Síndrome post-erasmus, ¿cuánto tiene de cierto?
Por Mertxe Pasamontes, Psicóloga 2. 0, Humanista, Coach y Formadora
Quizás hablar de síndrome sea algo exagerado, pero es un modo de expresar el conjunto de sensaciones, pensamientos y emociones que experimentan algunas personas cuando vuelven a su casa después de una experiencia Erasmus. Para poner un punto de referencia lo podríamos comparar con el llamado “síndrome post-vacacional”, que es una reacción bastante común en nuestra sociedad en personas que vuelven de nuevo a su vida cotidiana después de haber tenido un paréntesis vacacional. Suele darse una cierta apatía, una sintomatología depresiva leve, algo de ansiedad, etc… Nada que en general (a veces requiere tratamiento o supone el comienzo de un cambio) no se arregle por si solo al cabo de pocos días.
El caso del Erasmus sería similar pero “ a lo grande” ya que la experiencia vivida no se limita a un par de semanas de desconexión, sino a haber experimentado una ciclo de vida completo en otro lugar, con otras costumbres, con nuevas amistades, con muchas experiencias, etc..
Un testimonio nos cuenta como fue la vuelta: echas de menos todo lo que no tienes ya.
Empiezas a idealizar el país donde estuviste, y no sólo eso... sino que España te parece una auténtica mierda (con perdón). La gente no habla idiomas, la televisión es basura auténtica, el cine se dobla, ¡se dobla!, y ya si vas a la universidad te mueres...No quería ni pensar en el momento de volver a sentarme en una clase con 50 alumnos más a escuchar durante 60 minutos a un profesor hablar sin parar y sin nada que aprender y hacer. Piensas en tus amigos continuamente, les escribes emails, hablas por skype, quieres seguir practicando inglés..., digamos que no quieres perder de un plumazo todo lo que viviste.
Y otro nos dice: No encontré motivación en nada. Tenía que seguir estudiando pero era incapaz de concentrarme pues detestaba todo lo relacionado con la universidad ya que era lo que realmente me mantenía atado a Salamanca. Viví en una apatía constante.
Y un tercero es algo más optimista con la vuelta: creo que la primera semana es la peor, y a partir de ahí la;depresión; va a menos; pero eso no quita de lamentaciones espontáneas cuando hablas con compañeros de otras partes del mundo o con amigos.
En todos los casos nos encontramos que las experiencias vividas en un Erasmus han propiciado un cambio en la persona mucho más acelerado que el de las personas (o ciudades) con las que se encuentra a la vuelta y eso provoca un desfase entre lo que ha experimentado el Erasmus y lo que se encuentra al volver. Si hacemos un paralelismo con la ciencia ficción, es como si la persona hubiera viajado en el tiempo y hubiera experimentado en un año lo que otros experimentan en muchos.
Por todo ello, yo no me atrevería a hablar de un síndrome pero si de un proceso de re-adaptación, que dependiendo del carácter de cada persona, de la experiencia vivida, de su situación previa y de sus expectativas a la vuelta, durará unas semanas o se prolongará en el tiempo. Ante esto, ¿cómo actuar? :
- Date un tiempo para la adaptación, igual que te lo diste cuando empezó la experiencia Erasmus.
- Disfruta del recuerdo de tu experiencia pero intenta no idealizarla. Seguro que no todo fue bueno en ese tiempo.
- Recuerda que parte de los amigos que hiciste también han vuelto a sus casas. El lugar ya no es el mismo.
- Analiza de manera objetiva (mejor pasado unos días) que cosas prefieres del país en donde has vivido la experiencia y que cosas del tuyo. Sería como una lista de pros y contras. Te ayudará a empezar a poner las cosas en perspectiva.
- Si has de tomar alguna decisión importante, espera al menos dos meses. Antes de ese tiempo es posible que aún estés en “luna de miel” con tu experiencia.
- Si realmente te das cuenta que prefieres seguir en el lugar en dónde viviste tu experiencia, plantea de modo gradual cómo podrías hacerlo. Una decisión drástica puede ser difícil de enmendar, pero quedarte paralizado en una situación que ya no te aporta nada no es tampoco la solución.
Pasados unos dos o tres meses seguro que te sentirás de nuevo bien, sea cuál sea la decisión que tomes. Si te sigues sintiendo mal o inadaptado pasado ese tiempo, pide ayuda profesional, ya que seguro que un pequeño empujoncito te ayudará a resituarte.
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Mertxe Pasamontes. Psicóloga 2. 0, Humanista, Coach y Formadora. Fotógrafa y escritora vocacional. Blogger.
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