Le Mont Saint Michel

¡Hola de nuevo valientes y aventureros/as!

En este post os voy a hablar de un lugar que cada año recibe la visita de mas de 3 millones de personas, y esta es una cifra de la que no todos los monumentos históricos pueden presumir. Con tan solo 4 km de  superficie, se merece la fama que tiene por cada uno de sus preciosos y mágicos metros cuadrados que lo componen, desde la arena, el agua que lo rodea y sus históricos edificios.

Monte Saint Michel.

Siendo otro de los puntos estrellas de nuestro viaje en carretera desde España a Alemania, este monumento, nombrado patrimonio de la Humanidaden el año 1979 ha creado uno de los escenarios más memorables en mi retina.

Para llegar a él contáis con una zona de aparcamiento en las inmediaciones, a unos 3km, donde al salir de aquí podréis acceder a un servicio de transporte mediante un autobús que os acercará a la entrada a este monumento, justo antes de llegar a la pasarela de madera que cruza la bahía del lugar donde se encuentra situado.

Podéis pasear por ella o seguir montados en el autobus, nosotros probamos ambas opciones para disfrutar del recorrido de ambos modos, asique si os apetece hacer lo mismo os animo a ello pues os llevaréis dos perspectivas diferentes de este maravilloso paseo.

La llegada a la entrada del Monte Saint Michel fue espectacular, pues desde fuera no esperas encontrar lo que tiene en sus entrañas. Este islote esta rodeado por una muralla de piedra que le da poder y fuerza y que protege la abadía que se encuentra en su interior, construida en el siglo X debido a que el Santo que se encuentra erguido en lo alto de este monte fue un icono de peregrinación en la época medieval.

Es por eso que los edificios y la arquitectura de esta abadía corresponden a este siglo y esta corriente artística, que podréis reconocer en los ventanales de una de las catedrales en lo alto del monte.

Yo no esperaba encontrar un pueblo, con sus calles, sus tiendas, casas, zonas de culto, a primera vista desde el exterior, y es que El Monte Saint Michel es una caja de sorpresas y a mi que me encanta explorar, subí por sus calles e investigué subidas por todas las escaleras que veía, pudiendo tomar imágenes como ésta:

Cuando fuimos comenzó a llover a medio camino de subida y ese suelo, al ser de cantos de piedra, resbala que no veas, asique os recomiendo llevar calzado con buen agarre para terrenos deslizantes como estos, o sino consultar el parte meteorológico antes de visitarlo y os curaréis en salud.

La calle del interior de la abadía estará siempre abarrotada de gente, asique os recomiendo también probar otros caminos menos frecuentados y que os darán la oportunidad de disfrutar de unas vistas espectaculares de la bahía, donde el nivel del agua era tan bajo en ese momento que había personas que iban caminando por la arena y daba la sensación de que estuvieran caminando por el agua debido al reflejo de sol.

Pero si lo que queréis es llevaros un bonito recuerdo del lugar, en la calle principal que conecta la entrada con las escaleras hacia la catedral encontraréis una gran variedad de tiendas, donde podréis encontrar todo lo que podáis imaginaros. Yo me decanté por llevar una de sus pinturas en acuarela con la escena del Monte y con un coste de 3€, podéis corroborar en la imagen el precio.

Me quedé con muchas ganas de ver cómo es este lugar cuando sube la marea, pues el acceso se corta y solo queda la imagen del islote, rodeado de agua y al cual es imposible acceder, tiene que ser impresionante, además de su estampa de noche, todo iluminado y siendo el protagonista de la escena en Normandía.

Este espacio cuenta con una zona de acampada en sus inmediaciones, cerca de la zona de aparcamientos y se encuentra a 68km de la ciudad de Rennes.

Recomiendo si tenéis pensado visitarlo en consultar en su página web horarios y precios, porque al estar tan concurrido será mejor reservar con bastante antelación su visita: http://www.abbaye-mont-saint-michel.fr/es/

Espero que os haya gustado el post y disfrutéis recorriendo el camino hacia y dentro de este lugar, sin duda os sorprenderá.

En el camino de vuelta al aparcamiento pasamos por la explanada donde se encuentra la oficina de Turismo de este monumento y vimos un conjunto de estatuas de vacas con diferentes patrones pintados, este del mapa mundi fue el que más me gustó.

¡Bon voyage!