Cómo elegir nuestro destino de Erasmus

Puede que los papeleos que tienes que llevar a cabo para poder formar parte de cualquier programa de movilidad sean extenuantes y que los primeros días en un país desconocido y rodeado de gente que no habla tu lengua materna puedan ser deprimentes (mucho más si las ayudas económicas de las Conserjerías de Educación todavía no te han llegado y tienes que sobrevivir con lo mínimo) pero dentro de la locura que puede ser cursar un año fuera como estudiante Erasmus, elegir cuál será nuestro país de destino es una de las más complicadas.

A la hora de elegir cuál será el lugar en el que queremos pasar el próximo curso, los gustos personales influyen mucho pero a la hora de la verdad, es bastante posible que las circunstancias sean las que acaben marcando cuál será tu destino.

Cuando elegimos el país en el que queremos estudiar, resulta clave que las clases se impartan en un idioma del que ya tengamos conocimientos como poco básicos (mejor si son muy avanzados, ya que no es tan sencillo aprobar simplemente por el hecho de ser Erasmus, aunque haya muchos que lo digan). La cercanía o lejanía con respecto a nuestro país de origen también es algo que debemos estudiar. Hay muchos Erasmus que prefieren estar lo más cerca posible de sus familias, mientras que hay otros que, por el contrario, ven esta experiencia como algo único en la vida y quieren ir a estudiar lo más lejos posible.

Pero a la hora de la verdad, nuestras notas, el nivel del examen de idiomas y la suerte, son las que acaban marcando nuestro destino. Y en ese caso sólo podemos dejarnos llevar y aprovechar al máximo la experiencia.