Descubriendo Letonia: Riga (2/4)

Publicado por flag-es * A — hace 7 años

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Y tras nuestro paso por Lituania continuábamos nuestra visita por el segundo país de nuestro viaje, Letonia. Así pues, después de adentrarnos por primera vez en Letonia visitando el precioso Palacio de Rundãle, llegaba la hora de empezar nuestra esperada visita por la famosa capital letona: Riga, que además se trata de la capital báltica más grande que tuvimos la suerte de visitar en nuestro viaje.

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La distancia entre los Países Bálticos es bastante corta, por lo que todos los trayectos los hicimos en autocar. La gente que realiza este tipo de viajes por su cuenta y no en tour como hice yo, suele alquilar un coche para viajar por carretera y tener bastante más flexibilidad, o realiza los trayectos en tren, con los que no se tienen tanta flexibilidad pero tardas bastante menos en realizar los trayectos debido a la rapidez del transporte.

Como ya comenté en alguna otra entrada, nuestro viaje no solo consistía en visitar las capitales bálticas sino también otros puntos turísticos del país fuera de estas que mereciesen la pena. Esto nos posiblitó bastante la idea de conocer más en profundidad el país, sus costumbres y tradiciones, su gastronomía...Así que si no queréis complicaros mucho la vida buscando cómo compaginar los trayectos de un punto a otro, siempre podéis buscar un viaje organizado que realmente merezca la pena, porque, desde mi experiencia, los hay.

Nos introducimos en la historia de Letonia

Riga comenzó a conocerse allá por el siglo XII, quizás un poco antes. Ya entonces y gracias a su localización al lado de la desembocadura del Río Daugava (que por cierto, Dau Gava en letón significa "Mucha agua", así como dato de interés), era una de las principales rutas comerciales de comercio, ganadería y agricultura. La importancia de su desarrollo y los intereses económicos y políticos de las diferentes potencias que hubo durante el paso del tiempo, hizo que Letonia no pudiese declarar su independencia hasta 1918. Hasta entonces, Letonia había formado parte de Suecia, del Imperio Ruso y de Alemania.

Conociendo Riga

Actualmente, el centro histórico de Riga forma parte del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y además recibió el título de Capital Europea de la Cultura en 2014. Es curioso que visitase Riga justo después de volver de estudiar en Aarhus, en Dinamarca, que también justo este año 2017 ha recibido el título de Capital Europea de la Cultura, y que pudiese comprobar las similitudes y diferencias entre ambas ciudades europeas.

Riga es una ciudad bastante grande, aunque se puede ver todo el casco histórico en apenas un día si te organizas muy bien. Como ya os contaré en la próxima entrada, nosotros decidimos visitar la pequeña ciudad letona de Jurmala la tarde antes de partir a Estonia, y tengo que darle la razón a mi madre cuando dijo que hubiese sido preferible aprovechar la tarde quedándonos en Riga paseando y descubriendo algún rincón de esos que nos gusta ver y que seguramente nos faltó por descubrir.

Aun así, nuestra visita por Riga fue bastante completita y tuvimos la oportunidad de visitar no solo los principales puntos importantes de la ciudad sino también de disfrutar de algunas cosas menos turísticas a las que merece la pena dedicar algo de tiempo si viajáis a Riga con algo de tiempo.

¿Cómo resumo Riga?

Tal y como hice cuando escribí la entrada de mi visita por Vilnius, he decidido escribir el pequeño texto que publiqué, junto a un vídeo de youtube que también os dejo por aquí, para recordar mi paso por la ciudad y expresar muy brevemente lo mucho que me transmitió la ciudad.

(Vídeo de Riga https://www.youtube.com/watch?v=BFIq1ztxCxI&t=17s )

Riga, la ciudad de los contrastes,

de los edificios de art nouveau

y las casas tradicionales llenas de historias,

como la de los tres hermanos y el cabezas negras.

La ciudad de los colores en sus mercados,

en sus autobuses, en sus flores y en sus calles.

La ciudad de los gatos negros en el tejado,

de los músicos de bremen desgastados y hartos de deseos,

de niños aprendiendo en el parque,

de gente que hace arte con cualquier cosa

y hasta de monos gigantes astronautas.

Una ciudad que te ofrece paz

y unas vistas de película.

Qué ver en Riga

Riga, como todas las ciudades, tiene ciertos puntos turísticos que siempre son los lugares y monumentos imprescindibles que ver en la ciudad y que además aparecen señalados en todos los mapas. Lo bueno es que todos los lugares de mayor interés están muy cerca unos de otros, por lo que además de poder visitarlo todo caminando, puedes recorrerte prácticamente el centro histórico entero en una tarde.

