Qué ver y hacer en París, Francia (parte II)
Qué ver y hacer en París, Francia (parte II)
¡Hola a todo el mundo! Hoy continúo con la entrada anterior en la que os hablaba de 15 lugares que para mí son imprescindibles en París, la capital de Francia. La primera parte de este post la podéis leer haciendo click aquí. A continuación os enseño los lugares restantes que creo que debéis visitar en la ciudad del amor. ¡Empezamos!
Moulin Rouge
Este famoso cabaret es otro de los emblemáticos lugares de París. Se encuentra en el barrio rojo, muy cerca del barrio de Montmartre, así que es casi imposible no pasar por aquí cerca. Este lugar es conocido de forma internacional por sus espectáculos, en los que el contacto del artista con el público es muy cercano. Sus “performances” se caracterizan por tener bailarinas de cabaret donde destacan los brillos, la purpurina y las plumas, todo es extravagante. La alegría, el amor, la pasión son sentimientos que están presentes en la mayoría de sus sesiones. Alrededor del Moulin Rouge, se encuentran infinidad de sex-shops y también muchísimos cabarets.
Desde que soy pequeña, me he visto cientos de veces la película Moulin Rouge, el musical donde actúan Nicole Kidman y Ewan McGregor y puedo decir que es una de mis películas preferidas pues tiene todos los elementos que aseguran el éxito: localizada en París, buen argumentos, buenos actores y espléndida selección de música. Siendo así, me hizo mucha ilusión poder ver el Moulin Rouge. Es cierto que lo vi de día y se dice que de noche es mucho mejor. Se capta la esencia que se transmite con sus espectáculos pues las luces de neón de las aspas del molino destacan con la oscuridad de la noche. Aquí os dejo las fotos que saqué ese día. La próxima vez que vaya me prometo comprar un billete para uno de sus espectáculos, pues creo que vale la pena gastarse ese dinero por ver una de sus performances.
Montmartre
Muy cerca del molino más famoso de París, se encuentra el barrio de los pintores, y a su vez, uno de los más pintorescos de la capital. Para mí, es una de las mejores zonas pues es un barrio muy agradable, donde pude ver a miles de pintores que ocupaban las aceras de Montmartre. Es como estar en un universo aparte, es una especie de pueblo dentro de París. No tenía la sensación de estar en la ciudad más grande de Francia, para nada. Por lo tanto, no es de extrañar que ante tales características muchos pintores quisieron residir aquí durante un tiempo como son Picasso, Dalí o Monet. Aquí también encontraréis cafeterías donde se vende la mejor patisserie francesa y buen café, además de tienditas de souvenirs.
Antes os hablé de la película Moulin Rouge, y lo curioso es que en este barrio se grabó otra película que me gusta mucho: Amélie. Muchos turistas hacen tours por este barrio “siguiendo los pasos de Amélie”, la protagonista de la película y pasean por todas las localizaciones que están presente en la película. No hay duda que es uno de los barrios más especiales de París, donde no parece difícil encontrar la inspiración para crear. ¡Ah! Casi se me olvidaba, os recomiendo otra película rodada en París, se llama Midnight in Paris, y justamente está muy relacionada con el mundo de la pintura y sus grandes artistas.
Louvre
Uno de los museos más famosos de Europa. Para los amantes del arte, no sé si habrá mejor lugar en París. Es tan grande… Que puedes pasarte semanas admirando todas las obras de arte que abarca. Todas las veces que estuve en París y lo visité y como buena amante de la pintura, podría visitarlo una y otra vez.
El Louvre guarda obras tan importantes como la Venus de Milo, la Mona Lisa o Victoria alada de Samotracia, que preside unas largas y elegantes escaleras. En mi opinión, a pesar que las obras anteriormente mencionadas son las más visitadas, las obras que más vale la pena ver aquí son el cuadro de Delacroix, La Libertad guiando al pueblo, ya que representa una parte súper importante de este país; también, el cuadro de La Virgen de las Rocas de Da Vinci es precioso, y en mi opinión, mucho mejor que La Mona Lisa. Mucha gente se sorprende al ver La Mona Lisa, pues es tan pequeño y hay tal avalancha de personas delante de él sacándole fotos o sacándose selfis que al final, resulta irrisoria esa situación. No se puede apreciar nada bien y al haber tanta gente, se ha colocado una especie de valla que impide observarlo desde cerca, como sí se puede hacer con los que os he comentado antes.
