No me puedo relajar, mi Erasmus se acaba

No me puedo relajar, mi Erasmus se acaba. Este ha sido mi lema en los últimos días. El final se acerca. Todos lo sabemos. De vez en cuando, pillarás a alguien mirando a la nada, un poco melancólico y completamente perdido en sus pensamientos. Y todos sabemos que en lo que está pensando es en el final. Normalmente, alguien dice "no nos queda mucho tiempo, así que tenemos que aprovechar nuestros últimos días" o algo como "me gustaría quedarme más tiempo". Por desgracia, no todos tenemos la posibilidad de quedarnos y sabemos que no podemos cambiar la situación, sabemos que lo único que podemos hacer es sacarle el máximo partido al Erasmus. Algunos ya se han ido antes de Navidad y no van a volver. Ahora, quedamos mucho más. De hecho, nos vemos todos los días. Es mucho más fácil ahora porque la universidad casi se ha acabado. Claro que todavía tenemos que hacer todo el papeleo y burocracia, como cerrar la cuenta bancaria, terminar el contrato de alquiler o de compañía telefónica, tener los resultados de los exámenes de la universidad... Pero por lo menos por las tardes siempre quedamos. Y luego intentamos ir a ver o hacer todas las cosas que no hemos visto o no hemos hecho. Ahora muchos de nosotros tienen a gente de su país de visita, pero ese no es motivo para no vernos el mayor tiempo posible, aunque eso signifique subir al Arco del Triunfo por décima vez.

Ya estamos planeando quién va a visitar a quién, cuándo y dónde; y cuándo y a dónde nos vamos a ir de vacaciones juntos. Nos juramos y perjuramos que nuestra amistad será para siempre y que nos mantendremos en contacto. Puede que sea un poco difícil porque hay gente de Colombia, Grecia, España, México, Italia, Rumanía, Brasil y Alemania. Yo lo tendré fácil para ir a ver a mis amigos alemanes, pero aun así sé que es muy poco probable ir a verles más de una vez al año porque todos tenemos nuestros estudios, el trabajo, otros amigos, la familia, los hobbies...

Sí, estamos todos muy tristes de que se acerque el final de Erasmus, pero vamos a disfrutar de cada minuto juntos. Nuestra rutina diaria y nocturna ha cambiado un poco, creo que desde Nochevieja. Nos quedamos en la cama tirados hasta el mediodía, o a veces incluso más tarde, después vamos a hacer nuestras cosas de papeleo y a visitar la ciudad. Por la tarde, quedamos para cenar, normalmente entre las 10 y las 11, y vamos al cine o vemos una película en casa (como la de El albergue español, ¡que es perfecta! ), o bien salimos de fiesta. Normalmente vamos a casa de alguno hablando o escuchando música, o simplemente nos quedamos ahí sentados. Esto a veces lo hacemos hasta las cinco de la mañana o esperamos al primer metro. Es que no queremos separarnos, ni siquiera para dormir. Como ya no somos tantos, incluso nos quedamos a dormir todos juntos en una casa. Y no, cuatro personas en una cama no supone ningún problema, así nadie se tiene que ir y ¡problema resuelto! Incluso aun viéndonos todos los días, las pocas horas en las que no estamos juntos las pasamos mandándonos mensajes por WhastApp.

No tengo ninguna duda en decir que las amistades Erasmus son completamente distintas a las amistades normales. Esto no quiere decir que sean mejores o más importantes, porque no es verdad. Solo son mucho más intensas. Reemplazan a la familia. Ellos son nuestra familia. Cuando vas a un nuevo país donde no conoces a nadie y no tienes ni amigos ni familia, empiezas a hacer amigos mucho más fácil. A mis amigos de aquí les cuento todo. En un periodo de tiempo tan corto, llegas a conocer a las personas como a ninguna otra porque pasáis tanto tiempo juntos. Los ves todos los días, os contáis todos vuestros problemas y os ayudáis los unos a los otros. Hay algunas personas aquí a las que considero mis mejores amigos y luego me paro a pensarlo y solo les conozco de tres meses o incluso menos, a algunos les conozco de un par de semanas. Me fui de viaje con gente a la que solo conocía de un par de días y sentí que nos conocíamos desde hace años y nos lo pasamos genial.

Sí, sé que solo no los conozco desde hace mucho, pero en este corto periodo de tiempo me han demostrado que merecen todo el esfuerzo del mundo para mantener el contacto. Han estado a mi lado cuando tuve tiempos difíciles, y lo notaron cuando estaba mal, cosa que quizás otros amigos nunca hubieran visto. Y luego me ayudaron y me levantaron el ánimo. Me acompañaron a casa, siempre me preguntaban si había llegado bien, se preocupaban por mí cuando salíamos por la noche y siempre estaban prestándome atención. Yo hice lo mismo por ellos, por supuesto, cuando tuvieron problemas o necesitaron ayuda. He de admitirlo, también tuvimos algún que otro problema. Era solo de algunos con otros. Hubo gente que llegó a no hablar a otros porque se habían portado mal con ellos. Pero bueno, ¡son cosas que pasan! Como en una familia. Es totalmente normal y comprensible que a veces te pongas de los nervios, sobre todo por todo el tiempo que pasamos juntos. Tuvimos que aprender a querer a los demás y estar ahí para ellos. Sin duda, aprendimos a resolver todos nuestros problemas y siempre acabábamos bien. Solo hubo una pequeña fase de tensión y eso me demostró lo importantes que son estas personas para mí. Todos y cada uno de ellos son importantes. Con ellos he compartido mis mejores aventuras y, puede que suene un poco cliché, pero no quiero perderlos. Son demasiado importantes para mí y siempre los llevaré en el corazón.

"No me puedo relajar, mi Erasmus se acaba".

No quiero irme y no quiero separarme de mis amigos. Pero la distancia no significa que nos separemos y espero compartir muchas más aventuras con mis nuevos amigos en los próximos años. Y todavía nos queda un poco de tiempo en París, que aprovecharemos al máximo. Juntos. Somos familia Erasmus.

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