Un pedacito de España en UK y un loco con el que convivir..

Cada vez quedaba menos para que mi Clari viniese a verme a Portsmouth. Era a lo que me agarraba esos días para seguir con ganas. Ella vino a verme a finales de octubre y pasó cuatro días si mal no recuerdo conmigo. 

Recuerdo el momento en el que me dijo que venía a verme y que ya tenía el vuelo comprado, qué felicidad... Fue un auténtico chute de adrenalina, lo necesitaba. Claar si lees esto te vuelvo a decir que GRACIAS una y mil veces más. Fueron unos días geniales a tu lado. Bueno, por fin llegó el día y yo salí de casa para ir a la estación de Fratton para ir a recogerla. Esta es la estación de trenes a la que llegaba ella desde Londres. Le dije de llegar a esta estación porque era la que pillaba a escasos 10 minutos de mi casa, la otra era la estación de Southsea, esa está donde la Universidad, al lado de Guidhall y desde mi casa pilla bastante más lejos. Realmente llegué justo cuando su tren acababa de llegar y ella había salido del vagón para buscarme. Recuerdo que me había equivocado de vía pero la vi justo desde arriba, en ese momento bajé las escaleras corriendo y nos abrazamos, qué llorera. 

Fue una de las mejores sensaciones que había tenido hasta el momento estando allí, por no decir la mejor. Teniendo en cuenta lo mal que lo había pasado con el tema de la casa, el timo y todo esto fue un chute de energía y felicidad para mí. Lo necesitaba de verdad.

Bueno subimos las escaleras y fuimos rumbo a casa a dejar las cosas y a planear algo que hacer, tenía que enseñarle la ciudad y teníamos que contarnos muchísimas cosas y aprovechar el tiempo al máximo. Cuando entramos en casa dejamos las maletas y le presenté a Valentina que andaba por casa y después conoció a Ben y a Field. Fuimos a ver la ciudad y esa misma noche salíamos de fiesta y hacíamos los pre-drinkings en mi casa. Vinieron los de siempre les presenté a mi amiga y estuvimos bebiendo y haciendo el tonto en mi salón. Le dije a Valentina que si se quería venir pero ya tenía planes o estaba ocupada, no lo recuerdo bien. El caso es que acabamos bebiendo Miguel, Sara, Meriem, Imane, Javi, Upe, Álvaro, Clara y yo para ir después a Yates de fiesta. 

A Clara le habían caído muy bien mis amigos y había buen rollo la verdad. Tenía muchas ganas de que les conociera a todos y de que viese la ciudad, mi casa y cómo era mi vida allí.

La parte más "graciosa" viene ahora. Esa misma noche al llegar a casa después de haberlo pasado genial nos encontramos a mi queridísimo compañero de piso Ben tirado contra el frigorífico de la cocina borracho o a saber... Le dijimos hola con la intención de subir arriba a dormir ya y empezó a decirle tonterías a Clara. A mi me empezó a molestar bastante la situación y le dije que se fuese arriba y que le iba a decir que qué narices le pasaba. Casi no le entendía cuando me hablaba, así que decidí que lo mejor sería subir a dormir y mañana hablaría con Valentina de todo lo que pasó y a lo mejor ella sabría algo más. En fin, que situación.

A la mañana siguiente...