Como ya os he dicho otras veces, tuve la suerte de poder estudiar Historia del Arte en Segundo de Bachillerato donde adquirí muchos conocimientos sobre el mundo del arte, en especial sobre la pintura y la escultura, así que ahora cada vez que visito un museo puedo ver más allá. Realmente he aprendido con los años que visitar museos solo tiene sentido si puedes apreciar qué hay detrás de cada obra de arte.
En su exterior, están situadas sus famosas pirámides de cristal, con las que los turistas se sacan fotos haciendo el amago de sujetarlas con sus brazos o tocan la cima con su dedo índice, como se hace con la Torre de Pisa, por ejemplo. Al llegar, suele haber bastante cola pero lo cierto es que avanza rápido. Os pedirán el DNI y os chequearán la mochila. Lo cierto es que la seguridad en Francia es muy alta ya que estos últimos años, este país ha sido víctima de varios atentados terroristas. Para los ciudadanos de la Unión Europea, la entrada es gratuita, así que todas las veces que lo he visitado no he pagado nada.
Paseo por los puentes
El río Sena recorre toda la ciudad de París y a pesar de su fama por inundar la capital francesa, impregnándola así también de gigantes roedores, no cabe duda que le da el toque final a esta ciudad. Todos los puentes que cruzan el río son sencillamente preciosos. Cada uno es diferente y cada uno tiene su atractivo especial. Mi preferido es el Puente Alexandre III, desde donde se puede ver la majestuosa Torre Eiffel a lo lejos. Aquí os dejo las fotos que saqué allí, que son de mis preferidas de este último viaje a París. Este puente es la representación artística de Beaux Arts. Además, conecta con importantes edificios parisinos como el conjunto de Los Inválidos, también digno de visitar. Por debajo, podréis ver cómo pasan barcos de muy poca altura, pues en París también existe la opción de visitar esta ciudad es esta especie de cruceros que navegan por todo el río Sena.
En cuanto a todos los puentes de París, también cabe destacar Pont des Arts, en español “Puente de las Artes”, famoso porque en su valla, todos los enamorados anclan sus candados, normalmente escribiendo sus dos nombres y la fecha en la que su relación empezó.
Ópera Garnier
Siguiendo la estética de la majestuosidad artística de los edificios de París, la ópera no iba a ser diferente. Su fachada es objeto de captura fotográfica y a pesar de que su exterior es precioso, el interior es mucho más abrumador. Todos los detalles de decoración reflejan el lujo, sofisticación y buen gusto en todas sus salas. Dentro, existen también pasadizos subterráneos, como cuevas, que aparecen en obras tan famosas como El fantasma de la ópera. Napoleón ordenó su construcción, que fue llevada a cabo por el arquitecto Charles Garnier. Sin duda, merece la pena su visita.
Place des Vosges
Esta plaza no es tan conocida en París, pero lo cierto es que es una de las más antiguas de la ciudad. Quedaba muy cerca de nuestro hotel así que era un pecado no visitarla. No es enorme ni tan sofisticada como otras de la ciudad, pero lo cierto es que su sencillez hace que tenga ese encanto especial. Como podéis ver en las fotos, la fuente del centro es su protagonista y yo tuve la suerte de visitarla en otoño, así que los árboles estaban con los colores más bonitos de todo el año. Si tenéis tiempo o queréis relajaros en su césped perfectamente cortado, visita obligada.
