Musikka

Una de las cosas que más me sorprendió de Finlandia es la música. No fue una sorpresa por extravagante, ni por extraña ni tan siquiera por desconocida más bien fue por todo lo contrario: era la misma que escuchaba en las radios de aquí. Sí que es verdad que el heavy el metal y la gama más dura del rock es bastante más popular que en España, sobre todo entre gente de mediana edad, pero la gente más joven consume música tipo MTV. Y eso que uno de los programas infantiles más conocidos por allí son los Heavysaurus, una especie de Barrio Sésamo a lo dinosaurio con el heavy como hilo conductor.

Pues bien allí es tan común entrar en un Mc Donals con Him o Lordi por hilo musical como poner la radio nacional (YLE) y escuchar únicamente canciones prefabricadas por las grandes industrias americanas. Y lo peor de todo no es que te cueste encontrar canciones finesas (o al menos canciones no metal) es que de fiesta es prácticamente imposible no escuchar Lady Gaga, Rihana, Beyoncé, Justin Bieber… etc. Una lástima la verdad. De todas maneras quien quiera saber lo que es la pasión suomi por la música no tiene nada más que acercarse a cualquier karaoke (en todo pub/discoteca hay un especio habilitado para ello)

¡Eso sí que es destrozar una canción!

Porque vale, solo son 5 millones, pero alguno cantara bien ¿no? Pues no. Cantan todos fatal, sin ritmo, mal entonando y muy habitualmente escupiendo y acoplando el micro. La pasión por hacer el ridículo no tiene límites y si es alcoholizado hasta las patas mejor que mejor. Lo único bueno que tienen esas zonas, si consigues mantener el tímpano integro, es el panorama. Mientras algún finlandés sin oído musical revienta una canción, una pareja al lado se magrea hasta unos limites pseudopornográficos observados atentamente por alguna abuelilla, que olvidándose del pasodoble y similar, se planta un air guitar como si no hubiera un mañana.