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Mi experiencia seis días en un áshram en India


Phool Chatti Ashram

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Siguiendo mi curiosidad por la espiritualidad acabé en una agencia turística india y expliqué lo que quería.

La agencia me enseñó el Phool Chatti Ashram, dirigido por una mujer que tenía más de 30 años en 2013. La maestra de yoga Sadhvi Lalita Nand.

Phool Chatti está cerca de Rishikesh, a 5 kilómetros de Laxman Jhula, un lugar en el que encontrar la paz y concentrarte en prácticas espirituales.

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Recibí información de este áshram el mismo día que empezó el programa semanal. Pregunté por teléfono a uno de los profesores si podía participar y me dieron su aprobación.

Llegué a Laxman Jhula, al norte de Rishikesh, crucé una pasarela estrecha (algo nada fácil debido a mi equipaje) y cogí un taxi hasta Phool Chatti (también puedes ir andando si no tienes equipaje, llegarás en una hora).

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El áshram ofrecía un curso de siete días, aunque de hecho fueron menos de seis días completos. El primer día consiste en la llegada y una presentación, y el último tienes que irte del áshram después de comer.

Asistí al programa del 18 al 24 de marzo de 2013. No recuerdo cuánto costaba, pero era un precio bastante razonable.

Adaptación

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Me dieron una habitación privada para dormir y dejar mis pertenencias. No podía usar el teléfono móvil u ordenador, así que los dejé allí.

La comida se servía en el tejado por las mañanas y en el comedor durante el día. Los baños eran compartidos y estaban "escondidos": no había carteles, así que tenías que adivinar cuál era la puerta correcta. Recordad que no hay una norma en cuanto al uso de papel de baño en India, así que mejor llevad el vuestro.

El programa de Phool Chatti Áshram consistía en una mezcla de distintos tipos de yoga, meditaciones y otras prácticas espirituales bien organizadas. Cada día era distinto a los demás.

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Teníamos dos profesoras. Una era Kristina Ji, natural del mundo occidental, quien nos supervisó las meditaciones, los paseos por la naturaleza, discusiones espirituales y el karma yoga. La otra era Lalita Ji, quien supervisaba los ejercicios físicos de yoga, purificación, pranayama (ejercicios de respiración), coro, etc.

Cada mañana nos levantábamos a las 5 a. m. y empezábamos el día con una meditación, seguido por una purificación respiratoria, pranayama, hatha yoga y, finalmente, como premio por haber trabajado toda la mañana, el desayuno. Hatha yoga era el ejercicio físico más duro y no todo el mundo aguantaba desde el principio hasta el final.

Tenías que servirte tú mismo el desayuno, que consistía en gachas (aguadas pero deliciosas) con semillas de granada y té de masala (té negro con leche y especias preparado al estilo indio, hay que probarlo sí o sí).

Después de comer íbamos a karma yoga. Karma yoga, una acción desinteresada de Phool Chatti, consistía en limpiar la zona del áshram voluntariamente. Había mucho fango acumulado y teníamos que limpiarlo. Por desgracia no siempre teníamos el equipamiento necesario y guantes para hacer el trabajo. Aun así, despacio pero avanzando dejamos el lugar impoluto.

Teníamos el día organizado de 5 a. m. a 9 p. m., por lo que no teníamos mucho tiempo para nosotros mismos.

Meditaciones

Todos los días dábamos un paseo de dos horas hasta el río Ganges, las cascadas o cualquier lugar en la naturaleza en el que pudiéramos meditar en paz.

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Las meditaciones al aire libre eran el mejor momento del día.

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Kristina Ji, que parecía recién entrada en los sesenta años, era la profesora de esta parte del programa. Nació en Australia. Kristina se curó de unos problemas graves de salud después de seguir unas prácticas espirituales en India. Se convirtió en su segunda casa.

Después de cada meditación seguíamos un ritual especial en el que mostrábamos nuestra gratitud a la naturaleza.

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Kristina Ji nos enseñó algunas técnicas de meditación fáciles de seguir. De hecho, después de hacer el curso he probado distintas técnicas de meditación del este, algunas mucho menos efectivas que esta.

En las sesiones de meditación de Kristina descubrí que esto no consiste únicamente en sentarte en un lugar y no moverte durante un tiempo, sino también una experiencia interior que te lleva a revelaciones espirituales misteriosas.

