Mis sitios de relax favoritos en París

En una ciudad tan grande como la de París, a veces las cosas pueden llegar a sobrepasarte. Está hasta arriba de gente, todos se chocan contigo, el metro está a rebosar... Llega un punto en el que no puedes más y necesitas desconectar. Y para hacerlo, podrás ir a uno de los sitios que te voy a recomendar justo ahora. Hay bastantes parques bastante fáciles y rápidos de encontrar.

Desde mi piso es muy fácil llegar andando al Bosque de Boulogne, está como a una media hora. El parque está justo fuera de la periferia, ese gran círculo de calles que rodea la ciudad de París que es tan grande. Yo creo que será el parque más grande que hay en las afueras de la ciudad, aparte del Bosque de Vincennes, que está justo al otro lado de la periferia de París. En el Bosque de Boulogne, hay un pequeño lago con dos islotes en medio, allí podrás disfrutar del suave cante de los pájaros, que viene perfecto para relajarse. En los lagos suele haber muchos patos nadando, gente que sale a correr por el parque a modo de entrenamiento y un montón de personas paseando a sus perros. Todo esto es lo que hace que este lugar sea tan idílico, incluso aunque pasen un par de calles por el parque partiendo el paisaje. Una de las islas es un restaurante, allí puedes alquilar una de las barcas que tienen. Cuando necesito salir del ritmo frenético de la ciudad y relajarme al sol, esta es mi primera opción.

Otra opción es el Campo de Marte, es un parque pequeñito que hay justo en frente de la Torre Eiffel. No es que sea el sitio más tranquilo del mundo, pero desde allí hay unas vistas increíbles de la torre, que siempre hace que la atmósfera sea especial. Cuando hace buen tiempo, la gente suele venir aquí, ya sea para sentarse en los bancos que hay a los lados o directamente en la hierba. Van a comer helado, hacer pícnics, a beber alcohol o simplemente a hablar. La gente joven suele quedar aquí antes de salir por ahí. Los únicos que molestan son los turístas, que de vez en cuando te piden que te eches una foto con ellos, y los vendedores ambulantes, que van vendiendo minifiguras de la Torre Eiffel, palos selfie o alcohol. El la Plaza Trocadéro pasa lo mismo, que está justo al lado contrario. Me encanta sentarme en la fuente a contemplar la torre. Una vez me senté ahí sola y me pasé el día entero disfrutando de las vistas. Y no, no fue al comienzo del semestre de Erasmus, cuando todo era nuevo para mi. Fue al final, cuando me paraba a reflexionar sobre lo bien que me lo había pasado allí.

Al salir de la universidad, la Sorbona Nueva del distrito 13, el Jardin des Plantes queda muy cerca. Obviamente, la mejor época para ir es en verano, que es cuando todas las plantas están en flor y todos los árboles han dado fruto, pero durante el resto del año también hay una vegetación muy interesante que te servirá de distracción en medio de tanta tranquilidad. Van cambiando los parterres según la época del año para así tener flores distintas según la estación en la que estemos. Cuando llegué yo, los girasoles estaban en flor y, cuando fui en otra ocasión, me encontré con que habían plantado distintos tipos de calabaza en el jardín. Para aquellos que seáis amantes de los animales, también hay un zoo, pero para entrar hay que pagar, además también hay algún que otro museo pequeñito.

Y no muy lejos de allí, está el Jardín de Luxemburgo, es muy simple pero por dentro, en el jardín, hay edificios dignos de ver. En este encontraréis más árboles que flores y más camino que hierba, pero justo en el medio hay una gran fuente preciosa. Hay un montón de asientos a su alrededor que te invitan a que te sientes y te relajes. Cuando me siento ahí a ver pasar a la gente y a los animales, o simplemente a cerrar los ojos y simplemente disfrutar de los rayos del sol en la cara, me olvido por completo de la hora que es.

Justo frente al Louvre está el Jardín de las Tullerías, este parque también es bastante grande. Cuenta también con una gran fuente con un montón de asientos y algún que otro estanque pequeño; los construyeron con la intención de que parecieran naturales, de hecho, muchos animales viven allí, entre ellos los patos. De vez en cuando, puede que te encuentres con exposiciones de arte temporales en el parque, cuyas obras no son arte precisamente, pero bueno, puedes llamarlo como quieras. Hay muchos puestos de cafeterías y creperías que se encargan de satisfacer tus deseos y siempre están atentos para ofrecerte un sitio donde sentarte. Depende del sitio en el que estés, puedes tener vistas al Louvre o al Sena. Aquellos a los que no les terminen de convencer las obras de arte del jardón, pueden ir a la Orangerie, allí encontrarán pinturas de Monet. En este sitio, al igual que en otros, no tienes que preocuparte ni por los turistas ni por los vendedores ambulantes, tan solo relájate.