Y eso hicimos nosotros. Llegamos a Riga sobre las cinco y media o seis de la tarde, algo tarde en comparación a cuando llegamos a Vilnius. Lo bueno de ir en verano es que las horas de luz todavía te permiten poder visitar la ciudad de día, ya que hasta casi las nueve y media no anochece. Así que dejamos las maletas rápidamente en el hotel (Hotel Roma, que por suerte estaba situado en la calle Kalku Iela, a escasos metros del centro) y salimos enseguida con un mapa en una mano y la cámara en la otra.

El primer lugar al que llegamos fue a la Plaza de Livu (Livu Laukums), donde se pueden observar claramente los principales contrastes entre los edificios que hay y donde además se encuentran numerosos bares y restaurantes (es uno de los lugares donde más caro es comer y cenar, así que os recomiendo que si venís a Riga busquéis otro tipo de restaurantes y bares algo menos céntricos).

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En esta misma plaza se encuentra uno de los edificios más conocidos de Riga, la casa de los gatos. No es famoso por ser un edificio precioso, sino por la peculiar historia que hay detrás de este edificio que guardan y vigilan dos gatos negros en las puntas de las torres de su tejado.

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Resulta que en el Gran Gremio (edificio color crema y muy austero que hoy en día es una sala de conciertos) de comerciantes estaban prohibidos los gatos, y esa fue una de las razones por las que al dueño de esta curiosa casa amarilla, junto a sus felinos, no se les permitió entrar en el gremio. Tal fue su enfado que decidió comprar la casa que se encontraba enfrente del gremio y colocó esos gatos en el tejado como protesta, para molestar.

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También visitamos los alrededores de la Iglesia de San Pedro (no pudimos entrar porque estaba cerrada, una pena, porque dicen que desde allí te encuentras una vista de la ciudad de 360º). Esta iglesia fue construida en distintos periodos, por lo que presenta diferentes estilos arquitectónicos (románico, gótico y barroco).

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Justo detrás de ella se encuentra la estatua de los famosos Músicos de Bremen, que fue un regalo que la ciudad de Bremen realizó a Riga como muestra de unión entre las dos ciudades, ya que Riga fue fundada por un obispo que provenía de Bremen. La estatua está desgastadísima, puesto que la leyenda dice que si tocas los hocicos y las patas delanteras de cada animal pidiendo un deseo, se te concede.

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Otro de los edificios más importantes de Riga es sin duda el de las Cabezas Negras, que actualmente es la oficina de turismo de Riga. Este edificio recibió este nombre porque antiguamente fue el punto de encuentro de una sociedad de mercaderes y comerciantes que se denominaba la Sociedad de las Cabezas Negras. Está formada por estatuas de Neptuno, La Paz, El Consenso y Mercurio, que representa el comercio. Cuando fui yo estaba cerrado por reformas y no permitían la entrada al público, así que si vais a ver si vosotros tenéis algo más de suerte.

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Después nos pasamos por la Catedral de Riga, situada en plaza con el mismo nombre. Esta catedral, además de ser uno de los principales puntos de interés de Riga, es famosa por albergar uno de los órganos más grandes del mundo, con 6718 tubos y 125 registros distintos. Además, es la única iglesia que conserva los cinco estilos arquitectónicos principales en toda Letonia.

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Aquí se realizan conciertos de órgano muy a menudo (no estoy segura de si durante toda la semana o solo los fines de semana, pero todo es preguntar), así que si os interesa y tenéis tiempo siempre podéis comprar las entradas en la taquilla que se encuentra en la entrada de la catedral.

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En esta misma plaza, una de las más grandes de toda la ciudad, además, se encuentra el edificio de la empresa pública de radio letona, el Latvijas Radio, que es un edificio de color crema bastante bonito y llamativo, y el antiguo edificio de la bolsa, que ahora es el Museo del Arte de Riga. Y callejeando un poco, en una de las calles paralelas podemos encontrar el Parlamento de Riga, que los letones llaman "Casa de chocolate" debido a la construcción de sus paredes externas en forma de tableta de chocolate.

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Caminando un poco más allá nos encontramos las casas de Los tres hermanos. Son tres casas totalmente diferentes colocadas cada una al lado de la otra. La leyenda cuenta que las tres casas fueron construidas por tres hermano de una misma familia en siglos diferentes. La construcción más antigua fue la de la casa blanca (por ello esa casa se denomina también "hermano mayor") y la más reciente la de la casa verde (hermano pequeño), y por lo tanto, a la casa amarilla, la de en medio, es el hermano mediano.