La Torre Eiffel
No necesita presentación o caracterización, pues es mundialmente famosa. Al principio los parisinos la detestaban, decían que era algo así como un monstruo de hierro, pero lo cierto es que Gustave Eiffel hizo un gran trabajo, pues ahora es lo más representativo de París. Me gusta, aunque es tan turístico, que no me parece lo mejor de París, ni de lejos. Creo que vale la pena visitarla por la noche, pues cuando está iluminada es preciosa. Sus luces amarillas colocadas por toda su gigante estructura hacen de ella un monumento único. Como podéis imaginar, se puede subir hasta arriba, para tener unas vistas perfectas de toda la ciudad y contemplar el río Sena bajo tus pies. Creo recordar que se puede acceder por sus cuatro torres y cuesta 14 euros. Enfrente de la Torre, se encuentran los Jardines del Trocadero, el lugar perfecto para tener una buena foto con la Torre Eiffel.
Su altura es de 324 metros, lo que la hace visible desde prácticamente todos los lugares de París. Una vista bonita se obtiene desde las Galerías Lafayette, desde su azotea. Un dato que no muchas personas saben es que en verano la Torre Eiffel crece. Exactamente 18 centímetros por la expansión térmica del metal. Cuando el frío vuelve, se encoge de nuevo. Curioso, ¿no?
En definitiva, la Torre Eiffel ha servido de fuente de inspiración tanto para escritores, pintores y cineastas. Cuando era pequeña, recuerdo que salía en la película de los Aristogatos. Ahora, las nuevas generaciones pueden verla en Ratatouille o en La invención de Hugo. Para un público más adulto, ya la he mencionado antes, aparece en Moulin Rouge, o en El Diablo se viste de Prada. En cuanto a pintores, puede que el cuadro más famoso sea el de Van Gogh donde aparece una torre colorida, alejada de la realidad. En conclusión, la torre Eiffel ha sido objeto de odio, amor, inspiración… Es un monumento único en el mundo que te obliga a hacer una visita.
Jardín de las Tullerías
Entre la Plaza de la Concordia y el Louvre, lugares de los que ya os he hablado, se encuentran los jardines más bonitos de París. Como os he dicho, la última vez que visité París era otoño y los árboles tenían los colores tan característicos de esta estación así que todo estaba impregnado de tonos rojos, naranjas y amarillos cálidos. Me gustó mucho poder ver esta ciudad en esta faceta pues las dos veces anteriores que la había visitado era verano y la verdad, los jardines no me gustaron tanto como esta vez. Aquí os dejo las fotos que saqué mientras paseábamos y descubríamos todos los árboles formando perfectas líneas rectas y puntos de fuga.
De estos jardines, cabe destacar su noria y su inmensa fuente rodeada de sillas pegadas al suelo, donde mucha gente se sienta para leer o descansar. Además, a pesar de ser otoño la temperatura era súper agradable y podíamos pasear simplemente con un jersey fino. Pegaba el sol y se estaba genial, además de que como era muy prontito por la mañana, no estaba muy concurrido.
Este jardín también es una especie de oasis en medio de la ciudad, a pesar de estar en pleno centro, pues se respira una paz y una tranquilidad que parece mentira que las carreteras y el ruido de los coches esté tan cerca de esta. Y es aquí donde creo que está la verdadera magia de París. Es polifacética. En definitiva, me llevo un buen recuerdo del Jardín de las Tullerías.
Y estos son los lugares que quería enseñaros de París. En la próxima entrada haré una mención especial a mis cinco lugares favoritos de toda la ciudad. Muchas gracias por leerme, leo abajo en comentarios vuestras opiniones y recomendaciones, para futuras visitas a mi ciudad preferida de Europa. Nos vemos en el siguiente post con mucho más contenido. Un saludo.
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Comentarios (3 comentarios)
Fátima chamadoira hace 5 años
Pues sí que es curioso eso de que la torre se encoge y se expande...nunca me lo había planteado. La Places des Vosges me ha parecido una preciosidad, también por menos conocida.
José Ramón Iraola hace 5 años
Realmente París es intenso. Preciosa la referencia al Moulin Rouge y su relación estrecha con el cine. Enhorabuena. Yo nací en una ciudad con puentes sobre el río, de inspiración francesa. Pero París es París.
Lucía Otero Medraño hace 5 años
Mi favorito también es el puente Alexandre III. Precioso.