En el Palacio Real encontrarás tanto un parque pequeño y verde con una fuente como obras de arte, e incluso un parque para los más pequeños. El ambiente que se respira aquí es más típico de la realeza, pero es obvio porque, como verás, es el mismísimo patio del Palacio real y los edificios tienen ese aire noble. Personalmente, este es mi favorito. Aquí no suele haber mucha gente, no hay ni ruidos ni viento, porque los edificios actúan a modo de protección. Siempre me he preguntado cómo sería vivir en una casa así con unas vistas tan bonitas. Me encanta sentarme en uno de esos bancos que hay junto a la fuente.

Muy cerca de allí se encuentra la Bastilla, donde encontraréis la Plaza de los Vosgos, una plaza con un parque pequeño. Y una vez más, en esta plaza también hay una fuente justo en medio, rodeada de algunos árboles. Alrededor del parque hay unas casas antiguas, que aún se mantienen en pie desde antaño. De hecho, para que os hagáis una idea, el famoso escritor y poeta, Victor Hugo, vivió en estas casas. Es famoso por "Los Miserables", aunque esta obra se hizo más famosa aún cuando salió la película. Hasta se puede ir a visitar su casa, por si estáis interesados. En ella aparece representada toda su vida y su éxito como escritor. Es un lugar muy tranquilo, pero la plaza es demasiado simétrica para mi gusto. Prefiero los sitios que son más naturales.

Luego está el parque de la Ciudad Universitaria, que es más grande que los últimos que hemos visto. Es mucho más verde y tiene muchos más árboles, por lo que hay mucha más sombra, y también tiene un gran campo de césped que llama mucho, ya sea para sentarte o para jugar. Por desgracia, está prohibido hacer cualquiera de esas dos cosas en otoño por no destrozar el césped. Eso significa que cuando lleves media hora plantado en un sitio, vendrá alguien a echarte, de hecho, como nadie está de acuerdo con esa medida, han organizado varias protestas ya en el parque. También hay un estanque y, obviamente, como es una ciudad de artistas, también hay obras de arte. Aunque el tren de cercanías pase por el parque, salir a andar un rato largo tampoco cuesta tanto, además también hay dos pasos subterráneos y un puente, así que hay bastantes opciones.

Hay otros lugares que también son tranquilos y muy bonitos en París, los cementerios. Ya os hablé antes del Cementerio del Père-Lachaise. Me encantó cuando fui allí, al igual que cuando fui al de Montmatre, porque no hay gente. Estos sitios no son nada turísticos, aunque en el Cementerio del Père-Lachaise yacen Oscar Wilde, James Morrison, Molière, La Fontaine, Hahnemann y Victor Noir; y en el cementerio de Montmatre está la tumbra de Heinrich Heine. A mí me gustan mucho los cementerios porque las tumbas son muy bonitas, a veces parecen incluso palacios, de eso no hay en Alemania. La gente como mis padres, por ejemplo, dicen que es muy raro que diga que me gusta mucho ir allí y que me encantaría ir a sentarme con un libro a leer. Pero es verdad, hay un ambiente muy tranquilo y, cuando hace sol, la luz que da allí es especialmente bonita, todo parece estar muy callado y lejos.

Otro lugar que me gusta mucho es el pequeño jardín oriental que hay junto a la gran mezquita de París. Allí sirven té y dulces árabes típicos de allí, están muy dulces. Los gorriones no tienen nada de miedo, se acercan muchísimo para poder probar un poco también. El Petit Palais es un parque pequeño en el que también hay un estanque y una cafetería pequeña y muy mona. Tan solo tenéis que dar una vuelta por París y no limitaros solo a los lugares más famosos y destinos turísticos. Sal a la calle y descubre cómo es de verdad París e intenta encontrar joyas como esta. Darás con sitios más que de sobra en una escapada, son geniales para escapar y pararse a leer un libro, o tan solo para relajarse.

Todos estos sitios van geniales acompañados de los rayos del sol. Yo solo voy cuando el sol está fuera, es como si el sol literalmente me hiciera salir de casa.

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