Nos despertamos y bajamos a desayunar. Estábamos comentando lo que había pasado la noche anterior mientras sacaba la leche y el nesquick cuando de repente nos fijamos en mis plátanos, los que había en el rincón de mi cocina...estaban todo acuchillados, pero no solo eso, nos fijamos en la lista de tareas de la casa donde venían los nombres de los cuatro que vivíamos y el nombre de Valentina estaba totalmente acuchillado. Clara y yo estábamos alucinando la verdad, y supongo que ella más aun que venía de España y acababa de llegar al país, supongo que pensaría que dónde me había metido, este chico (Ben) no parecía estar muy cuerdo, desde luego. Bueno, decidimos llamar a Valentina y hablar con ella. Estaba en casa así que genial, se lo comentamos todo, desde el momento de haber llegado a casa anoche y encontrarnos a Ben tirado contra el frigorífico hasta por la mañana que encontramos los plátanos acuchillados... Su reacción no fue de sorpresa realmente. Nos dijo que la noche en la que habíamos salido de fiesta Ben debió de salir también (con sus amigos, claro) y cuando Valentina volvió a casa esa misma noche (ella solo fue a tomar algo al final) se subió a su habitación y al poco rato debió de llegar él. Ben empezó a llamar a Valentina y a decirle que bajase abajo (todo esto a voces, y claro ella estaba un poco asustada) se asomó por la escalera a ver si le pasaba algo y vio simplemente que estaba borracho (y a saber qué más). Ella decidió meterse en su cuarto candar su puerta y esperar ahí hasta que él decidiera callarse. Es cierto que tenía miedo por si daba el gas o quemaba la casa o a saber de lo que podía ser capaz en ese momento. Después, Valentina nos contó que cuando ella se levantó por la mañana y bajó a la cocina a desayunar y después salió al jardín a tender la ropa vio que el reloj de la cocina estaba tirado en el cesped... en ese momento empezó a mirar a ver si había algún desperfecto más o algo raro y en efecto lo había... la pared de la entrada de la casa hasta la cocina estaba rajada literalmente. Debió de rajarla con el mismo cuchillo que rajó mis plátanos y el nombre de Valentina en la hoja de tareas que estaba clavada en el corcho de la cocina. Intuímos que fue con el chuchillo porque justo encima de la encimera había un cuchillo tirado a la mañana siguiente y encajaba perfectamente con los agujeros de los plátanos y del folio de tareas. 

A todo esto, estábamos esa mañana las tres comentándolo en la cocina sin dar crédito a lo que había pasado la noche anterior y asimilando que Valentina y yo teníamos un LOCO en casa. Un loco que se ponía borracho y lo primero que se le ocurría hacer era coger un cuchillo y rajar todo lo que se interponía en su camino. ¡Vaya panorama!

Después de haber analizado la situación decidimos hablar con el casero y comentarle un poco lo que había sucedido por si acaso venía a la casa y veía desperfectos, así sabría que había sido él. Aunque antes de decirle nada a él, pensamos que deberíamos hablar seriamente con Ben y pedirle una explicación de todo esto. Así lo hicimos. Su respuesta fue que no se acordaba de nada, que había salido la noche anterior pero no tenía ni idea de haber hecho nada de eso. Y lo peor de todo fue cuando le pregunté que por qué me había acuchillado mis plátanos y me dijo, palabras textuales: A mi no me gustan los plátanos. Mi cara ya si que debió de ser un auténtico cuadro, o sea ¿qué tipo de respuesta era esa? que alguien me lo explique. 

Al día siguiente nos encontramos unos plátanos nuevos donde estaban los míos, dimos por supuesto que me los había comprado. Después me lo confirmó así que supongo que se habría sentido mal después de toda la que lió y al menos el detalle de comprarme otros no estuvo mal. Clara estaba flipando en colores, casi aun más que nosotras (Valentina y yo). Ya estaba más que claro que el chico estaba un poco ido de la olla. Más adelante me lo acabó de confirmar con alguna más de las suyas... 

Bueno dejando el tema de mi compañero de casa a un lado, lo demás fue todo bien, estuvimos en la playa le enseñé las zonas más bonitas de Portsmouth, mi Uni, la zona comercial y la verdad que le gustó mucho todo. Subí con ella a la Spinnaker por primera vez y estuvimos un buen rato arriba haciéndonos fotos y haciendo el bobo. Además nos dijeron que con el sello podíamos subir hasta las cinco de la tarde las veces que quisiéramos. Lo que hicimos nosotras fue subir a las dos plantas (hay tres plantas una en medio con cafetería, otra más alta y finalmente la más alta pero más pequeñita de todas ellas. La segunda era la mejor había unas vistas muy chulas y además había unos monitores que te indicaban las partes de la ciudad con los monumentos y cosas más famosas y tenía un mapa donde te aparecían todas las cosas de la ciudad con una explicación en un montón de idiomas. Luego había también en el suelo una parte de cristal en la que podías ver la calle a bastante altura y daba mucho vértigo mirar por ahí, pero las vistas eran muy bonitas.