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También  cerca está la Torre de la Pólvora, que es la única parte de la antigua fortaleza medieval que rodeaba la ciudad de Riga que queda en pie, y que era donde se almacenaba la pólvora, de ahí su nombre. Actualmente es el Museo de la Guerra.

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A su lado se encuentra una pequeña reconstrucción de la antigua muralla, y muy cerca podemos ver la Puerta Sueca, que es la única puerta de entrada a la ciudad que todavía se conserva de todas las que existían cuando la ciudad estaba amurallada.

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La mayoría de edificios de Riga fueron destruidos y reconstruídos, por lo que la Iglesia de San Jacobo, una de las más antiguas de la ciudad de Riga, es la única iglesia que conserva elementos arquitectónicos góticos. La entrada es gratuita, así que podéis pasar para ver que su decoración interior es muy sencilla y resulta más pequeña de lo esperado viendo su torre exterior.

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Cuando hayáis visitado el centro histórico, podéis dar una vuelta por el Parque Bastejkalns, que separa el casco antiguo de la zona más comercial de la ciudad. Allí podéis alquilar un paseo en barca por el canal y, si tenéis mucha suerte (algo que yo no tuve) al atardecer podréis ver algún que otro castor acercarse a la orilla del canal para beber agua.

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Allí también se encuentra el Monumento a la Libertad, que representa la libertad e independencia letona y que fue construido en honor a los soldados muertos durante la Guerra de la Independencia de Letonia. Como he comentado antes, mi hotel estaba a escasos metros del centros, y tenía la suerte de poder tener vistas del parque y del monumento, encontrándome justo enfrente de él.

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Un poco más allá, alejándonos del casco histórico, nos encontramos con el parque de la Esplanade, rodeado de flores que forman la palabra "Riga" que se puede ver desde la azotea del hotel Radisson Blu, en concreto desde la planta 23. Es gratuito subir, y están bastante acostumbrados a ver a turistas con pocas pintas de alojarse en ese hotel dando vueltas por los grandes ventanales del bar haciendo algunas fotos, así que que no os preocupe que os llamen la atención al veros.

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Justo al lado, como casi todo en Riga, se encuentra La Catedral Ortodoxa de la Natividad de Cristo, que es una de las iglesias ortodoxas más grandes de los Países Bálticos. Su fachada es impresionante y cada detalle está cuidado minuciosamente, y además la entrada al interior es totalmente gratuita, aunque por dentro está prohibido hacer fotografías.

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Siguiendo la línea de visitas fuera del casco histórico, una de las más recomendadas es la del Mercado Central de Riga, para cuya construcción utilizaron antiguos hagares de la I Guerra Mundial para zeppelines. Cada nave está destinada a un tipo de producto distinto (pescado, carne, lácteos, especias...) y en su exterior también ponen puestos con todo tipo de productos.

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Nuestra visita mañanera al mercado fue expréss, mucho más rápida de lo que nos hubiese gustado, ya que nosotros somos muy de pasear tranquilamente por lo mercados tradicionales, observando y comprando algún producto e incluso comiendo por allí. Por eso casi mejor que nuestro guía nos metiese algo de prisa, ya que sino hubiésemos perdido allí cas toda la mañana.

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Y por último recorrimos los principales puntos turísticos del Distrito de Art Nouveau, que también es uno de los puntos de interés cuando se visita Riga, debido a los grandes contrastes de edificaciones que existen entre los edificios del casco histórico y los de art nouveau.

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La verdad es que los detalles de los edificios son una pasada y merece la pena enormemente darse un paseo por el barrio observar bien de cerca sus formas, sus esculturas e incluso los contrastes de sus colores.

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Además, las dos noches que pasamos en Riga tuvimos la suerte de cenar en lugares típicos letones por precios bastante razonables. Os hablaré más detenidamente de ellos en mi sección de lugares, pero como todavía queda para eso, al menos os doy los nombres por si os interesan. El primero se llamaba Folkklubs Pagrabs, una especie de pub con ambientación antigua donde además hay música en directo. El segundo era Lido, un restaurante al que acuden los letones a comer barato y bien. Del segundo hay varios por la ciudad, como cuando visitas una ciudad danesa y te encuentras un Tiger cada tres calles, así que no tienen pérdida.

Y por último, tras salir de cenar de Lido, decidimos dar un paseo por los jardines de Vermanes para conocer lo que sería el último punto de nuestra visita por la ciudad letona. Creo que ese es uno de los principales consejos si venís a Riga, aprovechar cada segundo al máximo hasta después de cenar, andar mucho y recorrer toda la ciudad caminando para no perderte ni un solo detalle.

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