Viaje al archipiélago de las Berlengas
¡Hola a todos!
En este artículo hablaré del archipiélago de las Berlengas, que se encuentra a unas 7 millas del puerto de Peniche, un municipio perteneciente al distrito de Leira, en el centro de Portugal.
Estuve allí en 2009, durante mi estancia de seis meses en Coimbra, como estudiante Erasmus. Antes del comienzo de las clases, mi Universidad de Perugia, puso a disposición de los estudiantes, un curso gratuito de portugués en Leiria. Fue una experiencia muy agradable, durante la cual tuve la oportunidad de hacer muchos nuevos amigos y ver muchos lugares nuevos y hermosos.
Un día, 4 chicos italianos y yo decidimos alquilar un coche e ir a Peniche, un gran centro de actividades turísticas y marítimas, famoso por sus playas y especialmente por sus olas. Después de caminar por el casco antiguo, visitamos la fortaleza, el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios y las iglesias de San Pedro y de la Misericordia, decidí coger el ferry al archipiélago de Berlengas y solamente a un chico le gustó mi idea. El mítico Genny, un chico napolitano que no sabía hablar ni siquiera italiano y que estaba en Portugal de Erasmus, y que hacía de aparcacoches ilegal, para ganar dinero extra. ¡Un personaje indescriptible! Me hizo morir de risa. En resumen, Gennaro vino conmigo. Los otros se quedaron en Peniche por no gastar los 20 euros que costaba ir y volver. Así que se perdieron ese pequeño paraíso natural. No me extraña que el archipiélago haya sido declarado Reserva Natural de la Biosfera por la UNESCO en 2011. La formación de las islas se remonta a hace unos 300 millones de años. Cubren una superficie total de 80 hectáreas y son de granito rosa. El archipiélago comprende tres grupos de islas: Berlenga Grande y Cerro da Velha, Estelas y Farilhões-Forcadas.
Nada más lleguéis a Berlenga, os esperará un trampolín que os lanzará hacia el Océano Atlántico.
Una preciosa agua cristalina.
Una pequeña playa en las rocas.
Berlenga es un islote casi deshabitado. Hay una decena de personas en total viviendo allí, todos pescadores, por supuesto. No hay supermercados, ni tiendas, ni restaurantes, ni nada en absoluto. Encontrarás una cabaña, un faro y un hermoso fuerte privado.
Fuera de cada casa, hay una zona para secar las sardinas ¡y un tremendo olor a pescado!
Hay un sendero estrecho en la montaña que os llevará primero al faro y después al fuerte.
El camino es todo cuesta arriba y cansa bastante, ¡pero la vista que se puede disfrutar a lo largo de todo el camino es realmente hermosa!
En cuanto lleguéis al fuerte, ¡os quedaréis sin palabras de lo fascinante que es!
Mi simpático amigo Gennaro tenía miedo de subir al puente que permitía el acceso a la fortaleza y se quedó admirando el paisaje. Así que fui sola. Cuando llegué a la puerta de entrada del fuerte, llamé y, con asombro, me abrió un hombre disfrazado, que amablemente me invitó a entrar. Había una fiesta en marcha. Un grupo de hombres de unos cincuenta años, tocaban la guitarra, bailaban y cantaban. ¡También había una gran mesa llena de muchas cosas buenas para comer y buen vino para beber! Eran muy amigables. ¡Me lo ofrecieron todo! ¡Incluso pescado recién pescado!
Esto demuestra que los portugueses son muy buenas personas. Una gente amable, sociable, y amistosa. Me lo estaba pasando muy bien, pero mi querido amigo Genny se había quedado solo contemplando el Océano desde arriba y no teníamos cómo comunicarnos. Entonces, les dije a los hombres que tenía que irme, porque tenía un amigo que me estaba esperando y que probablemente ya me habría dado por perdida. La bondad del hombre me asombró aún más, decidió ir a recoger a Gennaro con su barco, para evitar cruzar el puente a pie. Increíble, pero cierto. Y para terminar, nos llevó a dar un paseo por la isla en su barco.
Nos mostró hermosas sinuosas cuevas de aguas cristalinas y la famosa roca en forma de elefante.
Finalmente, nos invitó a quedarnos allí, pero como no podíamos comunicarnos de ninguna manera con nuestros amigos que decidieron quedarse en Penichede, para evitar que nos dieran por muertos, decidimos regresar.
¡Fue un día hermoso!
¡Os deseo un buen viaje y una buena estancia en las Islas Berlengas!
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- Italiano: Una gita all'arcipelago delle Berlengas
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