Grand Velas Riviera Maya
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Paraíso en la Tierra
Nunca había estado en un sitio como ese. Era mágico. En cuanto llegamos y aparcamos en la entrada, cogimos nuestras cosas y fuimos directos al mostrador principal a registrarnos porque nos moríamos por ir a la piscina. Las vistas eran increíbles. La piscina era preciosa y justo al final, podías ver el mar. Entre el mar y las piscinas estaban la playa, las palmeras, la red de voleibol y las tumbonas.
Comida, comida y más comida
Había restaurantes para todos los gustos, más formales, menos formales, bufés y mucho más. Para desayunar, íbamos a Azul porque nos gustaba el bufé que tenían por la mañana con tantísima variedad. Para comer, siempre cambiábamos e íbamos probando cosas distintas. Normalmente las cenas eran más formales. Fuimos a:
- El restaurante francés Piaf, muy elegante;
- También fuimos al bar asiático Sen Lin;
- Pero el que mejor recuerdo es Cocina de Autor porque era increíble.
Dejadme hablar de ese último. Primero, no tenía menú. Los camareros te iban trayendo platos muy pequeños. Probamos cosas únicas. Todo en el plato era curioso y el chef lo preparaba a su estilo. Es difícil explicarlo con palabras, dejaré que las fotos hablen por sí solas:
(No me preguntéis qué es porque me trajeron tantos platos que se me ha olvidado. Nos pusieron diez platos igual que este, solo que llevaban cosas distintas. Creo que el cocinero es más bien un artista. Juega con la comida y este es el resultado).
Estamos hablando de restaurantes muy elegantes a los que no puedes ir en chanclas y pantalón corto, pero para que veáis lo bueno que es el hotel, os voy a enseñar lo que comí llevando el bañador puesto:
Sala juvenil y actividades
Me gustaba ir a la sala juvenil de vez en cuando a tomar un batido o a jugar al billar con mi hermano estadounidense. También me gustaba pasear con él por las noches junto a la piscina, solo nosotros, y hablar. No había nadie por allí a esa hora y de noche, las piscinas cambiaban de color cada pocos segundos.
A veces, si mi familia estadounidense estaba ocupada, escuchaba música y me paseaba por la orilla de la playa. Me relajaba tener un momento para mí. Costaba irse de este sitio porque los pocos días que estuvimos allí fueron como la seda. No teníamos preocupaciones, solo comida, sol y diversión.
Esto es lo que se veía desde mi ventana. Solo escribiendo esto ya lo echo de menos y desearía poder volver a ese momento. Además, este precioso lugar ofrece mucho que hacer, como buceo, flyboard y seguramente más cosas. Solo menciono esas dos porque es lo que recuerdo y lo que hicimos. Me gustaba mucho el flyboard y más adelante, descubrí que lo podías hacer en muchos complejos turísticos de prácticamente todo el mundo, pero yo tuve la suerte de probarlo en México.
Estas actividades eran caras, pero para los que no pudieran permitírselo, en la pisicina más grande todos los días había alguien ofreciendo música y entretenimiento. ¡Era muy divertido! Fue sin duda una de las mejores vacaciones de mi vida. ¡Te extraño, México!
- Cristian
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- English: Paradise on Earth
- Polski: Meksykański raj na ziemi
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