Husky Päivä (Día de Huskies) 4º Parte
Nos colocaron en parejas, una por cada trineo y en cada uno cinco perros que tiraban. Uno conducía el aparato y el otro viajaba delante sentado contemplando el paisaje. Yo me puse con un hispano-francés (de padre español) súper gracioso bastante amigo mío que, al grito de vamos peguitos bonitos, iniciamos el viaje. No fue del todo mal aunque lo cierto es que a mi sobraron siete u ocho kilómetros. Cierto es que hubo cosas que no ayudaron mucho, por un lado cada vez que tras una cuesta abajo había una curva no me daba tiempo a rezar todos los salmos que compensaran mis pecados cometidos y veía la muerte cerca al superar la curva sobre solo uno de los patines, por otro y lo peor de todo: llevábamos un peguito pinchado.
“Me cago en tu padgre peguito de miegda” creo que fue la frase que más escuche después de “fgrena, fgrena que nos mataguemos”. Se ve que se habían pasado con el salvado en la dieta de los perros, o que el virus de la cagalera también hizo turismo esa semana pero los jodidos perros se pasaron toda la travesía cagando. Más concretamente el perro de delante del todo a la izquierda un precioso huskie blanco más que ano lo que tenia era un aspersor sin fuerza que le salpicaba toda la pierna haciendo el olor duradero e insoportable. No sé si os lo he dicho antes en algún otro post pero uno de los inconvenientes del frio polar es que los mocos se te congelan y te obligan a respirar por la boca. Debido a esto al final de la ruta no me quedo muy claro si el origen de la frase huele que alimenta es lapón o que directamente mi bufanda sufrió una condensación de vapor de excremento pero lo cierto es que al terminar fue como si llevara un chicle de “menta” en la boca: horrible.
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