Viajes Erasmus: Laponia finlandesa (III)

El tercer día al fin fue un poco tranquilo para mí debido a que era el día en el que tocaba realizar las actividades en las que yo no estaba apuntado, las cuales eran la excursión a la granja de renos llevadas por población Sami y la excursión en trineos tirados por huskys. Pero la verdad es que aún así fue un día bastante provechoso en el que descubrí muchas cosas nuevas y me lo pasé bastante bien.

Por suerte, para poder pasarmelo bien, uno de mis amigos que se alojaba en la misma cabaña que yo tampoco realizaba dichas actividades, por lo que nos levantamos sin prisa, por fin sin madrugar ni nada, y nos reunimos en un punto de encuentro con otros amigos y conocidos que tampoco realizaban actividades durante este tercer día.

Esto es al fin y al cabo lo bueno de viajar con un grupo de gente tan grande, que al haber tantas personas siempre vas a tener algo que hacer en compañía y vas a tener la oportunidad de conocer a un gran número de personas.

Lo que hicimos básicamente fue dar una vuelta para conocer la ciudad de Saariselkä, la que hasta ese momento no habíamos podido recorrerla a pie, y disfrutar con tranquilidad de los paisajes que ofrecía el lugar en el que estábamos. La ciudad no es que tenga una gran extensión, es posible que pueda ser recorrida a pie de punta a punta en 20 minutos, aunque debido a la situación geográfica de la misma poco más se puede hacer. Además de que la población era realmente excasa, por lo que dudo que necesitasen mucha más extensión de terreno para vivir.

El centro de la ciudad es lo más interesante para ver. Allí es donde se encuentra la mayor parte de tiendas para turistas y el principal hotel de la ciudad, el resto de la ciudad son cabañas de madera y los lugares donde viven las personas que durante el año habitan allí (que las hay). Hay unas cuantas tiendas de suvenires que en su mayoría tienen como motivo la región de Laponia. También se venden productos tales como alfombras de piel de reno, las cuales además de caras son espectaculares.

Como se puede ver en un repaso rápido, es una ciudad dedicada casi principalmente al turismo. Igual que en España la gente veranea en Gandía, allí en Finlandia la gente tiene pequeñas cabañas en la zona de Laponia.

Un poco más alejado de esta zona del centro se encuentra uno de los dos principales centros comerciales de la ciudad. Al que fuimos en ese momento se basaba principalmente en un gran supermercado con algunas tiendas adyacentes. Dimos una vuelta por el supermercado para comprar algo para la cena y para el desayuno en la cabaña. Allí pudimos ver la clase de productos que se venden por la región, los cuales no distan mucho de los que se pueden encontrar en el resto de Finlandia y, al fin y al cabo en un mundo tan globalizado, en el resto del planeta.

Lo que más me sorprendió fue ver la carne de reno, la cual se vende como un auténtico manjar que puede llegar a superar los 30 euros el kilogramo sin ningún problema. Pensé en comprar algún trozo para llevármelo a España cuando volviese a casa, pero no tenía ninguna forma de refrigerarlo para que llegase en buenas condiciones. En su lugar decidí comprar una lata de conserva que contenía en su interior carne de alce. No es lo mismo pero al menos es algo exótico que llevar a los tuyos.

Cuando llegó la hora de comer nos fuimos mis amigos y yo a un pequeño restaurante de hamburguesas locales. No se puede decir que fuese un restaurante de comida rápida, por el tiempo que tardan en servírtelas más que nada, pero en cualquier caso son unas de las mejores hamburguesas que he probado nunca. El menú no era caro para las hamburguesas de un tamaño pequeño, las grandes superaban los 10 euros.

La que más destacaba por encima de todas era la hamburguesa de carne de reno, la cual probablemente solo tuviese un 20 por cierto de carne de este animal y fuese de la peor posible. Pero siempre está bien decir que has tenido la oportunidad de probar una hamburguesa de carne de reno. La oferta del menú incluía patatas fritas y refresco a elegir y rellenar por tú cuenta una única vez.

Yo, como buena costumbre española, hice lo posible por saltarme esta restricción y solo tardé unos minutos en ver que nadie en el establecimiento se fijaba en comprobar cuántas veces rellenabas el refresco. Dato importante a tener en cuenta.

Al acabar de comer fuimos a un Alko a comprar algunas cervezas especiales para bebérnoslas por la noche en casa mientras nos dábamos una sauna. Los Alko son exactamente iguales en toda Finlandia como pudimos comprobar., tanto en la configuración de las tiendas como en lo altísimo de los precios de los productos alcohólicos.

Después, un amigo y yo nos aventuramos a ir en busca del otro gran centro comercial de la ciudad, donde nuestro guía nos había informado de que podríamos encontrar salami de oso. Por desgracia no fuimos capaces de encontrar este sitio donde nos vendiesen este tipo de salami, pero nos sirvió para dar una vuelta y descubrir el otro extremo de la pequeña ciudad en lo que se nos hizo de repente noche cerrada. Y no era ni siquiera las cinco de la tarde.

Con la noche ya en el cielo de Laponia y sin mucho más que hacer por la ciudad nos fuimos a nuestra cabaña con algunos amigos a beber alguna de nuestras cervezas y a disfrutar de un rato de sauna en lo que venían el resto de nuestros amigos de sus actividades. Al llegar, por supuesto, nos dieron mucha envidia con sus historias y sus fotos en trineos llevados por huskys. Sin duda la actividad que más pena me dio no realizar viendo las fotos del atardecer con el paisaje nevado que me enseñaron.

Seguimos bebiendo un rato para después ir a la cabaña más grande de todas, en la cual ese día estaban congregadas un gran número de personas. No era sin embargo la única cabaña en la que había gente divirtiéndose, como pudimos comprobar en nuestras incursiones a las demás cabañas en todas ellas había gente reunida bebiendo. Y comprobamos una vez más que no sólo estábamos en la cabaña más pequeña, sino también en la menos vistosa.

Sólo quedaba un día más de actividades y el día final antes de partir de nuevo hacia Turku, los cuales fueron sin duda mucho más intensos que este relajante y divertido tercer día.

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