Ya tocaba marcharse, después de esos intensos días llegó la hora de volver a Fratton y volver a coger un tren rumbo Gatwick para volverse a España, qué penita me dio.. pero esta vez no lloramos ninguna de las dos en el momento de la despedida porque ya era finales de octubre ya no quedaba nada para que yo volviese en navidad (un mes y poquito) y todo se veía de otra forma. Ya casi eran vacaciones e íbamos a vernos durante un montón de días así que me dejó contenta a pesar de la tristeza de que se fuera.

VIAJE A SOUTHAMPTON:

También me acompañó a Southampton a los dos días de estar allí ya que me tenía que hacer el número de la seguridad social de allí (national insurance number) ya que me lo pedían en el caso de encontrar algún trabajillo allí. Además así aprovechábamos para ver la ciudad que también es bonita aunque no tanto como Portsmouth, al menos a mi parecer. Llegamos pronto, madrugamos para aprovechar la mañana. Si mal no recuerdo tenía cita para el medio día, entonces la mañana la aprovechamos viendo cosas como el museo del Titanic, la muralla y barquitos de la ciudad y alguna que otra iglesia. Sara me llamó una vez estábamos allí para venirse con nosotras y así aprovechaba para hacerse ella también el número de la seguridad social y también ver la ciudad. Ella llegó después de haber entrado nosotras al museo, luego volvimos a entrar con ella.

Desde Portsmouth no se tarda casi nada en ir a Southampton, simplemente hay que coger un tren desde cualquier estación en Portsmouth (nosotras en Fratton que era la más cercana) y se tardan unos 35-40 minutos en llegar, además puedes coger tren directo y no tienes que hacer transbordo.

Yo tenía mucha ilusión por ir a ver el museo del titanic de allí ya que era la ciudad de la cual salió el gran barco y hubiese sido un delito no ir a visitarlo cuando la película me gusta un montón y a Clara también. Así que la idea era ir viendo la ciudad hasta llegar al museo, y pasarnos un buen rato dentro viéndolo con calma. La verdad que para lo caro que fue no me pareció tan guay, estuvo chulo y es bonito de ver pero tampoco es maravilloso. Me esperaba mucho más. Aun así como ya os digo, nos gustó. Yo diría que me lo esperaba más grande. El museo tenía bastantes salas cada una con una cosa nueva que ver. Nada más entrar en la pared estaban las fotos y nombres de casi todos los pasajeros que zarparon en el barco. Después había una sala con las secciones del barco en miniatura y alguna que otra cadena real del barco. También por uno de los pasillos había cosas que te podías probar como sombreros, gorros del Titanic y hacerte una foto con el barco de fondo, que quedaba muy bonita.

Sara se vino y volvimos a entrar con ella, ya cuando estaba ella fuimos a la administración donde hacían lo del número de la seguridad social. No tardaron nada, escasos diez minutos. Después de esto fuimos a comer algo y seguimos viendo la ciudad. Realmente Southampton tampoco tiene mucho que ver, o al menos esa fue nuestra sensación. Es más una ciudad de tiendas, comercio y muy moderna, prácticamente no hay edificios viejos, todo es nuevo. La Universidad es muy moderna y nueva, nada antiguo como en Portsmouth que puedes ver muchas cosas más antiguas. Además Southampton tiene mar pero no tiene playa. Tiene puerto y nada más. Fuimos a verlo por la tarde, ya al atardecer y nos hicimos unas cuantas fotos con la puesta de sol que quedaba muy bonito.

Volvimos a casa por la tarde, cogimos el tren juntas y llegamos a casa no muy tarde. Esa noche no salimos de fiesta. A la mañana siguiente seguí enseñándole cosas a Clara ya que se iba al día siguiente.

Este muro le gustó mucho, es justo camino a la uni que hay unos cuantos graffitis y para mi también es el más chulo. Le enseñé la zona del centro y prácticamente vio todo lo importante. Le gustó mucho la ciudad, y lo pasamos muy bien la verdad.

Necesitaba mucho que viniera a verme :)

Lo pasamos genial.

Fue una gran visita.

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