dimos una vuelta por la Avenue de la République, que une el Ayuntamiento con una galería de tiendas y un poco más allá, estuvimos en la Rue de la Paix, donde se encuentran la mayoría de las tiendas de la ciudad (Zara, HyM, Pull and Bear…), en el centro comercial Ruban Bleu.

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Imagen del Hôtel de Ville de Saint Nazaire (Ayuntamiento).

Después de haber visto todo el centro de la ciudad, nos acercamos en autobús de nuevo a la residencia y comimos tranquilamente allí en el comedor universitario. Después de echarnos la siesta y aunque estábamos rotos de no parar de andar durante tres día seguidos, nos pusimos de nuevo en marcha para ir hasta las playas de Saint Marc, que es uno de los barrios con más vida de Saint Nazaire. Hacía un calor de muerte y como vimos que el autobús no venía hasta pasada casi una hora, nos pusimos a hacer dedo a ver si alguno de los coches que bajaba por la carretera paraba y nos acercaba un poco a la playa. No surtió efecto, y tuvimos que bajar andando hasta la playa para no espera allí otra media hora (aunque casi se tarda más tiempo en bajar andando que en esperar al bus). Nos plantamos en Saint Marc y fuimos a la playa de Monsieur Hulot, donde nos sentamos en las escaleras a beber una cerveza mientras mirábamos embobados y aún más cansados, las frías aguas del Océano Atlántico (doy fe de que están muy frías).

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Al rato de estar allí sentados, nos pusimos de nuevo en marcha para ir a la parada de autobús para volver a la residencia.

"Bonsoir" y a cenar

Ya en la habitación y después de ducharse, Alejandro se puso su pintoresco pijama y aún no se por qué, salió a decir buenas tardes a un par de francesas que pasaban por allí y que dormían en habitaciones del mismo pasillo. Las chicas se quedaron un poco asustadas, pero debió de caerlas bien Alejandro, porque esa noche nos invitaron a cenar algo que habían cocinado ellas mismas. Nos despedimos de las francesas y nos metimos a la habitación para pasar la que ya irremediablemente sería mi última noche en Saint Nazaire y la última noche de Alejandro durmiendo en el suelo con su saco de dormir (al menos en Francia) Pero aún nos quedaban un par de días por Francia para dar bien de guerra, echar unas cuantas horas en Bla Bla Car y conocer otra ciudad francesa, Burdeos.


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