Erasmus, un modelo válido para Europa pero cuestionado en España

A comienzos de abril, el minsitro de Cultura, Educación y Deporte llenaba con su discurso, una vez más, titulares en diferentes medios de comunicación. Esta vez sus palabras estaban dirigidas a cuestionar las becas Erasmus, asegurando que los estudiantes de otros países que eligen como destino España no basan su decisión;en criterios universitarios; .

José Ignacio Wert sustentaba su argumentario en que ninguna universidad española se encuentra entre las 150 mejores del mundo, y en cuestionamiento constante. A juicio del político no hay una búsqueda de la excelencia académica por parte de este colectivo.

Este planteamiento que se hace desde el Ejecutivo de España contrasta con la opinión de Bruselas. El presidente del Consejo Europeo ha propuesto que la Unión Europea se inspire en el modelo de este conocido programa de intercambio de estudiantes para facilitar el movimiento de trabajadores dentro de sus fronteras. Herman Van Rompuy cree que ayudaría a la movilidad de la mano de obra.

Durante su intervención en un foro económico ejemplificó esta afirmación con el ; impresionante número de puesto vacantes; que hay en Alemania o Reino Unido, algo que para Van Rompuy;demuestra que hay verdaderas carencias de mano de obra. O carencias concretas en determinados lugares;.

La Unión Europea estudia ya cómo materializar esta idea aunque se ha topado con un primer problema: la falta de cualificación en una parte de la población europea. El político europeo sabe que es complicado aplicar esta iniciativa a, por ejemplo, jóvenes de dieciseis años que no tienen formación. Aún así, ha apostado por estrechar lazos formativos y profesionales entre países.;Ya ha terminado la era de un trabajo para toda la vida, así que al menos todo el mundo debería tener una primera oportunidad justa;.

Cabe cuestionarse si extrapolar este modelo que ha tenido éxito entre los estudiantes a los trabajadores implicaría la erradicación de ciertos aspectos negativos, que los tiene. Una de las principales quejas de los estudiantes becados es la escasa aportación económica que reciben por parte de Europa cuando se acogen a esta ayuda. Esperemos que esta no sea la excusa para que los trabajadores europeos comiencen a moverse a un mayor ritmo por Europa pero con salarios mínimos.