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Kristina Ji nos enseñó la regla de oro: no revelar experiencias trascendentales personales con la gente de fuera. Ni siquiera las compartíamos entre nosotros. Tengo que decir que no esperaba nada sobrenatural de estos paseos y meditaciones, pero me equivoqué.

No solo fue una experiencia nueva para mí, sino que fue un estímulo para realizar más viajes a India (en 2016) y más investigaciones espirituales.

Aprecio lo que Kristina Ji hizo por nosotros aquí y espero que tenga mucho éxito en la enseñanza del arte de la meditación en el este.

Otra parte fascinante del programa era la clase espiritual de las tardes que impartía Kristina Ji, seguida por una sesión de preguntas y respuestas. Era una buena oportunidad para sumergirte en un ejercicio individual de "pensar" así como una sesión de "brainstorming".

Tristemente no tengo todas las respuestas a mis preguntas, así que aún estoy en proceso de encontrar mi propio gurú en la jungla de la realidad espiritual.

Comida

A medio día comíamos en el comedor. La sala era muy básica, no había muebles ni decoración excepto por unas pequeñas alfombras en las que nos sentábamos.

La comida se servía en platos metálicos y la bebida en vasos metálicos (los utensilios de metal son muy comunes en India). Cada persona cogía un plato y un vaso, escogía un lugar en el que sentarse y esperaba a los distribuidores de comida.

Para comer solíamos tener chapati fresca (un tipo de pan blanco indio), judías cocidas con verduras y especias y arroz. La comida estaba deliciosa. No estabas hambriento ni aunque no fueras vegetariano.

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La comida sabía bien y tenía buena pinta, pero el día antes de irnos me di cuenta de que la persona que nos servía la comida llevaba la ropa manchada. Sus pantalones se veían horribles. Probablemente tuvo que ir al comedor después de estar trabajando en la construcción que había en ese momento en el áshram. Me pregunté si él y los demás se lavaban las manos antes de servir la comida. El suelo también estaba muy sucio. Perdí el apetito y me salté la comida.

Es imposible evitar tener diarrea en India, y el áshram no era la excepción.

Después de comer, todo el mundo tenía una esponja y jabón para lavar los platos en la sala donde se fregaban.

Nota: los platos de metal son muy comunes en India. Aun así, tened cuidado de la higiene exigida en los comedores (restaurantes) en India, ya que es muy baja si la comparados con los países occidentales. Para protegerse de las enfermedades, la gente de allí se echa agua en la boca sin tocar el cristal con los labios.

Últimos días

Una vez o dos coincidí con Sami Dev Swarupa Nand Ji, uno de los creadores de Phool Chatti Ashram y probablemente el padre de Lalita Ji, ya que su nombre completo es Sadhvi Lalita Nand. Parecía muy simpático, pero nunca hablaba con nuestro grupo acerca de la historia del áshram y de sus objetivos. Tampoco de su predefesor, el santo y filósofo Bramlin Swami Vishudha Nand Ji, cuya “alma sigue vigilando y protegiendo el áshram”.

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La última noche del programa, del 23 al 24 de marzo, hicimos una hoguera en la arena cerca del áshram. Cada uno de nosotros teníamos que hacer una actuación relacionada con un país de origen. Elegí el papel de "ser universal" y leí un par de pasajes de un poema de un famoso filósofo indio de la hermandad superior de espiritualidad y su apoyo.

Para terminar, Kristina Ji nos llevó a través de una meditación en la que pedimos a la Tierra vitalidad. Lo hicimos todos juntos, agarrándonos de las manos. Al final miramos el cielo oscuro y despejado lleno de estrellas. Al principio solo vi la luna, pero al momento me quedé impresionada por el fenómeno que estaba sucediendo: dos anillos alrededor de la luna brillaban para nosotros. Eran un poco más grandes de diámetro que la luna. Era precioso; nunca nadie había visto este fenómeno antes.

La mañana del último día, el 24 de marzo, domingo, disfrutamos de un fuego sacro en el tejado del áshram.

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Un día antes habíamos recogido madera seca especial para esto. Lolita Ji trajo una mantequilla especial, una pequeña estatua de Shiva y algunas hierbas. Hicimos cánticos alrededor de la hoguera durante 45 minutos.

Conclusión

El curso intensivo de Phool Chatti Ashram es una buena opción para los que estén interesados en la espiritualidad o tengan curiosidad por la manera que tienen en India de experimentarlo. Es un curso introductorio para principiantes y pretende ofrecer sesiones de preguntas y respuestas profundas y personalizadas.

¡El río Ganges tiene espíritu!

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